Cultura
Ver día anteriorSábado 2 de junio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Disquero
Spirituals: música para restaurar el alma
Foto
Foto
Foto
Foto
Foto
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de junio de 2012, p. a16

Música que restaura la mente, cura el alma, sana el espíritu, remonta el tiempo, transporta al paraíso perdido: Spirituals, salmos e himnos que trascienden lo religioso para cobrar su sentido mayor: espiritualidades, así debería traducirse del inglés el nombre que designa a esos cantos nacidos en cautiverio, esa canción de cuna trasterrada, esos cánticos de esclavos que, al entonarlos, viven su libertad inquebrantable: su yo interior, ese territorio soberano.

El cultivo, disfrute y esplendor de los spirituals data de siglos. Arrancados de la madre África, en la panza de los galeones de altamar, los cautivos ya entonaban cánticos en defensa propia; una vez en tierra y como parte de su condición de esclavos en América, les fue amputada su naturaleza de rito y magia, cantilación y encanto. Y les fue impuesta una religión ajena, que no solamente sincretizaron sino trascendieron: lo que quisieron injertarles como medio de sujeción, ellos lo convirtieron en vehículo libertario.

No solamente resistieron los esclavos tanta ignominia cantando salmos e himnos, spirituals, sino que esta música trasvasó las eras y formó parte de los distintos periodos de resistencia civil. En la lucha por los derechos ciudadanos, muchos spirituals fueron emblema, bandera, grito y protesta.

De manera que por mucho que el sistema dominante ha querido mediatizar los spirituals y presentarlos como objeto de consumo, artesanía de american curious, folclorismos de vitrina, la música negra es madre nutricia, gineceo magnífico, piedra de toque de la cultura musical contemporánea: no sólo nutrió al blues que nutrió al jazz que nutrió al rhythm and blues que nutrió al rock al soul al funk a la música de concierto.

Todo este prolegómeno resulta esencial para disfrutar en todo su esplendor una novedad discográfica que maravilla: Come Sunday, de Charlie Haden y Hank Jones (Decca).

A sus 74 años, el maestro Charlie Haden es uno de los máximos exponentes del contrabajo acústico. Lo ha elevado a la condición de una de las bellas artes. A lo largo de toda su carrera ha plasmado episodios más allá de lo sublime y uno de ellos, muy reciente, está documentado en Jasmine, obra maestra lograda con otro gigante: Keith Jarrett, y que reseñó en su momento el Disquero: http://tinyurl.com/bvt3g2q.

Ese formato dúo es precisamente el camino hacia la epifanía que sabe recorrer el maestro Charlie Haden y lo hizo ya con Hank Jones hace 17 años, cuando grabaron un disco de dimensiones espirituales colosales: Steal away, Folksongs and Hymns: una delicada ternura que recorre el contrabajo acústico pulsado por Charlie Haden y se posa en el teclado que descrucifica Hank Jones, para materializar el salmo que dio origen al nombre de ese género maravilloso que es el spiritual (subrayo en negritas la frase precisa): Speaking to your selves in psalms and hymns and spiritual songs, singing and making melody in your heart to the Lord. Y desde ese momen-to, a principios del siglo XIX, esas canciones espirituales reciben ese nombre: spirituals.

Quince años después de grabar el primer disco a dúo, Charlie Haden y Hank Jones se reunieron de nuevo para elevar el nivel de eso tan sublime ya, y grabaron el disco que ahora nos ocupa: Come Sunday, que reúne otros 14 spirituals, el último de los cuales da título al disco y es de la autoría de Duke Ellington, ese patriarca que utilizó parte de su fortuna para formar una biblioteca de casi un millar de libros que hablan de la negritud, la africanía, la historia de la cultura negra y sus consecuencias en la música.

Come Sunday dice muchas cosas importantes: en domingo se reunían los esclavos para orar y cantar en llamado y respuesta, como una forma de resistencia, re-unión, dotar de paz a sus almas. En domingo les era concedido a los esclavos medio día para, luego de caminar kilómetros, convivir con sus familias. En domingo sembraban hortalizas, frutas y legumbres en sus jardines, para mejorar su alimentación (de hecho muchos de sus amos tomaron esa enseñanza, para nutrir a sus propios hijos) y las 11 de la mañana de los domingos era llamada por Martin Luther King la sweet hour of praying, donde cantaban: the joys I feel, the bliss I share, even in times of trouble and despair(los gozos que disfruto, la dicha que comparto, incluso en los momentos difíciles y desesperados”). Himnos de liberación, de lucha interior.

En los 14 spirituals que cantan (porque un maestro como Haden hace cantar un instrumento tan pesado como un contrabajo, mientras Jones hace gemir el piano) estos músicos en el disco Come Sunday se incluyen piezas que han sido lemas de movimientos sociales, luchas por los derechos civiles, himnos nacionales negros, cánticos de lucha y esperanza y, sobre todo, hay junto a ese carácter subversivo, revolucionario, contestatario y juguetón, un caudal de ensalmos, aromas, flores y cantos que dotan al alma de salud, belleza, felicidad.

Hermoso disco. Música transformadora. Epifánica.

(A las tres semanas de terminar de grabar Come Sunday, el maestro Hank Jones durmió plácidamente: trascendió a los 94 años de edad, en un estado supremo de liberación y libertad, de lucha librada, victoria conseguida).

[email protected]