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Ver día anteriorSábado 9 de junio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Andanzas

Danztve-22-opera prima

F

alta poco para que el importante esfuerzo por difundir la danza contemporánea en el Canal 22 llegue a su final, con una función especial en el Palacio de Bellas Artes de los ganadores de Opera prima@el colectivo, cuya ceremonia de premiación se realizará el sábado a las 20 horas.

Pero aquí lo más relevante, desde mi punto de vista –forjado en la barra, la lucha, la burocracia y la multifacética experiencia del quehacer dancístico en bastantes décadas–, consiste en que los verdaderos ganadores son los jóvenes que, sin reparo, se entregaron al concurso Opera Prima@el colectivo, danza contemporánea, en un reality show, como elemento sustantivo de un suceso que cuenta con apoyo inédito de las fuerzas que manejan la cultura en este país.

Una se pregunta por qué hasta ahora, se les prendió el foco a quienes por años han participado en los medios masivos de comunicación, pese a los múltiples intentos de varias instancias por difundir la danza, y sobre todo, conquistar un público para el buen desarrollo de la oferta y la demanda del talento de los bailarines mexicanos, el cual, por cierto, es precioso y perentorio, fugaz y delicado.

Aun ahora –que son otros tiempos–, permanece la influencia de un pasado autoritario e intransigente, además de que en muchos casos no está dotado de conocimiento, talento y sensibilidad suficientes para una empresa de este tipo, la cual aún tiene mucho que hacer en el tratamiento hacia las nuevas generaciones para ofrecerles un lugar, un desarrollo en el panorama de nuestra sociedad; es decir, un proyecto desarrollado simplemente en los cuerpos y la mente de los bailarines, como expresión de la propia sociedad.

Sobresale, para empezar, el diseño largo y autoritario que, como lengüeta alfombrada hacia el centro del butaquerío, se eleva en un largo escritorio donde solemnemente se ubican los jueces calificadores de los bailarines, a quienes no se permite acercárseles demasiado; tal vez por seguridad o diseño, y se les obliga a mirar hacia arriba, diciéndonos en un lenguaje de formas y distancias, quién es quién, la autoridad y aquéllos, cancelando todo posible intento de cordial reciprocidad y ánimo, confianza y sobre todo comprensión hacia la situación emocional de los concursantes.

No siempre el lenguaje de los jueces es claro, consistente y enriquecedor en relación con el porqué de las fallas, así como sobre los aciertos y posibilidades de ganar de cada concursante, para no sentirse perdedores derrotados, o peor aun lastimados y tratados injustamente con una palmadita verbal. No siempre los jueces son los maravillosos coreógrafos y maestros que anuncia la conductora, en ese estilo tan común de inflar y mitificar la realidad, faltando de lleno a la sinceridad en un plano profundamente profesional. Es ya muy chocante seguir creyéndonos el número uno de todo; hay que ser objetivos y modestos, pues los chicos registran y aprenden todo.

Así, es evidente el talento de muchos de ellos y las ganas de bailar de todos, como también lo es la lectura que se puede hacer de sus músculos y movimientos, el desarrollo de su proceso de aprendizaje de la técnica adquirida de diferentes maestros; sobre todo ahora que la mayoría de las coreografías que bailaban –de algunos de los jueces– era repetitiva e inconsistente.

Ahora, salvo una que otra afortunada excepción, todo son revolcones arrastradas, cargadas, vueltas al derecho y al revés, caer, levantarse y azotarse por todo el escenario, lo cual impide a los jóvenes artistas adentrarse, expresar, sentir, hacer suyo un lenguaje que finalmente tiene que desarrollar algo, digamos, para no regresar al fenómeno de la Ruptura de la danza estadunidense, déjà vu, consignada en la historia de este arte.

La proeza de montar una obra en pocos días es dura y riesgosa, pero nos enseña dónde están las fallas de la estructura coreográfica y sus objetivos, sin tener que acudir a la eterna explicación palabrera de lo que vamos a ver. Eso, simplemente se tiene que ver. Lo demás es el hubiera, o el quería, pero si no se tienen el oficio y la claridad intelectual y emocional de lo que se desea expresar, no hay que culpar en un momento dado a los bailarines de que no pudieron. Cuidado con la intoxicación del triunfo. Es una valiosa coyuntura para los coreógrafos capaces de querer implantar otro estilo, un rompimiento, una nueva expresión.

Aquí, lo que hay que hacer es aprovechar todos la experiencia y mejorarla; es aleccionadora para todos los que quieren ver y aprender, hablar sinceramente con el lenguaje del cuerpo, desarrollarnos y permitir el desarrollo de otros, ya que el que trabaja con gente no sólo enseña, sino también aprende. Ya lo dijo alguien: el cuerpo nunca miente.

De este modo, la síntesis de Opera Prima@elcolectivo, danza contemporánea, en el canal 22 de televisión, desde mi perspectiva, es algo que si se continúa trabajando, realmente puede restructurar los procesos de enseñanza-aprendizaje, las relaciones humanas de poder, el campo futuro para el desarrollo de bailarines y coreógrafos fogueados en los hechos. No más verbo, y a ofrecer al público cada vez más interesado en el arte y la cultura, el lugar que pertenece a la danza, ahora, con la veta magnífica de los medios masivos, y gente nueva capaz, de próximamente, competir con sus propias coreografías en un futuro cercano. Prepárense.

Para terminar, cabe decir que estamos ante una nueva oleada de artistas jóvenes de importantísimo potencial; no les pongan una cadena, por favor. Let it be. Con el esfuerzo de canal 22, la nueva generación y las que vienen, la danza contemporánea podría ser una veta importantísima de la expresión de la nueva gente, clara y vigorosa, de alto nivel profesional internacional que todos sabemos de qué estatura es, y del cual todos estaremos orgullosos. Felicidades a los ganadores. Necesitamos estrellas, figurones, televisión. Un abrazo enorme a todos.