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La primavera estadunidense florece y por eso las autoridades quieren suprimirla, dicen

Imaginación, humor y poesía, armas de Ocupa Wall Street contra la represión

Defensa de la libre expresión y uso de los espacios públicos, objetivos del movimiento

Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de marzo de 2012, p. 29

Nueva York, 27 de marzo. Ocupa Wall Street dice que apenas está floreciendo su primavera estadunidense y que por ello la policía y las autoridades de esta ciudad buscan suprimirla limitando el acceso a espacios públicos y el derecho a la libre asamblea. Pero en días recientes la respuesta de los activistas no ha sido violencia, sino poesía, teatro, espectáculo, humor e imaginación.

Uno puede pisotear las flores, pero no se puede detener la primavera, se lee en una de las pancartas.

Desde el 17 de marzo, cuando se marcaron los seis meses de Ocupa y hubo un intento por reocupar la plaza Libertad, la policía aparentemente tiene órdenes de evitar a toda costa cualquier intento de instalar un campamento, pero también –denuncian manifestantes y documentan medios– de emplear mayor fuerza contra los manifestantes. Se han producido graves heridas de cráneo, problemas de circulación en las manos por atar las esposas demasiado ajustadas, patadas, macanazos. La idea es amedrentarnos, comentó uno de los manifestantes.

Como resultado el mensaje de Ocupa se ha enfocado cada vez más en la defensa de la libre expresión y contra la represión policiaca. Algunos dentro del movimiento expresan preocupación de que eso opaque su mensaje central. Nuestro mensaje no debería tratarse de policías, sino de la avaricia de Wall Street, dice uno de los que han estado desde el inicio de Ocupa.

Estamos obligados a luchar en dos frentes: por un lado defender el derecho de reunión, y por el otro mantener nuestra resistencia a la avaricia de Wall Street, afirmó Bill Dobbs, un vocero de Ocupa, a La Jornada.

En los últimos días Ocupa se ha concentrado en el parque de Union Square como nuevo epicentro de sus acciones públicas (aunque aún hay actividades en su cuna, la plaza Libertad), donde hay una nueva coreografía: cada noche, justo a las 24 horas, cientos de policías expulsan a todos del centro del parque y colocan barreras de metal en todos los accesos con filas de policías detrás. Los que no obedecen son arrestados.

Ante la creciente represión, Ocupa ha respondido con nuevas tácticas. Hace un par de noches, 10 minutos antes de la medianoche, cuando la policía clausura el parque, activistas de Ocupa decidieron instalar sus propias barreras en el mismo lugar donde las autoridades colocan sus barreras metálicas. A lo largo de un lado del parque instalaron una barrera de cartón a la cual llamaron las barricadas del pueblo y anunciaron que intentarían mantener a la policía dentro del parque para que así la ciudad de Nueva York estuviera más segura. Cuando la policía instaló sus barreras y los uniformados se colocaron dentro del parque para defender la línea, los manifestantes clamaron victoria: logramos que la policía no saliera del parque.

Desde entonces, esta maniobra se emplea todas las noches.

También se estrenó lo que llaman burlesque de la barricada, donde payasos, performance y hasta concursos de rap se ofrecen frente a las barreras policiacas. El concurso se realizó por primera vez hace un par de noches y la idea es que un manifestante selecciona a un policía, se coloca de frente y le suelta un rap compuesto en su honor. El policía, según las reglas de Ocupa, cuenta con 10 segundos para responder en rap. La primera ronda fue ganada siete a cero por Ocupa.

Brotan diálogos espontáneos con los policías. Algunos les preguntan qué les parecen las acciones de algunos de sus jefes, otros les recuerdan que son parte del 99 por ciento, otros se atreven a más. Daniel, quien ha sido arrestado dos veces durante los últimos días, se acerca a unos 10 policías y lanza un monólogo simple. ¿Ustedes estaban aquí anoche? Yo también. Me acababa de acostar y ustedes me arrestaron, no tengo ni idea por qué, y añade que si no se preguntan qué están haciendo, qué les pasa cuando se ponían ese uniforme para golpear y deshumanizar a la gente. “Yo por lo menos tengo un poquito de dignidad, pero ¿ustedes?, así sólo se comportan los zombis, los robots”.

Dice a los uniformados que son unos sinvergüenzas, que son chingaderas y “sé que si esto fuera otro país, ustedes ya me hubieran matado… Aquí aún hay un poco de protección, pero quién sabe hasta cuándo. Sé que nos seguirán golpeando, pero creo que un día nos vamos a cansar y vamos a responder, y ojalá el público también esté tan harto que se sumará a nosotros”, y les advierte que ese día llegará más pronto si continúa la represión.

Un joven turco observa todo esto y asustado pregunta: ¿eso es legal aquí, hablarle así a la policía? Sí, le explican, siempre y cuando no haya ningún contacto físico, porque entonces te pueden arrestar. Pues en mi país esto no se permitiría.

En los últimos días, la escena en Union Square oscila entre festiva y tensa, por la omnipresencia masiva de la policía. Pasan unas tiendas de campaña simbólicas portátiles, cargadas como pancartas sobre un palo, en las que se lee no pueden desalojar una idea cuyo tiempo ha llegado. Una mujer disfrazada con un disfraz de policía sexy se pasea frente a la policía, pidiendo que recuerden sus juramentos de respetar la ley y proteger los derechos de la ciudadanía. Por supuesto están los siempre presentes tambores de un lado, mientras alguien canta con guitarras y un acordeón por otro.

La policía interviene cuando algunos se ponen a bailar en la banqueta al lado del parque después de ser expulsados, y les ordena mudarse. Al parecer la música puede ser muy peligrosa. “No eres nada más que un policía malo, ocupando todo el tiempo… tú no eres amigo mío”, cantan, con los famosos versos de la canción de Elvis Presley Hound Dog.

Uno, somos el pueblo; dos, estamos unidos; tres, esta ocupación no se va, corean.