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El escritor José Francisco Conde Ortega presentó su reciente poemario

Fiel de amor, en busca de celebrar la vida en los términos más humanos
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El autor, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde dio a conocer su libroFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de febrero de 2012, p. 6

El reciente libro de José Francisco Conde Ortega, Fiel de amor, muestra una preocupación siempre presente para el poeta: cómo celebrar la vida en los términos más humanos, dijo el escritor Dalí Corona durante la presentación en el Palacio de Bellas Artes.

Destacó que los hallazgos poéticos de Conde Ortega en este poemario (Editorial Praxis) son para recordarnos de qué estamos hechos, revelarnos nuestra condición de hombres, pero de la manera más inteligente: apelando a nuestro instinto primigenio, el amor.

Durante la presentación hace unos días en la Sala Manuel M. Ponce, aderezada con la lectura de varios poemas por parte de José Francisco Conde Arriaga, hijo del poeta, la música del pianista y periodista Antonio Bravo, algunas palabras de Conde Ortega y la moderación de la mesa de Carlos López, Dalí Corona agregó: “Octavio Paz creía que la revelación poética no revelaba algo externo, que estaba ahí, ajeno, sino que el acto de descubrir entraña la creación de lo que va a ser descubierto: nuestro propio ser. En este sentido, los poemas que conforman Fiel de amor no descubren nada más allá de su tópico, sino que descubren el ser del poeta, lo que hace de este libro una obra necesaria.”

Y enseguida citó como ejemplo: Con todos los sentidos/ dispuesto valerosamente al beso,/ miro tus labios y me detengo.// He tomado vinos más fuertes;// pero temo morder tus labios/ porque puedo quedar ahíto.// O dejar muy poco en ellos.

Su construcción cadenciosa y potente, comentó Corona, presenta una imagen que se desdobla en sí misma, pues el beso es convertido en licor y, enseguida, en algo parecido a un fruto.

Una imagen a la tercera potencia. Dos elementos lo suficientemente cercanos como para poder enfrentarse y, al mismo tiempo, lo suficientemente alejados para producir un contraste que provoca luz. El hallazgo aquí es la utilización de elementos cotidianos que, al enfrentarlos, producen no otra cosa sino un estado emotivo distinto al que se presumía.

Corona dijo que el trabajo creativo de Conde Ortega no está fundado en la confirmación de emociones. Obtiene su valía no de explicar el mundo y los fenómenos que le ocurren, sino de invitar a crearlos, revivirlos. Y criticó: La desmesura en la ejecución de un poema ha provocado la actual crisis que vive la poesía mexicana. Llena de desencantos e infortunios, ha pasado de ser la depositaria y cuidadora de la lengua, a un vulgar producto que se ofrece en la sección de novedades. Afortunadamente, la aparición de trabajos como el que hoy celebramos, nos hace tomar renovados bríos y no desistir en la búsqueda de una expresión más alta y clara.

Poco dijo esa noche el poeta sobre su nuevo libro, pero agradeció y comentó alguna anécdota. Sin embargo, antes ha dicho que en Fiel de amor hay algunas referencias a la cantina, al arrabal. Los poemas que incluí son parte del aprendizaje vital que también se da en lugares donde el alcohol es congregatorio de la buena voluntad y del buen vivir.

En su libro apunta: Las páginas que siguen son poemas de amor. Poemas que he escrito a lo largo de años de aceptar la veleidosa fortuna en estos asuntos de la condición humana. Son textos de distintas épocas y de varios conjuntos. Y tienen, solamente, una intención: provocar en el lector algo muy parecido a la solidaridad en el momento de celebrar a una mujer.

Las distintas intervenciones, así como la música de Antonio Bravo –quien interpretó Cupido y Vals poético, de Felipe Villanueva, además de Primer amor, de Manuel M. Ponce– se intercalaron con lectura de poemas de Conde Arriaga.

Tomo tu cuerpo en la mañana/ como a la fruta más dulce de la mesa. (...)