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Ver día anteriorLunes 26 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Andanzas

El vuelo de la mariposa

N

ada es tan efímero como la frágil belleza de una mariposa. El mágico arcoiris de su vuelo es el canto de la tierra, los bosques, el agua, una insignia de la vida en plena salud. Así, la danza como la vida de las mariposas tiene su tiempo, su esplendor y la poderosa voluntad del vuelo sorprendente. Es un arduo camino construido por miles, tal vez millones de generaciones, desde el rito misterioso de Eleusis, hasta los más refinados movimientos y secuencias de los bailes cortesanos.

Fue el desvelo de maestros y coreógrafos lo que logró determinar un código preciso para el lenguaje del cuerpo, capturando las tendencias del movimiento, sintetizándolas en una gramática clara y rigurosa para la arquitectura espacial del diseño, el ritmo y la dinámica del movimiento, capaz de transmitir la emoción, el sentimiento, el arte de la vida y su inmensa temática, abriendo así el camino hacia la danza profesional.

Sin embargo, la mayoría de los artistas, incluso los más geniales, debían trabajar y vivir supeditados al capricho de la bolsa e ideas de los poderosos, y no siempre, por cierto, con el debido respeto, remuneración y consideración, al grado de que maestros, bailarines, músicos, actores y escritores, entre otros artistas, fueron considerados durante siglos personajes de segunda y hasta de tercera clase en la jerarquía social, aunque algunos disfrutaran del banquete real.

Actualmente, en la mitología de la democracia del siglo XXI, en un país que sueña con ella –pues le urge–, y el poderoso torrente de los medios masivos, en especial la televisión, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), por medio del Canal 22 y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y algunas otras instancias apoyan este 2012 el reality show (en español vendría siendo el espectáculo de la espontaneidad, la realidad, en vivo) de danza contemporánea –por fin, ya le tocaba– con el título Opera Prima, el Colectivo, Danza Contemporánea, que, preparado cuidadosamente, se estrenará en abril.

Con esto no sólo quedan atrás prejuicios, desdenes, desaires y humillaciones sufridas por el gremio, los cuales bien se sabe, no son poco frecuentes, sencillamente por ignorancia o por escaso sentido de la cultura global en la sociedad. También es bueno que se dedique el programa a la danza contemporánea, pues a pesar de la multitud de bailarines y grupos existentes, con la mayor variedad de sistemas, apenas ahora se les dará un pequeño apoyo, teatro y funciones. Con este concurso parece reconocerse –amén de amparar completamente una nueva compañía de danza contemporánea, más becas y nuevos espacios para bailar– la importancia de esta disciplina y su profundo enraizamiento en el pueblo mexicano desde los años 30.

El hecho también reivindica su futuro, luego del descalabro sufrido por el cese de la compañía de danza contemporánea del INBA en los años 60, con el fin del presupuesto y el cese de todos sus miembros, para otorgar el presupuesto de que gozaba al ballet clásico, convertido hoy en la Compañía Nacional de Danza. Es bueno recordar, no perder el hilo de la historia y abatir los mitos sobre esta actividad.

Por todo esto, con el respeto y admiración a quien le toque, en la danza deben terminarse lo más pronto posible copias, balbuceos y cuanto truco se hace para que se crea o se parezca. La originalidad, creatividad y frescura son inminentes. Algunos coreógrafos ya lo han logrado, pero debemos remitirnos entonces a examinar el proceso de enseñanza-aprendizaje, para que que con un nuevo sistema liberador fortalezca la confianza en sí mismos de los alumnos, tenga claridad en los objetivos, desarrolle la imaginación y enlace a los egresados con las escuelas para crear una nueva educación dancística, que permita al ser humano profundizar en la verdad, el espíritu y los anhelos más preciosos.

El público mexicano cada vez exige mejor formación académica y solidez artística, así como menos clichés y ruido, y más nueces. Es una nueva etapa, una gran oportunidad para la chaviza. Los bailarines deben darse un lugar trabajando duro con claridad y certeza, y con calidad internacional en conjunción con el sistema educativo y con el apoyo del gobierno.