Opinión
Ver día anteriorViernes 11 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Grecia: ingobernabilidad anunciada
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on el telón de fondo del ciclo de masivas protestas sociales por los salvajes planes de ajuste impuestos por la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), Grecia celebró elecciones el pasado domingo y los resultados fueron demoledores para la gobernabilidad: la atomización del voto impidió que emergiera de la consulta una fuerza mayoritaria. Por el contrario, el bipartidismo que había dominado por décadas la escena política, conformado por el Socialista Panhelénico y Nueva Democracia (derecha), se hundió en la preferencia de los electores, en tanto que la Coalición de Izquierda Radical (Syriza) obtuvo casi 16 por ciento de los sufragios y los neonazis de Aurora Dorada se beneficiaron con el exacerbado descontento social, logrando 6.8 por ciento de los sufragios.

En el curso de esta semana, tanto el líder de Nueva Democracia, Antonis Samaras, como el dirigente de Syriza, Alexis Tsipras, intentaron, infructuosamente, conformar una mayoría parlamentaria viable. Ayer, el presidente Carolos Papulias transfirió el encargo a Evangelos Venizelos, del Pasok, bajo cuyo gobierno fue adoptado el plan de austeridad que golpea severamente a la población y que ha causado una justificada reacción de furia social y una oleada de violentas confrontaciones entre manifestaciones desbordadas y fuerzas represivas.

Venizelos, ex ministro de Finanzas y coautor de uno de los draconianos acuerdos con la UE y el FMI, no tiene muchas posibilidades de conformar una mayoría parlamentaria sólida. De hecho, él mismo ha reducido sus expectativas a la formación de un gobierno al menos durante algunos meses, para evitar el callejón sin salida, y dar tiempo a las fuerzas políticas a que se reposicionen en Europa y en Grecia.

No debiera omitirse el dato de que, desde que empezaron las presiones europeas y de los organismos financieros internacionales para que el país mediterráneo emprendiera una línea económica antisocial, diversas voces advirtieron de la posibilidad de que se llegara al actual escenario de ingobernabilidad. Sin embargo, lejos de comprender las dimensiones de la crisis en Grecia –que fue primero económica, luego se volvió social y ahora ha escalado al ámbito de la política–, los centros del poder en el viejo continente siguen apretando la soga alrededor del cuello de los griegos. Antier, por ejemplo, la Comisión Europea decidió recortar en mil millones de euros el préstamo a Atenas de 5 mil 200 millones que se había pactado previamente, en lo que los medios griegos consideraron una amenaza o, cuando menos, una advertencia contra toda tentación de suavizar el devastador paquete de medidas económicas que le fue impuesto al país.

Da la impresión de que la nación mediterránea está siendo orillada a una disyuntiva terrible: ser echada de la zona euro o asumir las consecuencias del costo de permanecer en ella. Ya están a la vista el dramático y brusco descenso de los niveles de vida, la furia social y la inestabilidad política. Cabe preguntarse si persistir por esa vía no llevará a la disolución institucional y al incendio social, y si esas alarmantes perspectivas no están siendo consideradas en los centros del poder político y financiero.