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Sarkozy equipara migración e inseguridad, dice profesor de la Universidad de París XI

La extrema derecha avanza en Europa pero en Francia se impulsa desde el Estado: académico

El escudo fiscal para los más ricos, sin duda la característica de la presidencia actual, señala

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de abril de 2012, p. 31

Bordeaux, 17 de abril. Jean-Pierre Dubois, profesor de derecho público en la Universidad de París XI, fue presidente de la Liga Francesa de Derechos Humanos (LDH) de 2005 a 2011. Es también, desde 2001, secretario general adjunto de la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH).

–¿Qué nos puede decir del estado de Francia al finalizar el quinquenio de Nicolas Sarkozy?

–En materia de seguridad, hemos tenido 75 reformas al código penal y una avalancha de leyes. Hace un año los diputados de la mayoría oficialista tuvieron que recordarle al presidente que la ley que quería presentar ya había sido votada ¡seis meses antes! En realidad, no se trata de resolver la inseguridad en el país, sino de responder a un sentimiento de miedo, explotarlo e incluso, hacerlo crecer.

“Existe también una xenofobia de Estado con una acumulación de leyes en contra de los indocumentados, pero también de los extranjeros en situación legal. En el seudo debate sobre la identidad nacional se manejó la idea de que la inmigración amenaza la identidad francesa, temáticas propias del Frente Nacional. Después hubo el debate espantoso sobre el islam… Ahora, Sarkozy quiere volver a poner fronteras dentro de la Unión Europea para los rumanos y los búlgaros.

“Ese endurecimiento responde a una situación de crisis social y la historia nos ha enseñado que, cuando hay una crisis grave, siempre es más fácil acusar al otro que resolver los problemas sociales.

“La extrema derecha progresa en Europa pero, en Francia, además, se alientan discursos espantosos desde el más alto nivel del Estado. El presidente nos dice que migración e inseguridad es lo mismo. Incluso, después de los acontecimientos de Toulouse y Montauban, habló de ‘franceses de apariencia musulmana’. Se me heló la sangre porque me acordé de cuando se hablaba de los franceses de apariencia judía… Estamos en una deriva extremadamente peligrosa que no logran controlar”.

–¿Cuál es la medida que caracteriza el quinquenio?

–Sin duda, el escudo fiscal para los más ricos. No es una medida anecdótica sino una política cínica que muestra una colusión muy estructurada entre la cúpula política y los empresarios franceses más ricos. Los mejores amigos de Sarkozy son Lagardére, Bouygues, Bolloré… Uno es padrino de su hija, el otro testigo de su matrimonio, el tercero le dice mi hermano. Recordemos también al tesorero de la UMP, ministro de Finanzas, estrechamente vinculado a la mujer más rica de Francia. Mientras tanto, se han incrementado las desigualdades y la escala de los salarios e ingresos va de uno a 400, cuando antes era de uno a 40.

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Jean-Pierre Dubois, profesor de derecho público y secretario general adjunto de la Federación Internacional de los Derechos HumanosFoto Françoise Escarpit

–Si el 6 de mayo hay un nuevo presidente ¿será posible regresar a otra política?

–Se podrá empezar a decirle la verdad a la gente y no contar cualquier cosa sobre su supuesta inseguridad, engordando a los empresarios sin escrúpulos que fabrican las cámaras de vigilancia. Se podrán llevar a cabo otras políticas sociales y fiscales. La injusticia ha llegado a tal nivel que no será muy difícil hacer que las retenciones fiscales no golpeen tanto a los más pobres.

“En cuanto a la xenofobia, a la discriminación también se podrá cambiar el rumbo. Pero no se regresará al pasado. Las economías están abiertas al mundo. Habrá que buscar nuevas maneras de garantizar la protección social y el empleo.

“Es una cuestión que se planteará a toda Europa. La UE es la única que practica el juego del libre comercio total. Ninguna de las grandes potencias abre su mercado con tanta ingenuidad. Habrá que pensar en condiciones de intercambio que integren los derechos sociales y ecológicos para no alentar a las empresas a buscar siempre el lugar donde explotar mejor a los trabajadores. Habrá que preguntarse cómo promover los derechos sociales, la igualdad, las libertades públicas en un mundo nuevo.

“La crisis social está apenas en sus inicios. Alemania me parece estar en la víspera de un derrumbe social. La cuestión es saber si vamos a seguir por las vías dictadas por los detentores de capitales mundializados que especulan en los mercados financieros y quieren un rendimiento de 15 por ciento al año. O si buscamos otra vía, inventando nuevos modos de producción más respetuosos del ambiente y otra repartición de la riqueza. Si no hay cambios, me temo que vayamos hacia disturbios y violencias sociales muy fuertes.

“La cuestión clave es cómo reaccionar a esa especie de neutralización de la política. Los españoles cambiaron de gobierno, y los griegos, y los portugueses, y los irlandeses. Pero ningún país ha cambiado de política. Será que votar ya no sirve para nada, que los políticos son impotentes. Es dramático para la democracia.

Espero que los electores se den cuenta que no hay alternativa a la violencia, aparte de la movilización de los ciudadanos.