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Ver día anteriorDomingo 15 de abril de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México y Francia: respeto
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ctualmente, Michel Vauzelles, ex ministro francés, se encuentra en México para entrevistarse con los responsables del G-20, cuya reunión tendrá lugar en este país en junio. En el caso probable de que Hollande, socialista, sea elegido presidente de Francia el 6 de mayo, Vauzelles, su representante, desea reparar el clima degradado y preparar el contacto cordial con las autoridades mexicanas. Nada más normal. Sin embargo, como algunos defensores de Florence Cassez creen que deben protestar contra esta visita, parece hoy necesario publicar la Carta abierta al futuro presidente de Francia, redactada por Jacques Bellefroid y firmada por innumerables y apasionados ciudadanos franceses:

“El año 2011 habrá sido el de un verdadero desastre para las relaciones entre Francia y México. El año debía ser consagrado a la celebración de la amistad de ambos países, a su profundo y antiguo intercambio en todos los terrenos, tanto culturales como económicos, debía establecer, más allá del océano Atlántico y los miles de kilómetros de separación, las arcas de un puente ideal y tanto más magnífico que no era de hierro y cemento, sino de espíritu, razón, reconocimiento y sensibilidad, así pues, una arquitectura superior a la de simples materias, adecuada a estrechar los lazos fecundos de una armonía y un amor recíproco, única promesa de un porvenir fructífero para los ciudadanos originarios de estas naciones, perspectiva de una relación enriquecedora para unos y otros.

“En lugar de esto, advino una catástrofe. No una catástrofe natural frente a la cual los pueblos pueden unir sus fuerzas en muestra de solidaridad, no, una catástrofe bajamente polítitica, si no de politicallería. Todo lo previsto, manifestaciones, intercambios, exposiciones, encuentros, fue anulado. Y, ¿por qué? Porque el presidente francés en ejercicio decidió enseñar a esos ignorantes de la República mexicana la manera cómo debía tratarse un crimen de derecho común. Tenía, este presidente, ‘lecciones’ que dar en este terreno. Habría de qué reír, si no hubiese más de qué llorar.

“Pedimos al futuro presidente de la República francesa hacer todo lo necesario para reparar los daños. Francia, bajo la autoridad de Napoleón III, envió un ejército a México y fomentó una expedición militar para aplastar la voluntad del pueblo mexicano. Víctor Hugo gritó, de inmediato, su indignación, salvando así el honor de su propio país. La expedición mexicana de Napoléon le-petit (Napoleón El Pequeño, lo llamó Hugo) fue derrotada, y el desdichado Maximilano, quien se creyó emperador, tuvo derecho al honor de ser fusilado en tierra mexicana.

Hoy, la Historia nos impone restablecer los lazos entre nuestros dos países. O bien, olvidamos, ignoramos, despreciamos y ultrajamos el excepcional tesoro vivo y compartible de una tierra a otra, o bien, debemos mantener el intercambio de lo mejor de cada uno. Gracias por tener esto en cuenta y actuar en consecuencia.

Una elección presidencial es un momento decisivo para la política y el futuro de un país. La decisión concierne la vida de los ciudadanos, su poder de compra, la tasa de desempleo, el precio de la gasolina, el número de víctimas de robos. Concierne también el destino internacional de un país. Su papel, su imagen, su responsabilidad en el mundo. Charles de Gaulle, al dirigirse a los mexicanos, dijo la mano en la mano. Mitterrand, en Cancún, habló de un mundo que deseaba hacer conducir en el buen sentido. ¿Qué pasa con la relación de Francia y México en los años recientes?

Un sentido absurdo como el que condujo a la expedición de Maximiliano. Una grotesca, mortal, expedición. Víctor Hugo tuvo razón. Nicolas Sarkozy, ¿conoce acaso algún libro de Hugo? Él, quien desconoce una de las obras fundamentales de la literatura francesa, La Princesse de Clèves, cuya lectura, dijo, le parece inútil para una empleada de correos. Debe suponer, al oír el nombre de Hugo, que se trata de una estación del Metro de París.