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Ver día anteriorLunes 5 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Semejanza con México
L

o investigan porque concedió a la empresa de un amigo el manejo de la basura de la ciudad a cambio de recibir su gratificación. También por organizar un acto de campaña electoral cuando estaba prohibido por la ley. El mismo personaje debe comparecer ante la justicia por comprar un predio en 230 mil dólares y dos años más tarde venderlo en 7.5 millones de dólares. Lo acusan por eso de tráfico de influencias y de uso de información privilegiada. El alto valor se atribuye a que el terreno haría parte de un desarrollo urbano patrocinado por el gobierno local.

Otro funcionario está imputado por aceptar un soborno de 1.7 millones de dólares por adjudicar el servicio de recolección de basura. El favorecido es un empresario amigo suyo que nada sabe de ese servicio. A otro servidor público, esta vez mujer, lo acusan de tráfico de influencias y las que resulten por haber elaborado el plan de desarrollo urbano de la ciudad (ella era la alcaldesa de la ciudad) al gusto de una empresa constructora propiedad de un amigo y militante del partido en el gobierno.

Un gobernador tuvo que renunciar agobiado por tantas evidencias que mostraban el grado de corrupción a que había llegado. Hasta costosos trajes recibía de un empresario favorecido con contratos. Un jurado integrado mayoritariamente por militantes del partido del ex gobernador, lo declaró inocente de algunos de los cargos formulados en su contra. Pero ahora enfrenta otros más. Entre ellos, patrocinar actos electorales de su partido con dinero de empresas gubernamentales y adjudicar a empresarios amigos la construcción y funcionamiento del pabellón para la feria de turismo. No solamente cobraron más de lo que la obra valía, sino que, se sospecha, el ex gobernador recibió su gratificación.

Hay más en el escandaloso saqueo del dinero público. Esta vez de la empresa que potabilizaba el agua de la capital de la entidad. Se descubrió que con el dinero de la empresa se pagaban joyas, relojes de lujo, vacaciones de cinco estrellas y hasta noches de hotel con despampanantes traductoras de origen rumano. El desfalco asciende a 35 millones de dólares y por el escándalo ya renunciaron varios funcionarios y diputados locales.

Sumemos a la cadena de ladrones al que fue presidente del congreso estatal. Responde ante la justicia por una serie de delitos, en especial cohecho y tráfico de influencias. Recibía su comisión por facilitar trámites ante la administración estatal: desde una licencia de construcción difícil de obtener por contravenir las normatividad urbana, hasta adjudicar obra pública. Además responderá por enriquecimiento vertiginoso e ilegal.

Por delitos a plena luz del día no paran funcionarios, políticos y empresarios: como cuando Benedicto XVI visitó la ciudad de Valencia en 2006 para celebrar el encuentro mundial de las familias. Fue cubierto con dinero del erario. Repartieron contratos a diestra y siniestra, favoreciendo a amigos y quedándose los servidores públicos con parte del dinero erogado para tal visita. Uno de los robos fue a través de la radio y televisión estatal, que cobró 4.5 millones de dólares más de lo debido por montar televisores y altavoces en el recorrido del Pontífice por las calles de la ciudad citada. Hay 11 imputados. A políticos y funcionarios fue a parar también parte del dinero destinado a la cooperación internacional del gobierno provincial. Y ni qué decir de los contratos millonarios en dólares que le adjudicaron a una empresa sin ánimo de lucro de un deportista famoso convertido en duque al casarse con la hija del rey.

Lo que distingue a todos los acusados, y a otros más involucrados en la mayor empresa de corrupción de la España de nuestros días, es su militancia en el Partido Popular, hoy en el gobierno. Descubrir esa trama de corrupción en la Comunidad Valenciana fue obra del juez Baltasar Garzón, excluido por ese trabajo de la carrera judicial. Algunos de los implicados siguen como si nada, proclamando su honradez. Las actuales autoridades de Valencia, del mismo partido que los acusados, dicen que todo estuvo correcto.

Cualquier semejanza con lo que sucede en México es simple coincidencia.