Opinión
Ver día anteriorDomingo 13 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El debate
M

e llamó la atención, lo confieso. Y que conste que no solamente por la edecán encargada de entregar a los candidatos los papeles correspondientes. Reconozco que todos los actuantes lo hicieron bien. Unos mejor que otros, por cierto, lo cual es normal. Lo que no se esperaba, por lo menos yo no lo esperaba, fue la actuación destacada de Gabriel Quadri, quien estuvo sólido, seguro y bien plantado.

Es lógico que Enrique Peña Nieto haya estado a la defensiva. Todo anuncia que el PRI lleva una ventaja considerable y su candidato no podía darse el lujo de generar agrias discusiones. En realidad compitió con Josefina Vázquez Mota y con Andrés Manuel López Obrador, quienes lo contradijeron y alegaron defectos serios de su gobierno en el estado de México. Me gustó el estilo moderado de López Obrador, a quien le atribuiría el triunfo en el debate, compitiendo con ventaja con la famosa edecán de vestido blanco (¿llevaba vestido?).

Lo que ocurre es que la técnica del debate no daba muchas oportunidades para el lucimiento. Es obvio que los debatistas sabían lo que les iban a preguntar y estaban preparados para dar respuesta. Pero esa fórmula no es muy generosa con los resultados. Uno se imagina una mesa en la que cada uno, quizá llevando un turno, puede hablar de lo que considere necesario para mejorar su imagen, sin preguntas prestablecidas y con la suficiente disciplina para no extenderse en las preguntas y en las respuestas, más allá del tiempo autorizado.

Me imagino que la directora del debate marcaba con precisión a cada participante el tiempo que tenía y si estaba cerca del final, pero reconozco que todo eso hizo menos expresivo el encuentro, como lo demostró la discusión posterior entre los comentaristas que tuvieron oportunidad de hablar con más libertad y de interrumpirse, inclusive.

Creo que el debate fue bueno. Me gustó especialmente la actitud tranquila de López Obrador mucho más que la forma autoritaria en que se expresó Peña Nieto. Me sorprendió la vitalidad de Josefina y me admiró la postura de Quadri, que tuvo intervenciones sólidas. Claro está que las perspectivas de su partido no eran nada buenas y no tenía qué perder, pero demostró capacidades inesperadas.

No se debe despreciar su posible participación en la política. Es un hombre mesurado y muy inteligente. Por supuesto que se hizo evidente el respaldo de su madrina, Elba Esther Gordillo, una política absoluta con capacidad de sobra.

Creo que en el siguiente debate deberían precisarse de antemano los mayores problemas que enfrenta en este momento el país, pidiendo a los participantes una opinión, más que una respuesta. Los temas importantes son más que evidentes: desempleo, deuda pública, actuación de las empresas descentralizadas, especialmente Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, entre otras. No sería malo que expresaran sus puntos de vista sobre la política exterior: Cuba, Iberoamérica, Europa, China, la migración mexicana hacia Estados Unidos, el paso de armas de fuego de Estados Unidos a México y, por supuesto, el problema de las medidas que habrá que adoptar frente al narcotráfico, con particular énfasis en las policías municipales y la intervención del Ejército y la Armada.

Debemos esperar con interés el siguiente debate. Ojalá que sea un poco más libre, pero no me opongo en absoluto a que siga participando la misma edecán que le dio un sabor especial al espectáculo.

Por supuesto que la directora del debate, cuyo nombre no recuerdo, lo hizo muy bien y con gracia, pero los términos de su intervención no fueron bien elegidos. No se puede dudar que sus preguntas ya eran sobradamente conocidas, por lo cual los candidatos estaban desde luego preparados para contestarlas. Le faltó improvisación al debate por lo cual la fórmula que planteo, parece, puede ser mucho mejor: un orden de intervención con preguntas libres y dirigidas a algunos de los candidatos por otro de ellos que pudieran provocar inconformidades de los preguntados y su pleno derecho a orientar la discusión sobre el mismo u otro tema.

Como quiera que sea, el debate ha servido aunque levemente, cambiando un poco el orden de las predicciones. Elevaron sus preferencias Quadri y Andrés Manuel, y además se les ha dado oportunidad para que en lo que resta de la campaña puedan ser más rotundos en sus discursos y ofertas.

Confieso, sin embargo, que habría disfrutado más viendo el partido de futbol. Pero disciplina es disciplina.