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El venezolano Carlos Medina prepara con alumnos de la UdeG la exposición Esencial

Los artistas debemos soltar lo que sabemos, plantea escultor

Codo a codo con jóvenes universitarios, los convierte en sus secuaces

No tenemos que irnos de un país donde hay violencia; mejor trabajemos para que no la haya, dice a La Jornada

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Carlos Medina (al centro), durante una sesión del taller que imparte a estudiantes de la Universidad de GuadalajaraFoto Mónica Mateos
Enviada
Periódico La Jornada
Jueves 22 de marzo de 2012, p. 4

Guadalajara, Jal., 21 de marzo. A través del arte tenemos la oportunidad de pasar de lo humano a lo humanista. El día que logremos que las masas consigan eso tendremos sociedades más tolerantes, un mundo más vivible. Por eso el arte debe dejar de ser elitista, afirma el escultor venezolano Carlos Medina (Barquisimeto, 1953).

El artista se encuentra en la capital jalisciense para compartir con jóvenes estudiantes de la Universidad de Guadalajara (UdeG) sus ideas acerca del quehacer artístico pero, principalmente, para convertirlos en sus secuaces.

Juntos, maestro y alumnos elaboran desde hace 15 días las piezas de la exposición Esencial, que se inaugurará este viernes en el Museo de las Artes de la UdeG.

La muestra reúne obras de ligas mayores, dignas de estar en las mejores galerías de arte contemporáneo internacionales, considera la directora del recinto, Suny Ramírez Barajas.

Falta de educación

En entrevista con La Jornada, Carlos Medina señala que muchas de las graves crisis económicas y problemas sociales que padecen algunos países se deben a la falta de humanismo, “a una falta de educación y un exceso de egos. Por eso hay que ser más generosos, sobre todo con las generaciones que vienen detrás nuestro, porque hasta ahora los jóvenes sólo han conocido una avalancha de cosas innecesarias e inútiles.

“Por ejemplo, en todos lados existe una gran confusión: las personas están estresadas con la tecnología y pierden tiempo de estudio, de investigación, lo cual debería ser la base de su desarrollo. Hay que enseñar a bien utilizar esa Babel que es Internet, a conocer todas sus posibilidades para estar al día no sólo en cuestiones del ciberespacio, sino de las tradiciones.

En este sentido, el arte no debe ser ya elitesco. El arte es bueno o es malo, pues ya no se trata de un problema de expresión, sino de conocimiento.

Carlos Medina está en Guadalajara para compartir el espíritu de sus coterráneos, el director de orquesta Gustavo Dudamel y el maestro José Antonio Abreu, artífices del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles de Venezuela, primero en el mundo pensado para niños de bajos recursos y de esa manera apartarlos de la marginación.

Eso es lo que los artistas llamados consagrados deben hacer, continúa el escultor: enfocar el aprendizaje y sus fuerzas en cosas útiles, hacia personas que lo necesiten realmente. Ellos han enseñado a soñar a cientos de pequeños, les han abierto mundos maravillosos.

Por eso llama secuaces a los alumnos de arquitectura, diseño y escultura con quienes desarrolla el proyecto Esencial, el cual tendrá por resultado la creación de piezas minimalistas, pero con alma, superficies blancas en movimiento, explica.

Carlos Medina ha participado en las bienales de escultura que ha organizado el Museo de las Artes universitario. Tiene su taller en Caracas y además de haber sido becario del gobierno italiano, ha figurado en importantes simposios y exposiciones en Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Estados Unidos, Bélgica, Italia, Hungría y Corea del Sur, entre otros países. Es la primera vez que desarrolla fuera de Venezuela un proyecto en el que trabaja codo a codo con jóvenes.

Émulo de Abreu y Dudamel

No tenemos que irnos de un país donde hay violencia. Mejor trabajemos para que no la haya. Podríamos hacer en América Latina ciudades y barrios más vivibles con la ayuda de nuestros grandes arquitectos y urbanistas, pero también con la colaboración de los banqueros, quienes podrían donar parte del capital que les entra por el petróleo, manifiesta Carlos Medina.

“También los industriales podrían hacer tanto por sus comunidades, por las personas que trabajan para ellos, pero hay un problema de actitud.

“Un político debería hacer política para los demás, y los artistas deberían matar sus egos y dejar de querer tener reconocimientos cuando ya lo tienen.

“Los artistas debemos soltar lo que sabemos. Una obra no debe esconder sus misterios cuando éstos pueden ser capaces de abrir un amplio panorama y un abanico de posibilidades, pues muchas personas se podrían salvar con un discurso apropiado, en el momento apropiado, muchas son cabezas frescas abiertas al entendimiento.

“Por eso yo reparto a diestra y siniestra lo que sé, porque no sé nada, pero lo poco que aspiro a saber quiero repartirlo. La vida te cambia cuando tienes un interlocutor al que llegas al corazón y a la mente y viceversa, pues se trata de personas como uno mismo. Tenemos muchas cosas para ser felices, pero debemos trabajar para conservarlas y para mejorar lo que no tenemos.

“En un país como el mío, con una crisis tan fuerte, donde hay una gran división, es más fácil y mucho mejor ponernos de acuerdo en torno al gran potencial artístico que tenemos gracias a maestros como Dudamel.

Otras naciones pueden hacer lo mismo, como Brasil, y por supuesto México, a través de genios como Mathias Goeritz (1915-1990) y artistas como Vicente Rojo o Helen Escobedo (1934-2010), almas entregadas, a cambio de nada, al arte, un oficio ingrato, es cierto, pero con la enorme capacidad de transmitir cosas, concluye Carlos Medina.

La exposición Esencial, que incluye instalaciones, esculturas y dibujos, se inaugurará este viernes a las 20:30 horas en el Museo de Artes de la UdeG y terminará el 27 de mayo.