A escasos cuatro días de que sea inaugurada la Arena Ciudad de México, en Azcapotzalco, ayer ocurrió la primera trifulca entre vecinos que se oponen a la apertura del centro de espectáculos y guardias de seguridad privada de la empresa Provitec, que custodian el lugar, propiedad de Grupo Salinas.

La protesta reunió a vecinos de pueblos, barrios y colonias de la delegación, quienes alrededor de las 8 horas colocaron carteles y mantas en la entrada, ubicada en avenida de Las Granjas, número 800, para manifestar su rechazo.

Por más de una hora permanecieron en el lugar, lo que impidió el ingreso de trabajadores y maquinaria que dan los últimos detalles para la inauguración. Pero del interior salió la orden de liberar el acceso. Cuarenta sujetos corpulentos, vestidos de negro, se abrieron paso a empujones y golpes, relataron los vecinos.

Pese a que algunos resistieron y trataron de imponerse, fueron superados en fuerza física. El jaloneo se prolongó con aquellos que defendieron sus mantas, pues también se pretendió quitarles las lonas. De inmediato los guardias de seguridad armaron una fila y de esa forma se logró el ingreso de trabajadores de la obra y los equipos mecánicos.

Negro historial

Los vecinos recordaron que el 1º de octubre de 2008 se publicó en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el acuerdo por el que se autoriza la participación de la administración pública del Distrito Federal en el sistema de actuación por cooperación Arena Ciudad de México, definido como un espacio polivalente con capacidad aproximada de entre 18 y 25 mil asistentes.

La privatización se dio, aseguraron los vecinos, sin consulta previa al pueblo originario de Azcapotzalco, sin estudio de factibilidad y sin justificar la utilidad pública de la desincorporación del dominio público, porque éstos eran terrenos del rastro de Ferrería, el más grande e importante de la ciudad.

Además señalaron que en la manifestación de impacto ambiental autorizada por la Secretaría de Medio Ambiente, a cargo de Martha Delgado, se reconoció que uno de los aspectos, desde el punto de vista urbano, que se podrían afectar es el de vialidad durante los eventos. Tan sólo para el fin de semana, cuando sea la inauguración, se tiene previsto que asistan más de 20 mil personas.

A tres años de que arrancó el proyecto no hay adecuaciones viales suficientes; tampoco una definición clara del impacto sobre nuestras comunidades, especialmente en materia de tránsito y vialidad, mucho menos la autoridad a que corresponde la verificación del cumplimiento de las normas relativas a grandes construcciones, porque todos se lavan las manos, expusieron los vecinos.

La manifestación, que pese al resultado no será la primera, pues tienen previsto hacer foros de resistencia el 25 y el 26 de febrero, fue para dar a conocer que el gran centro de espectáculos tiene efectos negativos de alto impacto en pueblos, barrios y colonias de Azcapotzalco.