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Coautor de la guerra sucia

Asesoraba al gobierno en represión y contrainsurgencia, señala

El militar tuvo gran responsabilidad de la violencia en este sexenio: ONG
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de abril de 2012, p. 3

El general Mario Arturo Acosta Chaparro –asesinado el pasado viernes– no sólo participó en la guerra sucia en los años 60 y 70, sino que al término de su carrera militar, ya retirado, también se dedicó a asesorar entidades de gobierno en métodos represivos y contrainsurgentes, afirmó Julio Mata, coordinador de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México.

Este hombre tiene una gran responsabilidad en cuanto a las violaciones de derechos humanos que han ocurrido en este sexenio. Se sabe que todavía asesoraba al Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional), y estaba al frente de varios cuerpos policiacos. Es de notar que toda esta ola de violencia institucionalizada que vivimos hoy es producto de sus conocimientos, indicó en entrevista.

Aunque en algunos casos es el propio Ejército el encargado de reprimir a la población con las tácticas aplicadas y enseñadas por Acosta Chaparro, en muchas ocasiones son los grupos paramilitares los que se encargan de hacer la tarea sucia del Estado. Ellos han sido asesorados y entrenados por esta gente, que estudió en la Escuela de las Américas.

Buena parte del actual clima de violencia, recalcó, se debe a que las fuerzas de seguridad todavía utilizan las mismas estrategias de represión de la guerra sucia, pero no sólo contra luchadores sociales, sino contra la población en general.

Están aplicando una guerra de baja intensidad para que la gente se aterrorice, no salga a la calle a manifestarse, y les permitan hacer todo, alertó.

Además del papel de Acosta Chaparro como asesor del gobierno en tácticas represivas, varios activistas subrayaron que el ex militar se convirtió durante su retiro en una inmejorable fuente de información sobre las ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas que cometió el Estado en los años 60, 70 y 80, pero nunca fue citado a declarar al respecto.

“Hubiésemos querido que fuera juzgado, pero a final de cuentas murió impune, cuando él estuvo relacionado con los ‘vuelos de la muerte’. Junto con (Francisco) Quirós Hermosillo, barrió el estado de Guerrero. Ellos eran la memoria viviente sobre todos esos operativos, pero el que a hierro mata a hierro muere”, afirmó Blanca Hernández, presidenta de la Fundación Diego Lucero.

Manuel Olivares, de la Red Guerrerense de Organismos Civiles de Derechos Humanos, recordó que a Acosta se le atribuye ser autor del homicidio de más de 250 personas; por eso es una pena que muriera en circunstancias tan poco claras, y se haya llevado a la tumba la información sobre todos esos crímenes de lesa humanidad.