Opinión
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Penultimátum

Glamur y delito

E

n las revistas de corazón y en los demás medios los famosos del mundo del espectáculo suelen presumir su belleza y su riqueza. Mas parece que lo que tienen no es suficiente. Es el caso de la modelo Simone Farrow, detenida recientemente en Queensland, Australia. La acusan de encabezar una red internacional dedicada a comerciar con pastillas de la sustancia conocida como cristal. Su cuartel general lo tenía en un apartamento situado en una exclusiva zona de la ciudad de Los Ángeles.

Según la policía, Simone (de 37 años), enviaba de Australia a Estados Unidos las pastillas escondidas en contenedores de productos para el baño y en ropa interior. Su clientela le mandaba el dinero que cobraba por las dosis de cristal por medio del correo o depositando el importe correspondiente en una cuenta que tenía en el Banco Nacional de Australia.

Hace tres años, la policía antidrogas de Estados Unidos allanó su departamento en Los Ángeles buscando pruebas que mostraran que era el cerebro de una banda internacional de tráfico de metanfetaminas. No encontraron tales evidencias. En cambio, un miembro de la red de narcotráfico se suicidó después de ser interrogado por los investigadores.

La modelo es una de las mujeres más sexys del mundo y utilizaba más de 16 alias para esconder su trabajo ilegal. Cuando la detuvieron en febrero, el juez la dejó en libertad condicional, previo pago de una fianza de 150 mil dólares que cubrieron dos de sus amigos. Le prohibió abandonar Queensland. Pero hace un mes intentó hacerlo, fue descubierta y encarcelada. Hoy espera su extradición a Estados Unidos.

Ella dijo a los periodistas que buscó fugarse porque trataron de matarla para que no revelara el nombre de quienes manejan el negocio de las drogas. Apenas la parte más débil de un negocio que no deja de prosperar, Simone ofreció revelar a las autoridades sus contactos con figuras del bajo mundo y hasta el nombre de sus clientes más conocidos del medio artístico a cambio de una baja penalidad y no ser extraditada.

México es importante productor de anfetaminas para el mercado estadunidense. Periódicamente las autoridades informan del descubrimiento de laboratorios donde las elaboran, la detención de quienes los manejan, sin faltar uno que otro cabecilla. No ocurre lo mismo en el vecino país: allí viven quienes consumen esa y otras sustancias prohibidas; allí están los que se quedan con la mayor parte de las utilidades que deja el tráfico de drogas.

Otro que fue famoso, el cantante español Javier Font, uno de los fundadores del grupo Locomía, también vendía pastillas prohibidas a través de Internet. Fue sentenciado a tres años de prisión. En su defensa, Font sostuvo que su intención nunca fue ganar dinero. Inexplicablemente ni en su casa le creyeron.