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Acusa el Ejecutivo del primer ministro Nuri Maliki a la red fundamentalista Al Qaeda

Ola de atentados en la capital de Irak y en seis provincias dejan al menos 60 muertos

Se contabilizan centenares de heridos y numerosos daños materiales, especialmente de viviendas chiítas

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Temor tras el atentado con bomba en el norte de Bagdad, que provocó más de 30 muertosFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de febrero de 2012, p. 24

Bagdad, 23 de febrero. Una ola de atentados con coches bomba, ráfagas de metralla y disparos de mortero cimbraron este jueves la capital y seis provincias de Irak, en una de las jornadas más violentas desde que las tropas de combate estadunidenses abandonaron este país árabe en diciembre pasado, con saldo de por lo menos 60 muertos, 250 heridos y numerosos daños materiales, particularmente en viviendas de la mayoría chiíta.

Ninguna organización política se atribuyó las acciones, por lo que reina la incertidumbre sobre los autores y sus propósitos.

El gobierno del primer ministro Nuri Maliki dijo que los atentados llevan la firma de Al Qaeda, según señaló el Ministerio del Interior, en un comunicado en el que afirmó que la fundamentalista organización terrorista intenta transmitir el mensaje a sus partidarios de que continúa activa en suelo iraquí y que tiene la capacidad de golpear en la capital y otras ciudades.

Irak no ha dejado de registrar hechos violentos después de las batallas por el control territorial en 2004, protagonizadas por las tropas de ocupación de Estados Unidos y la resistencia iraquí, particularmente en el llamado triángulo sunita, al oeste de Bagdad.

A esos episodios le siguieron las luchas sectarias de 2006 y 2007 entre chiítas y sunitas, y después los atentados de repudio contra los invasores estadunidenses, con motivo del repliegue de las tropas de combate, a lo largo de 2011.

La serie de atentados de hoy es la más virulenta desde que el 14 de enero pasado 53 personas fallecieron durante un ataque perpetrado con explosivos contra peregrinos musulmanes de la facción religiosa chiíta en el puerto petrolero de Basora, en el sureste del país.

Los atentados de hoy se dirigieron principalmente contra comunidades chiítas, pero en varios casos, principalmente los ataques con ráfagas de fusiles y pistolas fueron contra los puestos de la policía o los agentes en movimiento.

La primera de las 10 explosiones que hubo en Bagdad ocurrió alrededor de las 8 de la mañana, una hora pico con mucho movimiento en las calles del barrio chiíta de Karrada, ubicado en el sur de la capital del país. Unas 32 personas fallecieron al estallar los vehículos y en los tiroteos que se suscitaron a lo largo del día.

A 250 kilómetros al norte de la capital, en Kirkuk, la principal ciudad de la minoría kurda, de confesión chiíta, explotó una cantidad indeterminada de coches bomba, los que hirieron a 27 personas, casi todas miembros de la policía.

Los estallidos se produjeron también en las provincias de Salahedin y Nínive, en el norte, y en Diyala y Babilonia, en el centro de la nación árabe.

A la confusión sobre los responsables de la ola de atentados se sumaron las acusaciones de parlamentarios iraquíes que representan a las comunidades chiítas de distintos puntos del país.

La fracción parlamentaria del chiíta Maliki acusó a la denominada Alianza Iraquí, en particular al vicepresidente Tarik Hashimi, de dar luz verde a los terroristas para cometer sus atentados, tras haber cuestionado la situación del país.

A su vez, la Alianza Iraquí respondió con una declaración escrita en la que sostuvo que toda la responsabilidad de la protección de los ciudadanos y el fin del derramamiento de sangre recae en el gobierno y en el responsable de las fuerzas armadas.

Las mutuas acusaciones parecen una continuación de la disputa política generada con motivo del repliegue militar de las tropas de Estados Unidos y la consecuente entrega de las instalaciones militares y el mando de operaciones a las fuerzas armadas iraquíes.

Otra especulación sobre la causa de la ola de atentados provino del presidente del Parlamento iraquí, Usama Nujaifi, quien consideró que el objetivo es propiciar el fracaso de la reunión de jefes de Estado y de gobierno de la Liga Árabe, programada para el 29 de marzo, que a petición de Maliki incluye la participación de Siria, inmersa en un creciente conflicto interno, bajo la atenta mirada de las potencias occidentales.