Trabajadores del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMN) aseguraron que la corrupción impera en este organismo, en las áreas administrativas y el Órgano interno de Control (OIC). Desde mayo de 2011 presentaron una denuncia al titular del OIC, Raúl Florencio Aguilera Celaya, por las deficiencias en que incurrían los proveedores de servicios, en particular en el área de lavandería, con la complacencia de las autoridades.

Señalaron que en marzo del año pasado la empresa Mubasa Internacional ganó la licitación para dar mantenimiento preventivo y correctivo a las lavadoras del instituto, a pesar de que no cumplía con los requisitos técnicos ni de personal que garantizaran el servicio. Desde los primeros días se hicieron evidentes las fallas, pues los trabajadores del proveedor permanecían algunas horas en el área sólo para limpiar con un trapo húmedo las máquinas.

Debido a que ningún empleado de Mubasa se encontraba en el área, cuando se presentaba algún desperfecto los equipos dejaban de funcionar, por lo que la ropa se enviaba incompleta a las diferentes áreas del hospital.

Los inconformes, quienes pidieron el anonimato para evitar represalias, aseguraron que estas anomalías, entre otras más graves, ocurren en las áreas donde se contratan servicios de particulares.

Con la finalidad de ilustrar mejor el problema, documentaron ampliamente la situación en la lavandería.

Señalaron como presuntos responsables al jefe de mantenimiento, Alejandro Chirinos; al subdirector de servicios generales, Sergio Cisneros, y al director administrativo, Francisco López Bárcenas, quienes se encargan de formalizar los contratos para la prestación de los diferentes servicios que se requieren en el instituto.

También denunciaron a Aguilera Celaya, del OIC, quien aseguró haber realizado dos auditorías. Sin embargo, se escudó en la confidencialidad de los datos para no dar a conocer sus resultados a los quejosos. No hizo nada; de lo contrario, los problemas se habrían corregido.

La Jornada solicitó información al respecto a las autoridades del INCMN, por conducto de la Secretaría de Salud, pero no se obtuvo respuesta. Lo que sí ocurrió, comentaron los trabajadores, es que en días recientes los jefes empezaron a ir al área de lavandería a verificar que el actual proveedor cumpla con la calidad de las piezas para las reparaciones que realiza, las cuales durante todo 2011 no se hicieron. Aseguraron que una lavadora permaneció parada ese año por descompostura.

Entre las pruebas entregadas por los empleados está un oficio del 16 de marzo de 2011, del encargado de lavandería al entonces jefe de mantenimiento, Juan Guzmán, donde le reportó las deficiencias del servicio de Mubasa Internacional.