Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 6 de mayo de 2012 Num: 896

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Estudio fotográfico…
Leticia Martínez Gallegos

El poeta es sólo otro
Ricardo Venegas entrevista
con Jeremías Marquines

Bruno Traven,
cuentística y humor

Edgar Aguilar

La ley del deseo en la sociedad de consumo
Fabrizio Andreella

Gilberto Bosques, diplomacia y humanismo
José M. Murià

Puebla, Haciendo Historia
Lourdes Galaz

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

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Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


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Enrique López Aguilar
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Memorias y exilio: Gerardo Deniz

En el caso de Gerardo Deniz, pseudónimo de Juan Almela, no podía ser de otro modo. Su libro Paños menores (2002) es huidizo a la hora de pretender clasificarlo dentro de los libros de memorias, pues además de lo que comúnmente se asocia con el género, incluye relatos, ensayos breves y algún texto con los palabros que le son marca de la casa; esto, más lo personal del libro y ese talante donde abundan los recuerdos de incontables anécdotas e historias personales (muchas de ellas ubicadas en los años cincuenta del siglo pasado; otras, lateralizadas, como la mención al temblor de 1985 en  “Eysenck”), produce en el lector la consideración de que Paños menores es un libro donde predomina el tono memorístico, pero de manera peculiar, al margen de reconocer –sin juegos de palabras– la excepcional buena memoria del autor a la hora de recrear detalladamente muchas circunstancias de su pasado.

En Gerardo Deniz, el ejercicio de recorrer verbalmente su historia no se circunscribe al relato de hechos más o menos reconocibles dentro de una cronología personal organizada por capítulos, sino que se entremezclan la melomanía, el gusto por las ciencias bioquímicas y las lenguas extranjeras, las aficiones literarias, la evocación de remotas escenas familiares, la presencia de diversas figuras femeninas, el trazo de personajes relacionados con el exilio republicano (como Juan Espinasa, Miguel García –tío de Jomi García Ascot– o Emilio Prados), el recuerdo de antiguos condiscípulos del bachillerato como César Rodríguez Chicharro y Francisca Perujo (mencionados discretamente como César y Paquita), las menciones a José de la Colina y Pedro F. Miret, el inicio de la escritura poética, las filias y fobias literarias, la presencia de Ciudad de México, la afición por el cine… y algunas alusiones entre distantes e irónicas al tema del exilio español en México.

Siendo deliberadamente personal, Paños menores no elude la crueldad de algunos comentarios (“Volviendo a Neruda: en el periódico que ahora recuerdo aparecían poemas suyos –los cuales, por supuesto, me abstuve de leer– y, desde la primera plana, dos o más fotografías desternillantes del Poeta sin rasurar, vestido de harapos, descalzo y ¡con un grillete al tobillo, lo juro!”), la cual se puede volver impíamente contra el propio autor (“Ya he contado también, y repito con gusto, cómo a los quince años, excluido de todos los equipos por mi indiferencia jurídica, jugué un largo rato con un condiscípulo tan desagradable como yo.”); la arbitrariedad de algunos juicios (“Los coros me impresionan a veces, si bien están a punto de alcanzar tanta grandeza espiritual, que me parece estar en la asamblea de cualquier partido comunista. Las voces masculinas solistas me son muy difíciles de tolerar, y las femeninas… pues… en fin… a veces”), o la crítica certeramente cáustica (como la siguiente, dirigida contra Jano, de Usigli:  “Estas fantasmagorías moralínicas seudocientíficas, incrustadas en el riñón del siglo XX, esos absurdos ‘llamados del lupanar’ […] –eso y sólo eso torna deleznable y perniciosa esta obra de Usigli. El resto de ella es simple literatura mala, que cualquiera es libre de escribir”), lo cual puede ser criticable para quienes desean libros “ políticamente correctos”,  aunque sean plausibles para quienes prefieren la honradez del escritor, así ésta resulte “cuestionable” ante los ojos de otros lectores.

La expresión “paños menores” no sugiere la desnudez, sino la mostración parcial de ciertas partes del cuerpo, de manera que, desde el título, Deniz no ha engañado a su lector. En textos como “Oftálmica” y “Amanecerá”, así como en notas dispersas aquí y allá, pareciera que Deniz está dispuesto a compartir algunas claves de su original estilo poético (la mención a Rúnika, por ejemplo, en “Oftálmica”), pero me parece que el autor tiende a entremezclar algunos procesos de su trabajo poético con circunstancias biográficas –como esa cirugía oftálmica que da título al texto homónimo–, sin precisar la manera como se produce el salto de alguna anécdota hacia el procedimiento estilístico.

Un lector del poeta admitirá que las siguientes líneas no son sino extensión en prosa de lo que Deniz hace en verso: “Anoche, repetía Charles, chupando mariguana, que hay sensaciones cuya indefinición no excluye la intensidad. Sé, con mi gata, un dato clave: el nocturno Nuages pasa de noche por pleonástico, solecístico, sidético y aun decorativo que parezca. (Que esto no se pierda del todo, amiga mía: localiza cuando menos Soles y Side en el mapa.)”