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Benedicto XVI / La Visita

Da vergüenza, es una pena, expresa el obispo de Saltillo

Calderón llega con una cola de 60 mil muertos: Raúl Vera

La Iglesia católica no anda en busca de privilegios: Lombardi

Enviados y corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 24 de marzo de 2012, p. 6

León, Gto., 23 de marzo. En espera de Benedicto XVI, antes de salir a comprar unos tenis, porque los que tenía los olvidó, Raúl Vera, obispo de Saltillo, dice que el presidente Felipe Calderón llega al encuentro con una cola de 60 mil muertos y que el mandatario debería hacer, ya que se dice católico, un examen de conciencia. Me da vergüenza que tengamos al frente de México a una persona que se confiesa públicamente católica y está aplicando una estrategia con ausencia de procuración de justicia, con el Ejército en las calles, con denuncias de violaciones a los derechos humanos, con el crecimiento terrible de la corrupción. Es una pena que tengamos ese tipo de católicos.

Raúl Vera sostiene que el pontífice está bien enterado de la situación del país y sabe que arriba a un territorio en el que prevalece la violencia. No viene a ciegas, asegura.

Coincide con el experto en asuntos eclesiásticos Fred Álvarez, quien sostiene que un sello personal de Joseph Ratzinger es que estudia perfectamente la situación del país que visita, mucho más allá de los asuntos meramente religiosos. Ah, y que escribe sus discursos.

Es difícil saber cuál es su diagnóstico, pero una pista la da en su primer discurso en tierras mexicanas, en el que expresa su solidaridad con las víctimas.

Vera, por su lado, comenta que Benedicto XVI llega a un país con un ambiente fracturado, con desorganización social, con ausencia de protección a los ciudadanos; un ambiente de empobrecimiento creciente, de abandono de la juventud. Continúa: Llega a un ambiente de violencia generalizada, porque ésta no únicamente son los muertos, sino los desaparecidos, los secuestrados y los desplazados.

Cerca del lugar donde Vera charla con los representantes de los medios de comunicación, centenares de jóvenes hacen valla y expresan su júbilo por la visita, pero detrás de ellos no hay más gente.

Foto
Ayer en la ciudad de León, GuanajuatoFoto La Jornada

Frente al hotel donde está la sala de prensa, donde pernoctan muchos jerarcas católicos, una manta resalta: Papa, reza porque se acabe la violencia y regrese la paz.

Se creará un ambiente de fiesta, expresa, pasado el mediodía, el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Víctor René Rodríguez Gómez, quien confía en que la visita contribuirá a pacificar el país.

El también obispo auxiliar de Texcoco asegura que Benedicto XVI contribuirá a la construcción de la patria que anhelamos. Además, que el principal llamado será a reforzar y redescubrir la identidad de los cristianos.

Horas más tarde, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, opina que cuando el Papa habla de libertad religiosa no se refiere a la legislación mexicana. Rechaza que la Iglesia católica ande en busca de privilegios. Se trata, dice, de que cada quien pueda expresar su fe.

La libertad religiosa y las protestas son temas que Lombardi aborda a pregunta expresa, porque al parecer el principal interés de la institución es dejar en claro que el pontífice goza de buena salud, luego de que su voz se fue apagando en la medida en que avanzó en su discurso. Catorce horas de vuelo con aire acondicionado fueron el motivo, dice. Su salud es fantástica, subraya.

El vocero papal añade que Ratzinger sostuvo un pequeño encuentro con el presidente Felipe Calderón en el aeropuerto, de aproximadamente 10 minutos, con la intención de agradecerle el recibimiento.

Por último, antes de enfatizar el significado continental de esta visita, asegura que el máximo jerarca católico tiene gran interés en que su mensaje contribuya a que se construya la paz en el país.