Opinión
Ver día anteriorSábado 26 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Ocupación: ni fu ni fa

Autoelogio y promesas

¿Sexenio del empleo?

E

n medio del autoelogio gubernamental y la sempiterna promesa de los políticos de construir un futuro venturoso para todos los mexicanos, el mercado laboral permanece estático. Ni fu ni fa: la estadística oficial prácticamente no se mueve, con la informalidad de siempre, la desocupación de siempre, la precariedad de siempre en los empleos formales y la falta de respuesta de siempre. El discurso triunfalista sobre lo bien que marcha la economía y la envidia que ello genera no cabe en una realidad en la que la población ya no siente lo duro, sino lo tupido.

El Inegi divulgó ayer las cifras actualizadas en materia de ocupación y empleo, correspondientes al cuarto mes de 2012, y la situación sigue igual de mala (o buena, según el gobierno) que meses atrás, aunque oficialmente tampoco se profundiza. El sexenio del empleo llega a su fin, felizmente, y cierra con un voluminoso déficit de plazas laborales, elevada tasa de desocupación, sin considerar acumulados históricos, informalidad a galope y creciente precarización de los puestos de trabajo. Y los que quieren alcanzar el hueso mayor prometen y prometen que ahora sí va en serio, y que si el voto les favorece habrá empleo a manos llenas, aunque no dicen cómo ni cuándo. Es lo mismo que los candidatos prometieron en cuando menos los últimos cinco procesos electorales. Es, en fin, el México de la verborragia y la crueldad (el de los políticos y el real, respectivamente) donde aparentemente nunca pasa nada. Ya es hora de que algo pase, por el bien de la República.

El citado instituto (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), abril de 2012) informó que a nivel nacional, la tasa oficial de desocupación fue de 4.86 por ciento de la población económicamente activa (PEA), porcentaje inferior al que se presentó en el mismo mes de 2011, cuando se situó en 5.1 por ciento, es decir, una diferencia, si así se le puede llamar, de 0.24 puntos porcentuales. Al considerar solamente el conjunto de 32 principales áreas urbanas del país (con más de 100 mil habitantes) donde el mercado de trabajo está más organizado (Inegi dixit) la desocupación oficial afectó a 5.87 por ciento de la PEA en el mes de referencia, superior en 0.44 puntos porcentuales a la reportada un año antes. Con base en datos desestacionalizados, la tasa de desocupación en el ámbito urbano se incrementó 0.08 puntos porcentuales respecto de la de marzo pasado.

Por sexo, la tasa de desocupación entre los hombres disminuyó de 5.04 a 4.84 por ciento entre abril de 2011 e igual mes de 2012, y entre las mujeres de 5.2 a 4.9 por ciento en el mismo lapso. En el mes que se reporta, 27.3 por ciento de los desocupados no completó los estudios de secundaria, en tanto que los de mayor nivel de instrucción representaron al 72.7 por ciento. Las cifras para la situación de subocupación son de 41.9 y 58 por ciento, respectivamente. Los datos desestacionalizados muestran que en abril pasado la tasa de desocupación afectó a 4.98 por ciento de la PEA, nivel inferior al del mes previo (5.14).

Por lo que toca a la población subocupada (aquella que tiene necesidad y disponibilidad para trabajar más horas de las que ahora labora) representó 8.6 por ciento de la PEA. Esta proporción permaneció sin variación respecto de la del mismo mes de un año antes. El porcentaje de subocupación es más alto en los hombres que en las mujeres, correspondiendo a esta categoría 9.3 por ciento de la población ocupada masculina frente a 7.5 por ciento de la femenina. En su comparación mensual, con cifras desestacionalizadas este indicador no registró variación en abril pasado respecto del mes inmediato anterior.

Y sobre la población ocupada, el Inegi refiere que en abril pasado representó 95.14 por ciento de la PEA. Del total de ocupados, 66 por ciento opera como trabajador subordinado y remunerado ocupando una plaza o puesto de trabajo, 4.9 por ciento son patrones o empleadores, 22.7 por ciento trabaja de manera independiente o por su cuenta sin contratar empleados, y 6.4 por ciento se desempeña en los negocios o en las parcelas familiares, contribuyendo de manera directa a los procesos productivos pero sin un acuerdo de remuneración monetaria. En el ámbito urbano de alta densidad poblacional, conformado por 32 ciudades de más de 100 mil habitantes, el trabajo subordinado y remunerado representó 74.4 por ciento de la ocupación total, 8.4 puntos porcentuales más que a nivel nacional.

La población ocupada por sector de actividad se distribuyó de la siguiente manera: en los servicios se concentró 42.7 por ciento del total, en el comercio 19.5 por ciento, en la industria manufacturera 14.7 por ciento, en las actividades agropecuarias 14.1 por ciento, en la construcción 7.5 por ciento, en otras actividades económicas (que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas) 0.8 por ciento y el restante 0.7 por ciento no especificó su actividad. México, pues, país de servicios que cada día produce menos.

En materia de tasa de desocupación oficial, los primeros lugares corresponden a las siguientes entidades de la República: Chihuahua, 7.76 por ciento de la población económicamente activa; Guanajuato, 6.89 por ciento, y Aguascalientes, 6.51 por ciento (Distrito Federal, 6.15 por ciento). En sentido contrario aparecen Chiapas, 1.87 por ciento; Campeche, 2.09 por ciento, y Oaxaca, 2.17 por ciento.

Las rebanadas del pastel

En otro informe (Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México), el Inegi reportó que en 2010 el valor económico de tal trabajo representó 21.9 por ciento del PIB nacional, y registró un crecimiento de 2 por ciento en términos reales en comparación con 2009. A precios corrientes, el monto de dicho valor generado en el año en cuestión equivale a 2 billones 852 mil millones de pesos en 2010. De dicha participación las mujeres aportaron 16.6 por ciento y los hombres 5.3 por ciento. En este renglón, la participación de las mujeres durante 2010 fue de 79.4 por ciento del total de horas de trabajo no remunerado en el hogar, que corresponde a 76 por ciento del valor económico equivalente. En 2010, los resultados en cifras netas per cápita muestran que cada persona generó el equivalente a 26 mil 300 pesos anuales por concepto de trabajo no remunerado de los hogares. Cuando este valor se desagrega por hombres y mujeres, éstas generan el correspondiente a 38 mil 200 pesos, mientras que la aportación realizada por aquellos es de 12 mil 700 pesos durante el mismo año.