Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 4 de marzo de 2012 Num: 887

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Jair Cortés

Con qué cara
Yorgos Yeralis

Julio Torri: la sutil elegancia de la brevedad
Enrique Héctor González

Ladridos en la Torre
de Babel

Agustín Escobar Ledesma

Karel Svenk, esteticismo
y esperanza

Irena Chytrá

Las huellas de la memoria
Miguel Ángel Muñoz entrevista con Antoni Tàpies

París d’Antoni Tàpies
Pere Gimferrer

Egon Schiele y las expresiones del cuerpo
Anitzel Díaz

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Galería
Rodolfo Alonso

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Alonso Arreola
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Ry Cooder en el París de Shakespeare

Esta tienda de libros es, sin lugar a dudas, una de nuestras favoritas. Se halla frente a Notre Dame, justo en la Cité de Paris, en la esquina de Rue de la Bucherie y Sauton. Se llama Shakespeare and Company. Fundada por el recientemente fallecido George Whitman (nada que ver con el poeta), en ella se venden exclusivamente obras en el idioma de don William. Entrar de nuevo en su boca es uno de los placeres por los que se aguarda ansioso durante muchos meses. Golpeada por el ir y venir de los turistas que se agolpan en sus diminutos pasillos, nada disminuye el encanto y carácter que su otrora dueño le diera tras viajar por el mundo entero y llenar su vida con aventuras asombrosas.

Pues bien, bajando las crujientes escaleras mientras un joven toca con prestancia el piano en la zona dedicada a libros usados, algo llama nuestra vista. Un tomo compacto con una foto impresa a dos tonos: negro y café. Se trata de una palmera cuyo tronco atraviesa el techo de un cobertizo de madera con techo de dos aguas. El nombre de su autor es tan particular que no puede tratarse de un homónimo. Hace tiempo que no lo recordábamos. He aquí la respuesta sobre lo que estaba haciendo mientras duraba su silencio.

Se le conoce, sobre todo, por ser el “descubridor” e impulsor del Buena Vista Social Club de Cuba. Igualmente, por componer la banda sonora de la cinta Paris, Texas, entre muchas otras. Respetado como productor y conocedor de distintas ramas folk del mundo, su presencia obliga a quitarse el sombrero si se anda por los barrios latinos de California, Miami o Nueva York. Es Ry Cooder y acaba de editar un libro de relatos musicales, Los Angeles Stories, en donde presenta lo que su muy particular oreja ha captado de las calles y personajes con que convive cotidianamente.

“All in a Day Work”,  “Who do You Know that I Don’t”, “La vida es un sueño”, “Kill me, por favor”,  “End of the Line”,  “My Telephone Keeps Ringing’”,  “Gun Shop Boogie” y “Smile” son los títulos de los cuentos. Ocho historias que valen no tanto por su hechura, pero sí por la honesta y realista manifestación que ofrecen y sobre todo porque se abren a la memoria. Es el pasado el que las impulsa. Todas tienen, tras su nombre, una fecha de los cuarenta o cincuenta (no antes, no después), que establece el contexto de su desarrollo como en blanco y negro, como si se tratara de un filme de nuestra época de oro.

Tal comparación no es forzada ni gratuita. En “La vida es sueño” Cooder inicia explicando qué es un trío, cita a Los Panchos, a Ninón Sevilla, a María Félix y a Sara García; cambia de voz y nos deja frente a frente con un narrador en primera persona, un músico de la noche angelina que se ve envuelto en el asesinato de un odiado crítico de cine: “On this particular Saturday afternoon, I was in a state of intense excitement. The latest film from Mexico City featuring the Diva of Sorrow, La Reina of Shame, Marga López, was opening at the Million Dollar on Broadway.”

Disculpe el lector nuestra cita anterior. Dejarla sin traducir nos permite saborear el spanglish de un personaje que, al igual que Cooder, crea su propia escala de juicios y valores lejos de la patria verdadera. Parafraseando boleros y letras como “Sin ti”, nos perdemos en sus renglones hasta que una bella joven nos pide permiso para bajar la escalera: pardon monsieur. La seguimos por inercia y entonces otro libro recomendable en esta sección: How Music Works, de John Powell. Editado hace veinte meses, se acerca a otros que hemos mencionado aquí: This is Your Brain in Music (Daniel j. Levitin) y Musicofilia (Oliver Sacks). La diferencia, empero, es que su tono es mucho menos especializado y, además, cuenta con un disco lleno de ejemplos sonoros que ilustran sus conceptos.

Definiciones básicas, distinción de timbres y tesituras, reflexiones sobre el ruido, el ritmo, el temperamento de las escalas menores y mayores; sobre la creación de melodías, formas de escuchar la música… eso y muchas cosas se nos regalan en una obra que se describe como “la ciencia y psicología de los sonidos bellos, de Beethoven a los Beatles”. Uno de esos libros que no se quedan en la llana divulgación de conceptos para una mejor apreciación, sino que apelan a la nueva información neurocientífica y tecnológica, equilibrando el mundo de las sensaciones con el de la fisiología y la acústica.

Al dejar la tienda el viento pega fuerte. El cielo sin nubes no va con los 10 grados bajo cero que endurecen la cara, pero bueno, llevamos el corazón abrigado: a la muerte de George Whitman su hija se hace cargo de este bellísimo espacio en medio del consumo irracional de souvenirs y bufandas bordadas. Ry Cooder y John Powell, dos mastuerzos que pueden dar sentido a una tarde solitaria.