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Hoy se estrena en salas del país la multipremiada cinta El artista, de Michel Hazanavicius

El cine mudo lleva a la forma básica de contar una historia

Además de rendir homenaje al cine mudo de Hollywood, el realizador francés muestra el doloroso tránsito de lo silente a lo acústico, con énfasis en lo estético de la realidad y la posibilidad de jugar con códigos, señaló

Sustentan la película 10 candidaturas al próximo Óscar y otros triunfos

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La cinta, ambientada en los años 20 y 30, es protagonizada por Jean Dujardin y Bérénice Bejo, en la gráfica, en un fotograma de la película
 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de febrero de 2012, p. 8

La película muda es un cine emocional. Que no guíe por medio de un texto nos lleva de vuelta a una forma básica para narrar una historia. Estoy interesado en lo estético de la realidad, la posibilidad de jugar con códigos. Así cobró vida la idea de hacer una película de finales de los 20 y principios de los 30, en blanco y negro, dice el francés Michel Hazanavicius, realizador de The Artist, que se estrena hoy en México con 200 copias, precedida por inumerables reconocimientos y exhibiciones en los principales festivales del mundo.

La cinta, protagonizada por Jean Dujardin y Bérénice Bejo, llega a salas nacionales cobijada por las 10 nominaciones que tiene para el premio Óscar que entrega la academia estadunidense de cine, los siete Bafta de la academia británica que obtuvo la semana pasada, el reconocimiento como mejor actor de Dujardin en Cannes, Globos de Oro y la exhibición en encuentros internacionales, entre otros laureles.

Se trata de una reverencia al cine mudo de Hollywood. La música y algunos efectos sonoros ofrecen la narración, a falta de diálogos. Hazavinicius muestra lo que para muchos fue un doloroso parteaguas del cine: pasar del silente al acústico; para ello se basa en la efigie de George Valentin (Dujardin), quien se niega a la transición tecnológica. En tanto la coprotagonista, actriz a la que Valetin ayudó, ahora se erige como estrella del cine de los nuevos tiempos.

Desde hace siete u ocho años tenía esta fantasía de hacer una película muda. Probablemente porque la mayoría de los grandes directores míticos que admiro proceden de ese cine: Hitchcock, Lang, Ford, Lubitsch, Murnau, Billy Wilder (como guionista)... Pero sobre todo porque, como director te hace enfrentar tu responsabilidad. Es decir, hace que cuentes la historia de manera muy especial, considera Hazanavinicius en los comentarios de producción de su cinta.

Para lograr cada detalle del filme, el realizador galo realizó un extenuante indagación: Leí un montón de libros, biografías de actores y directores. Necesitaba llevar a cabo esta investigación para alimentar la historia, el contexto y los personajes. Están los ecos de Douglas Fairbanks, Gloria Swanson, Joan Crawford... Tenía que saber de qué estaba hablando; debía ser capaz de responder a todas las preguntas que la gente me haría durante la preparación y el rodaje.

Sobre sus protagonistas dice: “Jean es tan bueno en acercamientos, con sus expresiones faciales, como en tomas abiertas. Tiene un rostro imperecedero, una cara que fácilmente puede ser vintage.

Bérénice también tiene esa cualidad. Nos encanta la idea de que Hollywood le dará la bienvenida. Estos personajes están muy cerca de lo que en realidad son, en cualquier caso, a la idea que tengo de ellos: ¡George Valentin y Peppy Miller son en cierto sentido Jean y Bérénice a través de mis fantasías!”

Respecto de la reacción de la comunidad de Hollywood, argumenta: sentimos curiosidad. Primero, porque tienen una relación esquizofrénica con el cine francés y porque en este famoso debate que existe entre arte e industria Francia ocupa un lugar único. También, debido a que el proyecto es distinto: una película muda en blanco y negro que trata acerca de la Meca del Cine.

Para Jean Dujardin era una gran idea, pero ¿crees que encontrarás financiamiento?, cuestionó al director.

“Por suerte nuestros caminos se cruzaron con la locura y la ambición de Thomas Langmann. Acepté el papel porque me conmovió la promesa del proyecto, los destinos cruzados, la junta entre George Valentin y Peppy Miller y todo lo que se decía acerca del cine, su historia, los actores. Después de esto aparecieron todas las preguntas que puedes imaginarte. Para mí, novato en el tema, era una fuerte experiencia tener a genios como Chaplin y Keaton a mi lado… ¿Qué es el cine mudo? ¿Cómo era todo para los actores antes del cine sonoro? Quería que él me lo dijera, así que lo seguí a la cineteca y me mostró Sunrise y City Girl, de (Friedrich Wilhelm) Murnau. También fue posible asegurarme de que podíamos hacer una película de hora y media sin una sola palabra, y que lograríamos impactar y conmover.”

Bérénice Bejo comenta lo que el director le dijo al ofrecerle el papel: “Habrá una niña que aparecerá por aquí y por allá. Tiene una parte pequeña, pero creo que eres ideal para el papel. También había un perro en la historia e hice una broma al respecto: ‘¿el perro tiene una parte mayor que la mía?’ Más tarde Michel me dijo: ‘Es extraño cuando escribes, cuando creas a los personajes, la historia, ya que en algún punto se vuelve más fuerte que la mano que los escribe’”. La historia en esta película muda se ha convertido en una trama de amor entre él y su joven extra. Y así, de versión en versión, Peppy Miller poco a poco se ha vuelto más y más importante. Es conmovedor, ya que se trata de un personaje extraordinario.

La fotografía de la cinta es de Guillaume Schiffman, la banda sonora de Ludovic Bource y el diseño de vestuario de Mark Bridghes.