Mundo
Ver día anteriorMartes 27 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Denuncia el infructuoso intento de EU de despojarnos del derecho a la libertad

Raúl Castro defiende ante el Papa el derecho de Cuba a elegir su camino

A 14 años de la visita de Juan Pablo II, el bloqueo se ha endurecido, señala el presidente

Joseph Ratzinger elogia el esfuerzo de La Habana por renovar y ensanchar sus horizontes

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 27 de marzo de 2012, p. 23

La Habana, 26 de marzo. Raúl Castro defendió hoy ante el papa Benedicto XVI la opción legítima de seguir un camino propio y puso de inmediato en la agenda el bloqueo estadunidense: “La potencia más poderosa que ha conocido la historia ha intentado despojarnos, infructuosamente, del derecho a la libertad, a la paz y a la justicia.

Con virtud patriótica y principios éticos, el pueblo cubano ha hecho tenaz resistencia, sabiendo que ejercemos también un derecho legítimo cuando seguimos nuestro propio camino, defendemos nuestra cultura y la enriquecemos con el aporte de las ideas más avanzadas, agregó el presidente cubano, que así marcó el territorio del diálogo con el jefe de la Iglesia católica.

Procedente de México, Joseph Ratzinger llegó a Santiago de Cuba (oriente) esta tarde, con 35 minutos de retraso respecto del programa oficial.

Es conocida la posición del Vaticano en contra de la coerción que ejerce Estados Unidos contra Cuba, pero Castro quiso abordar la cuestión desde el primer momento. Catorce años después de la visita de Juan Pablo II, el bloqueo económico, político y mediático contra Cuba persiste, e incluso se ha endurecido en el sector financiero, señaló.

Dicho lo anterior, y en forma comparativa, el mandatario recordó que su gobierno está impulsando la reforma económica y mantiene su vigorosa política de cooperación internacional, de la cual citó que, sólo en la última década, Cuba ayudó a preparar a decenas de miles de médicos extranjeros, curó o mejoró la visión a 2.2 millones de personas de bajos ingresos y llevó las letras a 5.8 millones de analfabetos.

Ratzinger no entró al punto del bloqueo ni a la situación de Cuba, pero refrendó la idea, que ha transmitido la Iglesia, de que conoce lo que ocurre en la isla y en la emigración: Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, donde quiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados.

El viernes pasado, en referencia a la isla, el pontífice afirmó que la ideología marxista, tal como fue concebida, ya no responde a la realidad, pero no volvió hoy sobre el punto. En cambio, valoró en forma positiva la reforma que impulsa Castro, cuando expuso que el país en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes.

Castro recibió al Papa con un poco más que el protocolo habitual: una salva de cañonazos y un corto desfile de la unidad militar de ceremonias, que no suelen ofrecerse a la llegada de jefes de Estado. Benedicto XVI recorrió los ocho kilómetros entre el aeropuerto y el casco antiguo de Santiago en el papamóvil, saludando a miles de personas en el trayecto. Su llegada y la misa que ofició más tarde se transmitieron en vivo en cadena nacional de televisión.

Foto
A bordo del papamóvil Benedicto XVI recorrió ayer los ocho kilómetros entre el aeropuerto y el casco antiguo de Santiago de CubaFoto Reuters

Durante la bienvenida, tras dejar a salvo el derecho a elegir la vía nacional y extenderse en el bloqueo estadunidense, Castro tendió la mano al invitado: Podrá dirigirse a un pueblo de convicciones profundas, que le escuchará atento y respetuoso.

Ambos evocaron el alto nivel de relaciones entre el gobierno y la Iglesia católica en Cuba. En ese punto, en un giro desacostumbrado en el lenguaje oficial, el mandatario describió la reciente peregrinación nacional de 16 meses de la Virgen de la Caridad del Cobre como un acontecimiento de gran significado, que unió a nuestro pueblo, creyentes y no creyentes.

Joseph Ratzinger entendió la visita de Juan Pablo II en 1998 como una suave brisa de aire fresco, que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba y abrió una nueva etapa en la relación con las autoridades, con un espíritu de mayor colaboración y confianza.

Sin embargo, el pontífice agregó que aún quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, como la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad.

Más adelante insistió: El progreso verdadero tiene necesidad de una ética que coloque en el centro a la persona humana y tenga en cuenta sus exigencias más auténticas, de modo especial su dimensión espiritual y religiosa.

En la preparación de la visita de Benedicto XVI, en la última semana, emergió una novedad en el reconocido ambiente de diálogo entre la Iglesia y el gobierno. Cientos de jóvenes salieron a plazas y parques a difundir la visita papal con audiovisuales, cantos, bailes y oraciones. Una movilización similar podría ser habitual en otros países, pero en la isla es un notable paso en la presencia de los católicos en la calle.

También marca la antítesis simbólica con uno de los hechos más graves en el clímax de la confrontación que se produjo tras el triunfo de la revolución de 1959.

En septiembre de 1961 una procesión católica en La Habana culminó con un enfrentamiento verbal con partidarios del gobierno. Hubo disparos y un muerto, del que los dos bandos se culparon. Cesó entonces el choque directo, pero siguió la expulsión o el exilio voluntario de sacerdotes y religiosos y la Iglesia se replegó a los templos.

La peregrinación de la Virgen de la Caridad de la que habló Raúl Castro se realizó entre agosto de 2010 y diciembre de 2011 y fue la mayor movilización popular que haya realizado la Iglesia católica en 60 años. Un recorrido similar sólo había ocurrido entre 1951 y 1952 por el cincuentenario de la independencia.

Igual que entonces, esta vez la caminata incluyó desde ciudades hasta poblados rurales y caseríos, con paradas en plazas públicas, hospitales, templos y prisiones. Los mítines juveniles de los últimos días prolongaron la presencia pública de los católicos cubanos.