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El autor sirio participa en el primer Festival Internacional de Poesía y Prosa

La revolución real en el mundo árabe es la de los jóvenes: Adonis

El sentimiento de quien crea no debe ser de grandeza, sino de búsqueda, afirma; es asediado como estrella de rock

El amor, como la poesía, no es una idea, es la vida, es una experiencia

Foto
Adonis, ayer, durante la entrevista con La JornadaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Jueves 26 de abril de 2012, p. 4

En el mundo árabe la revolución real es la de los jóvenes, dice en entrevista el poeta sirio Adonis, quien se encuentra en México para participar en el primer Festival Internacional de Poesía y Prosa.

Rodeado de fotógrafos en el hotel donde se hospeda, parece una estrella de rock o de cine. Camina hacia un lado, posa ante una pared llena de máscaras o en la recepción. Lleva toda la mañana en entrevistas y haciendo lo que los fotógrafos le piden.

Sin embargo, para él el sentimiento de quien crea no debe ser de grandeza, sino de búsqueda. Debe ser modesto. Yo soy antiestrella, dice poco después en entrevista con La Jornada, diario del que fue colaborador uno de sus grandes amigos, Edward Said.

Nació en Siria en 1930 con el nombre de Alí Ahmed Said Esber. Hoy es uno de los poetas más reconocidos del mundo árabe, pero cuenta la leyenda que en sus inicios las editoriales no aceptaban sus obras, así que decidió mudar de piel a Adonis. Ese es el único nombre que aparece en su tarjeta de presentación, junto con la dirección y un teléfono en Francia, donde radica.

Adonis es candidato frecuente al Premio Nobel de Literatura y recientemente fue galardonado con el Premio Goethe. Su obra abarca poesía, traducción, ensayo, edición y periodismo. Camina contra la violencia y cree en la democracia y en la revolución real, la que encabezan los jóvenes hombres y mujeres en el mundo árabe, que comenzó en Egipto hasta llegar a Siria.

“He escrito mucho sobre eso. Creo que la revolución de la primavera árabe fue creada por los jóvenes, tanto hombres como mujeres jóvenes. Se ha creado de manera espontánea, sin ideología, y sobre todo sin la imitación de Occidente, así que ha sido algo extraordinario.

“Pero hay otro aspecto que desafortunadamente está ligado al imperialismo estadunidense –y occidental en general–, vinculado a fuerzas oscurantistas y fundamentalistas dentro de la sociedad. Este aspecto es el que he criticado, pero desafortunadamente parece ser la tendencia que va a ganar.

Nuestro futuro está ligado a una revolución real: la de los jóvenes. Estamos en riesgo de perderla. Esperemos que los jóvenes puedan lograrla.

–¿Puede haber un punto medio?

–Desafortunadamente no se puede defender al régimen, éste debe terminar, pero no hay una fuerza progresista que lo pueda remplazar. La falta de esa fuerza progresista abre una perspectiva que no es buena. La posibilidad de que los religiosos, los imperialistas, de las fuerzas de regresión, es lo que está en el horizonte. Eso es lo que pasa en el mundo árabe. Por eso hay que esperar que los jóvenes ganen.

Y en este contexto general de conflicto, no sólo en los países árabes sino en el mundo, el papel de la poesía debe ser siempre artístico. No puede ser directamente social o político. El papel de la poesía radica entre la palabra y la palabra, la palabra y la cosa, y la palabra y el lector. A partir de eso, la poesía puede crear una nueva imagen del mundo y ese es su papel: crear la nueva imagen que uno imagina de nuestra vida y de nuestro mundo. El poeta es radicalmente antiviolencia.

Hallazgo en París

Para el autor de Canciones de Mihyar el de Damasco y Este es mi nombre, la poesía es vida y renunciar a ella es renunciar a la vida misma.

“Si le pregunto –prosigue Adonis– cómo ama a un hombre, me dirá que hay un amor a primera vista, como le decimos. La poesía es una especie de amor a primera vista. Así que no sé cómo llega, afortunadamente es ese no saber cómo escribir o cómo amar. Si le pregunto si se puede dar una definición del amor y me responde ‘sí’, entonces le responderé: ‘Madame, usted no ama’. El amor no es una idea: es la vida, es una experiencia. Lo mismo es la poesía.”

–¿Alguna vez ha pensado en renunciar a ella?

–Es una buena pregunta. Ha habido ocasiones en las que no logro expresar eso que veo o sueño. Pero renunciar nunca, porque renunciar a la poesía es renunciar a la vida.

–¿A qué país pertenece?

–Nací en Siria, esa es una cosa natural que no ocurre por elección; en Líbano comencé mi carrera, mi vida literaria, pero mi esencia la encontré en París. No sé a qué lugar pertenezco; pertenezco a todos ellos, pero sobre todo pertenezco a mi lengua, la lengua que expresa mi existencia, mi vida, mi visión, ahí es donde me encuentro, más que en una geografía o un país.

Mi patria, mi pertenencia es mi lengua. Escribo en árabe. Solamente escribo poesía en árabe, porque el ser humano no puede tener dos madres; puede tener muchos padres, pero una sola madre, y esa madre única es la lengua en la que crea.

–Se dice que la poesía es resistencia.

–Sí, es parte de la resistencia, pero hay muchas formas de resistir. El amor es una resistencia, hay muchos elementos que resisten. La poesía es parte de ellos.

–Y usted resiste...

–(Sonríe) Por supuesto.