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Desalojado por personal de la Benito Juárez, don Pedro vive en la calle

Hace tres años Carlos Alvarado, del área de limpia, ordenó sacarlo de su casa, acusa

Pese a ganar un juicio que le restituye su terreno las autoridades no lo acatan, denuncia

Foto
El señor Pedro García, en su camioneta-bodegaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de febrero de 2012, p. 31

Lejos del confort que disfruta la mayoría de los residentes de la delegación Benito Juárez, desde hace tres años, don Pedro López García tiene como morada un cuartito de apenas dos metros cuadrados, construido con todo tipo de desechos, en un pedazo de banqueta, y una desvencijada y enmohecida camioneta Dodge es su dormitorio.

A sus 76 años de edad –de los cuales 50 los ha dedicado a la recolección de basura–, su salud se encuentra mermada: casi no oye, padece de cataratas, de la próstata y se le observa un ligero temblor de manos. Aún así se ve obligado a vivir prácticamente en la intemperie, bajo el sol, lluvia o frío, en la esquina de la calle 11 de Abril y Río Becerra, tras haber sido despojado de sus pertenencias y desalojado de su vivienda –acusa– por personal de esta delegación.

En lo que significa otro modo de subsistir, en la delegación que ostenta como lema el mejor lugar para vivir, don Pedro duerme en el asiento delantero de su camioneta, que desde que cayó en desuso, también le sirve de bodega y armario, atiborrado de costales de ropa.

Durante el día, se guarece en un cuartito hecho de cachivaches, que ha amueblado con artículos usados que le han regalado sus vecinos. Un pedazo de tela le sirve de puerta. Adentro sólo hay espacio para un refrigerador, una televisión, una silla y una parrilla eléctrica. Para moverse hay que caminar de lado.

Cuenta que hasta hace tres años se albergaba en un predio contiguo, donde vivió durante 25 años, hasta que por órdenes de Carlos Alvarado Monroy, su jefe inmediato en el área de limpia de la delegación, lo sacaron. Desde entonces me quedé en la banqueta.

Don Pedro tuvo cuatro hijos, pero ha preferido arreglárselas solo. Todos están casados, tienen sus familias y rentan cuartitos, es difícil ya la vida para ellos, para qué darles lata, y rentar, pues no me alcanza, me están pagando mil 600 a la quincena, bueno ni para el gasto.

Aun cuando se encuentra a unos pasos de un centro comercial, ubicado sobre la avenida Patriotismo, la presencia de don Pedro y su situación ha pasado desapercibida para todo tipo de autoridad y pese a las condiciones en las que vive no cuenta con la pensión de adultos mayores ni con los servicios médicos gratuitos que ofrece el gobierno de la ciudad.

Rodeada su vivienda de camionetas de la delegación, se le pregunta si no han intentado también quitarlo de la banqueta, a lo que responde: No, eso sí no, nunca. El motivo surge después en unos documentos, donde un juez le concede la razón y pide a las autoridades restituirle su predio, sin que se haya cumplido.