Opinión
Ver día anteriorViernes 30 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ruta Sonora

Post Vive Latino

Post Arctic Monkeys

H

acer crónica musical no implica criticar por criticar o destrozar todo para legitimar pureza. Si bien hay que señalar con argumentos los errores, es preciso reconocer los aciertos. Ambas acciones edifican una mejor escena. Nuestra incipiente industria es una gran comunidad, y lo que daña a uno, daña a todos. Lo que es bueno, suma y enriquece. Así, es preciso valorar eso en lo que se ha convertido el Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino (su 13 edición, del 23 al 25 de marzo pasados). Comenzó como una idea del consorcio Ocesa, muchas veces errático y abusivo, pero la audiencia se ha ido apropiando del mismo. Asistentes y observadores lo hemos ido construyendo a punta de exigir lo que esperamos de él. Lo hemos dotado de espíritu, melodías, baile, entusiasmo. Lo hemos convertido en una saludable cita anual de encuentro y convivencia multitudinaria. Y cuando ha habido fallas, de alguna forma la empresa ha escuchado. No del todo, no siempre, pero es notoria su voluntad de evolución.

Para algunos, la ampliación a tres días da pie a meter bandas de relleno; para quien escribe es bueno, pues habla de gran cantidad de talento en nuestros países de habla castellana. Su magnitud lo ha convertido en referente que exhibe cómo cada vez hay menos diferencia entre bandas sajonas e hispanoparlantes.

Recientemente, el Vive Latino se ha aproximado a lo que tiene eco entre el público a escala menos masiva, a diferencia de otros años que armaba carteles alejados de las preferencias de los jóvenes, quienes gracias a Internet (blogs, redes sociales, páginas web) conocen de antemano el trabajo de muchos músicos sin necesidad de medios comerciales.

El festival se ha tornado en escaparate en el que la energía es puesta por la chamaquiza desmadrosa, que igualmente se ha vuelto más respetuosa y tolerante: cada vez es más raro que se abuchee o agreda a las bandas, que haya riñas considerables o destrozos. Al contrario, aunque muchas bandas no sean conocidas, hay interés en la gente por escuchar, conocer, dejarse sorprender o incluso decepcionarse.

Punto a favor ha sido la Carpa Intolerante, que da cabida a proyectos de calidad inusuales, de donde han despuntado artistas que luego saltan a escenarios mayores y al gusto general, ya no sólo dentro del festival. Desgraciadamente, el equipo de audio de ese escenario fue el que más falló.

Acierto de la edición 2012 fue la redistribución del espacio para caminar y no ser aplastado; las áreas de sombra y para comer resultaron cómodas; la gira Ambulante le sigue dando un plus; el audio mejoró en general, salvo en la carpa citada. La inclusión de artistas sajones se agradece, pero quizá debieran ser menos, por privilegiar a los hispanoparlantes. Punto en contra, de nuevo: los altísimos precios en alimentos y cervezas; el agua debería ser gratuita o de más bajo costo. Craso error, la inclusión de anuncios del gobierno federal en pantallas (rechiflas inevitables). Estorbo: las marcas; los patrocinios ayudan al costeo, pero debían inventar estrategias que no conviertan al festival en un atasque de productos que ensucian su ánimo artístico y de comunidad. Bandas destacadas y algunas fotos: patipenaloza.blogspot.com

Sonido desordenado

Estrepitoso, voraz y urgente, el potente cuarteto inglés Arctic Monkeys, con Alex Turner al frente, ofreció la noche del miércoles en el Palacio de los Deportes un concierto sudoroso, festivo, al fragor de las trepidantes baterías que conforman su sello, al dar prioridad a temas de sus dos primeros discos Whatever people say I am, that’s what I’m not (2006) Favourite Worst Nightmare (2007), más ruidosos que su fino, melódico e incomprendido Humbug (2009), del que sólo tocaron dos. También dieron espacio a canciones de su reciente Suck it and see (2011), menos celebrado. A diferencia de su primera visita, en el estacionamiento del estadio Azteca en 2010, donde todo fue caos, ahora la puntualidad fue verdaderamente inglesa, aunque se trató de un concierto meteórico, de hora y media. Con su actual look cincuentero y copetón, los monos del ártico ejecutaron su particular forma de entender el punk, en el sentido de la inmediatez y el desenfreno (no tanto en la emulación de los acordes y la distorsión de antaño), con toques de humor negro y poética hiperrealista. Muy de su generación, su sonido desordenado, con prisa y ganas de estallar, entabló gran comunión con un adolescente público chilango, que al frente ejecutaba una marea tectónica de euforia, entre lluvia constante de cerveza y slam demuele-huesos. Con un show opuesto al intimismo y emotividad del repertorio pasado, la banda prometió: ¡Nos vemos en la próxima, ciudad de México! Setlist: http://bit.ly/GYsLkZ. Gran video de antier en el Palacio, que muestra al grupo del camerino al escenario, tras volver del encore y cantar el estreno: R U Mine? : http://bit.ly/H2IkHt

twitter.com/patipenaloza