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La Autoridad de Fertilización Humana y Embriología impulsa oferta ante creciente demanda

Nuevas normas en GB permiten mejor pago a donadores de gametos

También intentan hacer más transparente el origen biológico de miles de niños, cuando lleguen a los 18 años de edad y sólo si los padres de crianza se lo revelan, según reformas recientes

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Los varones podrán cobrar 56 dólares por cada visita para donar esperma y las mujeres recibirán mil 200 dólares por sus óvulos. La imagen, en una sala de una feria de videojuegos realizada en Tokio, JapónFoto Reuters
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de abril de 2012, p. 2

Londres. El don de la vida no es inmune a los incentivos pecuniarios. Las organizaciones filantrópicas que trabajan con donantes de óvulos y esperma reportan un auge de solicitudes de voluntarios potenciales, ante nuevas normas que permiten a las clínicas de fertilidad hacer pagos más generosos.

A partir del mes pasado, en Gran Bretaña los varones podrán cobrar 35 libras esterlinas (56 dólares) por cada visita para donar esperma, contra 15 anteriormente, y las mujeres recibirán 750 libras (mil 200 dólares) por sus óvulos, tres veces más que la retribución previa de 250 libras.

Las nuevas tarifas, acordadas por la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología (HFEA, por sus siglas en inglés) luego de una consulta celebrada el año pasado, buscan impulsar el número de donadores para atender la creciente demanda. Pero también han enfocado la atención en la cuestión de la transparencia, luego de décadas en que el origen biológico de decenas de miles de niños se ha mantenido en secreto.

El anonimato del donador se eliminó en Gran Bretaña en 2005, y los niños nacidos de esa fecha en adelante a partir de gametos (esperma u óvulos) donados tendrán derecho a saber la identidad de su padre biológico cuando lleguen a los 18 años de edad.

Sin embargo, sólo podrán hacerlo si los padres de crianza les revelan su origen. Una encuesta realizada antes de esta reforma legal encontró que 28 por ciento de hijos concebidos con esperma de donantes y 40 por ciento de los procedentes de óvulos donados se enteraron de esa circunstancia cuando tenían unos siete años de edad.

Investigación sobre bioética

Un sondeo del Consejo Nuffield de Bioética examinará por qué los padres eligen no decirles a sus hijos y si la importancia de esa información, por razones tanto médicas como sicológicas, hace necesario involucrar a médicos y trabajadores sociales.

Cada año nacen en Gran Bretaña entre mil 500 y dos mil niños de gametos donados. En las décadas de 1970 y 1980 los médicos decían a las parejas que no había necesidad de revelarlo. Hoy día se aconseja la apertura, pero no es obligatoria.

El devastador impacto de guardar el secreto es ilustrado por el caso de Rachel Pepa, enfermera en Leicester, de 29 años, que fue concebida por donador y vive con su pareja, Will, y su hijo de tres años, Gabriel. Su padre de crianza sufrió falla de riñón cuando ella tenía 20 años y está en diálisis desde entonces. Es un padecimiento hereditario y los médicos dijeron a Rachel que ella tenía 50 por ciento de riesgo de desarrollarlo también, por lo que debería someterse a examen.

“Mis padres me decían una y otra vez que no tenía por qué preocuparme. Se me hacía extraño y le pregunté a mi mamá: ‘¿él no es mi papá?’ Pero ella sólo dijo: ‘no seas tonta’.”

Cuando Rachel se embarazó, a los 25 años, descubrió que su grupo sanguíneo era O, y sabía que no era compatible con el de su padre, que es AB.

Sentí naúseas. Mi primer pensamiento fue: ¿acaso mi madre tuvo una aventura?, ¿se habrá enterado mi padre?

Resultó que los médicos de la clínica privada de Londres donde sus padres recibieron tratamiento, a principios de la década de 1980, les dijeron que no era necesario decir la verdad.

Cuando el padre enfermó, la madre quería decirle a Rachel, pero él se negó, lo cual desató una trifulca terrible. Pese a sus reservas, la madre guardó el secreto.

Rachel dice ahora: Absoluta y categóricamente creo que debieron decirme cuando era niña, tan pronto como tuviera edad suficiente para procesar la información. Es un dato fundamental sobre uno mismo, saber quiénes son sus padres. A veces me enfurece cuando lo pienso.

Marilyn Crawshaw, consejera nacional de UK Donor Link –un registro voluntario creado para ayudar a los donadores, al concebido y a sus medios hermanos a estar en contacto–, señala que el efecto sobre las familias cuando los niños descubren la verdad por accidente, como resultado de una prueba o cuando uno de sus padres muere, llega a ser grave.

Existen aspectos importantes en torno al tratamiento médico. Hemos tenido casos muy tristes de personas que optan por no tener hijos porque creen haber heredado una enfermedad genética, como el mal de Huntington, y luego descubren que sus padres biológicos no son quienes ellas creían.

A menudo la comunicación sobre asuntos médicos entre los donadores y sus descendientes es deficiente. Conozco casos en los que un donador ha desarrollado una condición genética y reveló los detalles a la autoridad. Y hay otros en los que un hijo ha desarrollado una condición hereditaria y los padres no han considerado informar los detalles para que el donador pueda enterarse, comenta.

Sin embargo, el secreto típico en el pasado tiende a desaparecer, pero muchos padres necesitan ayuda para revelar la verdad.

Es mejor comenzar a practicar antes de que el niño aprenda a hablar, para poder idear una forma de decirlo, comenzando por un pedazo de la historia hasta completarla. Es riesgoso dejarlo para después, porque la verdad podría aflorar por accidente, en una discusión familiar o luego de la pérdida de un ser querido, y entonces la secuela es difícil para todos.

La doctora Rhona Knight, presidenta del Consejo Nuffield, señaló: Nos interesa descubrir por qué, y conocer opiniones sobre las responsabilidades de las familias con respecto a revelar este secreto, así como el tipo de apoyo que pudieran necesitar.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya