¿Con qué cara miraremos a aquellos
que extendieron la mano en el fuego,
serenos y sin embargo apasionados
en su decisión,
nosotros que nos bastaron las palabras
equilibrando el peso con el peligro,
los sentimientos cotidianos con las ideas?
¿Con qué cara, con qué ojos los veremos de nuevo?
De corazón y sonriendo tomaron
el largo camino
entre las piedras y la niebla,
con un mechón de sol en la frente rasgada,
y un nudo de veneno en la comisura de los labios.
Ni siquiera accedieron a mirar hondo en nosotros
cuánto contaba el movimiento del alma,
qué promesa se ocultaba en nuestro adiós.
En la noche pensamos, sólo eso,
la justicia amamos, sólo eso,
y dijimos la palabra es fuego, diremos la palabra,
pero ellos
el fuego mismo abrazaron sin decir palabra.
¿Con qué cara, con qué ojos los miraremos?
Véase La Jornada Semanal, núm. 740, 10/V/2009.
Versión de Francisco Torres Córdova |