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Su visión crítica de la realidad mexicana contribuyó a la formación de fotógrafos

Con homenaje en Bellas Artes dieron el adiós a Héctor García

Consuelo Sáizar asumió el compromiso para apoyar la construcción de un espacio para el resguardo de miles de negativos, así como terminar su catalogación y digitalización

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Familiares, amigos y fotógrafos de todos los medios acudieron a la despedida del Fotógrafo de la ciudad en el Palacio de Bellas ArtesFoto Cristina Rodríguez
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Muchos fueron los temas de sus reportajes gráficos. Retrató a personajes de la vida política, cultural y del espectáculo de todo MéxicoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de junio de 2012, p. 6

Escritor con luz, ojo agudo, maestro con M mayúscula, trasnochador y animal nocturno, fotorreportero de la realidad social y política del país, así recordaron amigos y familiares a don Héctor García en el homenaje que se le rindió ayer en el Palacio de Bellas Artes.

El gremio periodístico, en particular el fotográfico que nunca dejó de disparar su cámara, despidió ayer en el vestíbulo de Bellas Artes a su pata de perro mayor, el fotógrafo Héctor García (1923-2012), fallecido la madrugada del sábado 2 de junio.

En el acto, Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), se comprometió a digitalizar el acervo fotográfico de alrededor de un millón de negativos del Premio Nacional de Artes 2002, y construir la bóveda para su resguardo que tanto necesita la Fundación Héctor García.

La carroza fúnebre con el féretro arribó a las 11:59 horas a la entrada principal del Palacio de Bellas Artes para el homenaje de cuerpo presente. Dos minutos después, tras un gran aplauso, ya se había colocado el féretro al pie de la doble escalera que conduce al primer piso, flanqueado por coronas y arreglos florales, en un conjunto rematado por un retrato de don Héctor tomado hace unos años por Marco Antonio Cruz, quien también participó en el acto.

Entre los fotógrafos que acudieron a honrar a su amigo estuvieron Antonio Caballero, Rubén Paix, Francisco Mata y Eloy Valtierra. De la comunidad artística e intelectual se vio a Beatriz Zamora, Marisa Lara, Arturo Guerrero, Emiliano Gironella, Helen Bickham, Louise Noelle, Beatriz Zalce, Jorge de León, entre otros

En la ceremonia, tanto Alberto Carbot, director de la revista Gente Sur, en la que colaboró don Héctor durante 17 años, y su hijo, Héctor García Sánchez, solicitaron apoyo para la construcción de una bóveda con las condiciones adecuadas para el cuidado de los negativos, así como terminar su catalogación y digitalización.

A su vez, Sáizar asumió el compromiso que por un lado se suma al proyecto cultural del siglo XXI que venimos trabajando, y por otro es una mínima manera de reconocer a un hombre que se preocupó por mostrar lo mejor de este país. Pidió a Alejandro Castellanos, director del Centro de la Imagen, que se pusiera a las órdenes de María García, viuda de don Héctor y directora de la fundación, para que empecemos a trabajar a la brevedad.

Alberto Carbot señaló que “era un hombre privilegiado porque tuvo la fortuna de conocer a grandes hombres y de captar con su lente a las grandes figuras que formaron parte de la historia política, cultural y periodística, no sólo de México, sino del mundo entero.

Héctor retrató a los personajes del otro México, de ese México que aún sigue latente a los personajes cotidianos, a los obreros y maestros que luchan y también a quienes confirman el inframundo de la pobreza y tuvieron cabida en sus célebres documentales gráficos.

En su intervención, Héctor García Sánchez, hijo del homenajeado y también fotógrafo, evocó al hombre sonriente, vital y curioso; al enamorado de la vida que buscó siempre la manera de convertir los actos cotidianos en circunstancias extraordinarias.

“Mi infancia está lejos, y sin embargo desde entonces la imagen que tengo de él es casi la misma: grandote, lector voraz con memoria imborrable, entusiasta del arte en todas sus manifestaciones, apasionado por la buena comida, las fiestas y sus andanzas, no en vano decía: ‘soy un pata de perro’”.

Al finalizar la ceremonia, María García, viuda del fotógrafo; sus hijos Yuri, Héctor y Amparo, así como Consuelo Sáizar; Nina Serratos, directora de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal; Sergio Ramírez Cárdenas, subdirector del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y Alejandro Castellanos, director del Centro Cultural de la Imagen, hicieron la primera guardia.

Después, la familia y funcionarios, fotógrafos y amigos de don Héctor hicieron guardias. Hubo personas que colocaron ramos de flores sobre el féretro e incluso se tomaron algunas imágenes con la enorme fotografía del artista de la lente, que se encontraba en las escalinatas del recinto.

Los clicks de las cámaras fotográficas se escuchaban en todo momento, era el homenaje de los fotógrafos, quienes capturaban el adiós al gran conversador, el viajero, al pata de perro, al coloso de la imagen que documentó la vida cotidiana en las ciudades y el campo.

Los admiradores que acudieron al Palacio de Bellas Artes para despedir al fotógrafo mexicano compartieron algunos comentarios a La Jornada sobre la obra de don Héctor.

Enrique Cortés, del Comité del 68, recordó que Héctor García apoyo con sus imágenes los movimientos sociales como el ferrocarrilero y el estudiantil de 1968. El señor Luis Tuñón, quien también acudió al homenaje, consideró al fotógrafo como compañero de lucha, que siempre se preocupó por la sociedad.

Oralia García, trabajadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, comentó que admira el trabajo de Héctor García por su visión crítica de la realidad mexicana que contribuyó a la formación de muchos fotógrafos.

Jorge Pérez Vega, artista plástico de la generación del 68, enfatizó que el fotógrafo homenajeado con sus imágenes hizo la historia de México.

Tras finalizar las guardias, se cargó el ataúd para abandonar el recinto, los admiradores y amigos despidieron con aplausos al fotógrafo mexicano y se escucharon gritos de ¡Bravo! Quienes llevaban el féretro se dirigieron a la carroza que se encontraba frente a la entrada principal del Palacio de Bellas Artes, ahí la gente continuó con la lluvia de aplausos.

A las 14 horas, el cortejo fúnebre partió rumbo a una funeraria del sur de la ciudad, donde se cremaron sus restos, cuyas cenizas reposarán en la Galería de la Fundación que lleva su nombre.