Sociedad y Justicia
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No abandonar a rarámuris, pide obispo de a candidatos
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de febrero de 2012, p. 42

El obispo de la diócesis de la Tarahumara, Rafael Sandoval Sandoval, escribió en un mensaje que el hambre no es la única causa que debe analizarse para poner remedio a la situación emergente que se vive en la zona. También están la deforestación, la violencia organizada, la desigualdad social.

El pueblo rarámuri ha resistido cientos de años de despojo y opresión, de mortalidad por desnutrición y enfermedades que podrían curarse fácilmente. Falso, pues, que ahora huyan de la vida por sequías y hambre.

El problema es estructural y con soluciones así, estructurales, se debe atender. No sólo está en repartir despensas, sino en realizar proyectos a largo plazo, con y desde los habitantes de la sierra, que en un futuro ayuden a que ellos mismos sean productores de su sustento. Esto, si no queremos seguir mirando año tras año la misma situación, aseguró el prelado en entrevista con este diario.

Sandoval Sandoval dijo que les consuela la reacción solidaria que a raíz de una exageración sobre el suicidio de tarahumaras por hambre se despertó, pero es necesario que caigamos en cuenta de las causas profundas de esta situación para subsanarlas.

Manifestó que en este año electoral se hace urgente que los candidatos vean a los más pobres y excluidos como prioridad. No podemos estar de espaldas al dolor de nuestros pueblos ni abusar de partidismos políticos. Las instituciones son necesarias, pero han de estar al servicio de los más vulnerables. Ante la situación emergente, la humanidad y la inclusión real en la nación han de estar sobre los intereses de partido, destacó.

El prelado expresó en su análisis que desde hace décadas el bosque de la sierra Tarahumara ha sido talado por compañías de manera tan brutal e irracional, que hoy está llegando a convertirse en un desierto rocoso.

La consecuencia es que la tierra erosionada deja de producir maíz y frijol no sólo para su venta, si no aun para el consumo mismo del tarahumara, del tepehuán, del guarojío y aun del mestizo, quienes también son habitantes de esta zona y padecen la misma situación.

Abundó que de la sierra también se han extraído enormes riquezas de oro, cobre, plata, madera, y ahora paisajes, mientras los pueblos no reciben beneficios, sino sólo algunos empleos mal pagados, limosnas miserables, una terrible destrucción social, ecológica e incluso la muerte.