Opinión
Ver día anteriorSábado 11 de febrero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Infancia y Sociedad

Certificación de Políticos

¿C

uántos menores de 18 años de edad hay en México? ¿Cuántos viven en pobreza extrema? ¿Cuántos mexican@s entre 18 y 25 años hay en el país y cuáles son sus problemas? ¿Cree usted que Felipe Calderón ha sido un buen presidente para México? Escriba una breve crítica de 10 líneas. Diga cuánto ganan por semana: un albañil, un maestro, un diputado y un senador. Mencione los últimos tres libros que ha leído. Diga quiénes son los autores de: Los de abajo, La sombra del caudillo, Los recuerdos del porvenir, Pedro Páramo y Suave Patria. Son preguntas que bien podrían hacerse a quienes aspiran a un cargo de representación popular o de nombramiento directo.

Hoy que los ciudadanos somos víctimas del acoso preelectoral que invade nuestros buzones y nuestras calles con miles de carteles con rostros que poco dicen de sus capacidades, es oportuno reflexionar sobre las posibles ventajas de contar con mecanismos formales de evaluación de postulantes.

Porque en algunos de esos rostros parecen asomar de pronto unos colmillos que evidencian el ansia por una curul desde la cual enriquecerse y acceder a prebendas que ofenden a la ciudadanía.

La certificación de aspirantes a puestos de poder público es normal en otros países. Porque en sus manos se pone el destino de una nación, mucho más que lo que se confía a un piloto aviador o al médico cirujano, profesionales que certifican sus aptitudes periódicamente.

A preguntas como las de arriba podría agregarse el examen de evaluación para los maestros, por ejemplo. Los investigadores del Instituto Nacional de Psiquiatría junto con expertos de la UNAM podrían diseñar un instrumento de certificación que nos ponga a salvo de personalidades patológicas, de ambiciosos sin escrúpulos y de individuos con un coeficiente intelectual y cultural inaceptables, como los que ya hemos padecido. Un nivel de sabiduría y de conciencia ética son requisitos para buenos gobernantes. Necesitamos menos funcionarios, pero más capaces, y proteger la democracia de los parásitos de oficio y de candidatos sin autocrítica…

Hay ejemplo en la Ley de Reforma del Congreso de 2011 (enmienda a la Constitución de España), la cual, entre otras cosas, dice: Servir en el Congreso es un honor, no una carrera. Los diputados deben cumplir sus mandatos (no más de 2 legislaturas), después irse a casa y buscar empleo… El diputado dejará de votar su propio aumento de salario… dejará su seguro actual de salud y participará del mismo sistema de salud que los demás ciudadanos (sigue)…