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México SA

Otra buena noticia

Cae poder adquisitivo

FC: salvé a México

O

tra buena noticia, similar a la del buen comportamiento en el mercado laboral, circula en el ámbito oficial y dice así: de marzo de 2011 a igual mes de 2012 el salario medio de cotización en el IMSS reportó un incremento, lo que según la fuente gubernamental, es muestra del sano desarrollo económico nacional. Sin embargo, a la hora de desmenuzar la buena nueva se constata que tal aumento fue de apenas 0.33 por ciento, y que con todo y avance el referido promedio se encuentra muy por debajo del nivel observado al comienzo del presente sexenio.

Es la clásica buena noticia divulgada totalmente fuera de contexto y, sin más, disfrazada de exitoso resultado de política pública. Lo cierto, sin embargo, es que en términos reales el salario medio de cotización en el IMSS al cierre de marzo pasado está muy alejado del observado en enero de 2007. Ello, sin considerar que sólo uno de cada tres mexicanos en edad y condición de laborar cotiza en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Los analistas del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados lo reportan así: el IMSS dio a conocer que el salario medio de cotización en marzo se ubicó en 258.40 pesos diarios, lo que equivale a 7 mil 751 pesos mensuales. El mayor salario promedio se pagó en el sector de la industria eléctrica y suministro de agua potable, con 19 mil 279 pesos al mes. La actividad económica con menor salario corresponde al sector de la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza, con 4 mil 372 pesos al mes, seguido de la construcción, con 5 mil 694 pesos al mes.

Lo anterior implica que en el último año (marzo de 2011 a igual mes de 2012) el salario medio de cotización apenas creció 0.33 por ciento en términos reales, o bien 25 pesos mensuales adicionales. Dicho crecimiento es el más bajo desde que comenzó su recuperación, en febrero de 2011. Es importante recordar que durante la crisis el salario medio de cotización acumuló 27 caídas consecutivas. Así, el crecimiento reportado en los últimos 14 meses ha sido insuficiente para recuperar el nivel de poder de compra que tenía antes de la crisis. Si se compara el nivel del salario real de marzo de 2008 (mismo mes antes de la crisis) con igual mes de 2012, se observa que actualmente resulta 125 pesos menor al mes, equivalentes a una pérdida de 1.6 por ciento del poder de compra de los mexicanos que trabajan en el sector formal. Es decir, después de casi cuatro años de comenzada la crisis, el salario aún no recupera su nivel anterior. De hecho, es mucho más bajo que en enero de 2007, cuando oficialmente no había crisis.

Lo anterior por el lado del salario medio de cotización en el IMSS, o lo que es lo mismo, en el cada vez más reducido universo del empleo formal. Por lo que toca al salario mínimo la situación es aún peor. Para 2012 el promedio de las tres zonas geográficas en las que, para tal fin, se ha divido la República, alcanza la majestuosa cantidad de 60.66 pesos diarios, con los que ni el mejor mago del mundo puede sobrevivir. En este contexto, el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM ha documentado que a estas alturas el salario mínimo diario general que se requiere sólo para adquirir los alimentos nutricionalmente recomendados y que constituyen la canasta alimenticia recomendable (CAR) para una familia tendría que ser de 160.86 pesos (2.65 veces más que el aprobado para 2012), sin considerar gastos en vivienda, salud, transporte, educación, etcétera (la CAR es una canasta básica ponderada para el consumo diario de una familia mexicana conformada por cinco personas (dos adultos, un joven y dos niños) tomando en consideración los aspectos históricos económico-sociales, hábitos, costumbres y de dieta. Fue definida y construida en su metodología, estructura, ponderación y contenido por integrantes del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán).

Si gobierno y empresarios respetaran lo que marca la Constitución en materia de salario mínimo, apunta el CAM, tal ingreso debería ubicarse en, cuando menos, los referidos 160.86 pesos. “Las familias mexicanas día a día se las ingenian para completar los alimentos, y han dejado de comprar con la misma frecuencia y calidad varios alimentos como carne, leche, huevo, etcétera. Son cada vez más los alimentos que han dejado de verse en la cada vez más pequeña mesa de las familias mexicanas. Las crisis recurrentes, y en particular las de diciembre de 1994, 2000 y 2009, repercutieron de forma fundamental para sepultar las pocas esperanzas de la clase trabajadora en México; el Estado mexicano no titubeó cuando tuvo que decidir entre la inversión de capital y el bienestar de la población, optó por la primera; sólo hay que tener un poco de memoria histórica y recordar el Fobaproa, los topes salariales, la liquidación de los precios de garantía en los alimentos, la extinción de la soberanía alimenticia, la instrumentación del outsourcing y tantas otras modalidades antilaborales y antisalariales. Esto es reflejo del cúmulo de una serie de políticas económicas en el marco del neoliberalismo, que por más de 30 años han rezagado el nivel de ingresos de la clase trabajadora en México”.

En 1987, indica el CAM, muchas familias mexicanas sólo requerían el ingreso de un miembro para medianamente satisfacer sus necesidades inmediatas; para 2000 la tendencia para aminorar las carencias cada vez mayores, consistía en que los jefes de familia tenían que optar por tener dos empleos o bien que trabajaran dos miembros de la familia; en 2012 la situación ha empeorado, pues ahora se requiere que cuando menos tres miembros de cada familia trabajen para colaborar con el ingreso, y la mayoría lo hace en la informalidad. En el balance de los últimos 25 años cabe subrayar que el salario mínimo acumula un aumento cercano a 863 por ciento, mientras el precio de la canasta alimenticia recomendable reporta un incremento de 5 mil 357 por ciento, una diferencia de 6.2 tantos en detrimento del poder adquisitivo del salario. He allí la buena noticia, desmenuzada.

Las rebanadas del pastel

Compárese la triste realidad nacional –que nadie puede esconder bajo la alfombra– con la más reciente declaración del cuentacuentos de Los Pinos: los ajustes implementados por mi gobierno, independientemente de los costos políticos muy elevados, salvaron a México de estar en la línea de fuego de los países con problemas. ¡Sí, Chucha!