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Paolo Gabriele, el mayordomo que desató el escándalo, encerrado y dedicado a la oración

El Papa, dolido y triste por la filtración de documentos privados del Vaticano

El caso debe impulsar a la Iglesia católica a recuperar la confianza de los fieles: cardenal

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En imagen del 23 de mayo, el mayordomo de Benedicto XVI, Paolo Gabriele (abajo a la izquierda), detenido el fin de semana acusado de revelar documentos confidenciales del Papa. A la derecha, un manifestante sostiene la imagen de Emanuela Orlandi, joven que desapareció en la Plaza de San Pedro en 1983, durante una marcha realizada ayer para exigir al Vaticano una investigaciónFoto Ap y Xinhua
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de mayo de 2012, p. 20

Ciudad del Vaticano, 27 de mayo. Un entristecido Benedicto XVI conmemoró este domingo el Pentecostés, en un momento en que el Vaticano se prepara para una posible ampliación del escándalo en el que fue detenido el mayordomo del Papa por presunto robo de documentos privados en un caso conocido como Vatileaks.

El Papa alemán parecía cansado mientras celebraba una misa en la Basílica de San Pedro para recordar el día en el que el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles de Cristo. Aunque el día es considerado como el nacimiento de la Iglesia, las celebraciones terrenales parecían estar lejos de la mente de Joseph Ratzinger, de 85 años, y de los cardenales que lo flanqueaban en el altar.

El mayordomo de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, de 46 años, fue acusado formalmente el sábado de robar documentos confidenciales del Papa, quien no hizo referencia al escándalo o la detención durante sus dos apariciones públicas de este domingo, hecho que según sus ayudantes lo dejó dolido y entristecido.

Conocido como Paoleto, Gabriele actualmente se encuentra en una celda de seguridad de cuatro por cuatro en un cuartel de la Gendarmería Vaticana. Allí ha pasado las últimas cuatro noches, dedicando gran parte de su tiempo a la oración.

Un libro publicado hace una semana en Italia contiene numerosos documentos confidenciales del Papa, que ilustran muchos debates internos, por ejemplo, la situación fiscal de la Iglesia o los escándalos de los Legionarios de Cristo.

El escándalo está vinculado con la filtración de una serie de documentos a los medios italianos en enero y febrero pasados, incluidas cartas personales dirigidas al Papa. Entre los documentos filtrados figuran cartas escritas por un arzobispo que fue trasladado a Washington después de denuncias sobre una red de corrupción, un informe que manchó la imagen de varios cardenales, y textos que revelan presuntos conflictos en el Banco Vaticano.

El cardenal Carlo Maria Martini, ex arzobispo de Milán y en algún momento candidato a convertirse en Papa, parecía hablar por muchos cuando dijo que el escándalo debía impulsar a la Iglesia a recuperar urgentemente la confianza de los fieles.

Fuentes del Vaticano dijeron que no se podían descartar más detenciones, especialmente si Gabriele nombraba a algún cómplice. El mayordomo es sospechoso de filtrar documentos de alta sensibilidad, algunos de los cuales tienen que ver con acusaciones de nepotismo y corrupción en contratos del Vaticano con empresas italianas.

El caso alcanzó el corazón de la Iglesia católica porque Gabriele era, hasta el pasado miércoles, un hombre tranquilo que servía las comidas al Papa, lo ayudaba a vestirse y sostenía su paraguas en los días de lluvia.

En todo caso, la prensa italiana señaló hoy que la caza sigue abierta. El diario La Repubblica indicó que también hay una mujer entre los topos del vaticano, una laica que trabaja en el Palacio Apostólico. Describió a la sospechosa como una joven casada que acompañó a Ratzinger en su viaje a México y Cuba.

El cardenal Martini, en un artículo en un periódico italiano, dijo que el Papa fue traicionado, igual que Jesucristo hace 2 mil años, y que la Iglesia debería salir de este último escándalo más limpia y fuerte. Sin embargo, pocos al interior de la Iglesia creen que Gabriele, un hombre tímido y privado, actuó solo y algunos dicen que pudo ser un peón involuntario en una lucha de poder en el Vaticano.

O se volvió loco o es una trampa, dijo un amigo de Gabriele en el Vaticano al diario La Stampa. El que lo convenció para hacer esto es aún más culpable, porque manipuló a una persona sencilla, agregó.

Si bien las noticias de la detención de Gabriele han llenado páginas y páginas en los diarios de Italia y del mundo, el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, ignoró la historia. Algunos dicen que esto podría deberse a que el propio diario ha sido instrumento en una lucha de poder que implica a aliados y enemigos del primer ministro del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.

En medio de todo esto, se realizó una marcha para exigir al Vaticano investigar la desaparición de Emanuela Orlandi en la Plaza de San Pedro el 22 de junio de 1983. Un sacerdote del Vaticano, Fabriele Amrth, manifestó recientemente su sospecha de que la joven fue secuestrada, violada y asesinada por la policía del Vaticano.

A estos escándalos se suma la destitución hace unos días del presidente del Banco Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, ante su incapacidad, falta de prudencia, ausencia en las reuniones del consejo de admnistración y comportamiento errático, según un documento al que tuvo acceso Notimex.