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Ver día anteriorDomingo 3 de junio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Yerba santa pa' la garganta
M

uchos recordarán El yerberito, esa pegajosa canción que interpretaba Celia Cruz, en la que hace una descripción de distintas plantas que curan todo mal.

No está alejada de la realidad ya que la utilización de hierbas para fines medicinales, así como para arreglar el alma o... desarreglarla es de uso común en nuestro país desde la época prehispánica. La enorme variedad de suelos y climas ofrecen una rica flora que nuestros antepasados indígenas se preocuparon en conocer y estudiar. Es sabido que el emperador Moctezuma cultivaba plantas curativas en sus jardines reales y las daba a sus súbditos enfermos.

Impresiona conocer que esto sucedía 100 años antes de que se creara el jardín botánico de París y 50 antes que el famoso de Padua. Fue tal el asombro de los conquistadores, que todos los cronistas comentan con admiración la variedad y usos de las hierbas mexicanas. Se consideró de tanta importancia, que a fines del siglo XVI, el rey Felipe II envió a su médico personal, Francisco Hernández, a hacer una compilación de la flora de la Nueva España; el viejo continente se deslumbró con la información sobre mil 200 especies vegetales curativas.

Previamente fray Bernardino de Sahagún, dentro de la magna recopilación que llevó a cabo con informantes indígenas, escribió un amplio capítulo En que se trata de todas las hierbas; nos habla de ciertas hierbas que emborrachan, de las hierbas comestibles cocidas, de las que se comen crudas y de las medicinales. Éstas ultimas son decenas y sus explicaciones son minuciosa. En su vasta antología, el sabio fraile da el remedio para prácticamente cualquier enfermedad.

Resulta sorprendente que gran parte de esos conocimientos continúan vivos, principalmente entre los pueblos indígenas. En el Centro Histórico se encuentra el mercado de Sonora, especializado en la venta de toda clase de hierbas, a las que se le han añadido amuletos y productos para limpias y espantar los malos espíritus.

Otro sitio especializado es el Pasaje Catedral; ahí se campechanean las tiendas de estos productos con las de artículos religiosos. Extraña mezcla que nos muestra el sincretismo que caracteriza al mexicano.

En los comercios de hierbas hay libros de brujería, amuletos y cuanta ocurrencia esotérica exista. Eso sí, la cuestión de las plantas medicinales guarda mucha seriedad y según su mal, le dan su bolsita de papel estraza con sus hierbitas y la cuidadosa explicación de cómo tomarlas. Hay quien dice que son muy efectivas... es cuestión de probar, aunque existen muchas personas que por si las dudas, pasan después a las tiendas de la parafernalia religiosa y se compran una imagen para ponerle su veladora y que ayude con la curación.

Actualmente acorde con ese movimiento de regresar a lo natural y lo orgánico, es un buen momento para volver los ojos a las hierbas. Hay que recordar que la mayoría de las medicinas se han creado a partir de plantas; nuestros antepasados supieron utilizarlas con gran sabiduría, pero en la medida en que el conocimiento científico avanzó y se descubrieron compuestos químicos y preparados sintéticos que hacían el mismo efecto, ese conocimiento ancestral se fue dejando de lado.

Afortunadamente hay mucha información seria, el Instituto Nacional Indigenista publicó El atlas de las plantas de la medicina tradicional, que brinda una visión completa de lo que existe y sus usos. También editaron un Diccionario Enciclopédico de medicina tradicional y La medicina tradicional de los pueblos indígenas de México.

Para la comida tenemos que ir a comer hierbas, ¿no cree usted? Le propongo Puro Corazón, que se encuentra en el corazón de México o sea el Zócalo. Ahí en Monte de Piedad 11, en el sexto piso, con una vista espectacular desde su terraza, podemos disfrutar una sopa de flor de calabaza con quelites y unas costillitas de cerdo en salsa verde con verdolagas. De postre las empanaditas de plátano.