Economía
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Buscan una economía más justa basada en la solidaridad

Con banco de alimentos y trueques, los indignados pasan a la acción
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de junio de 2012, p. 27

Madrid, 13 de junio. Un corte de pelo contra una clase de inglés, servicios de plomería a cargo de desempleados, una bolsa de la compra que no hay que pagar: ante los estragos de la crisis, los indignados españoles ponen manos a la obra para crear una economía más justa basada en la solidaridad. Recojo toda mi fruta y legumbres aquí, es una gran ayuda, afirma Jhenny, una ecuatoriana de 35 años, rodeada de bolsas de plástico repletas de comida procedentes del banco de alimentos de Usera, un barrio trabajador del sur de Madrid.

Esta despensa gratuita y abierta a quien lo necesite es uno de los ejemplos de cómo el movimiento de los indignados –surgido en mayo de 2011, cuando miles de personas ocuparon las plazas de España empezando por la Puerta del Sol de Madrid– pasó de las ideas a las acciones.

Ante los problemas de un país sumido en la recesión y con más de 5 millones de desempleados, los activistas se organizaron en asambleas de barrio de las que surgieron todo tipo de proyectos, desde bancos de tiempo hasta una cooperativa.

Los indignados también se unen para evitar desalojos de familias, ayudan a ocupar apartamentos vacíos, gestionan una oficina de asesoramiento legal y un canal de televisión por Internet.

Estamos intentando crear una economía más sostenible y justa, explica Diego Gutiérrez, mientras carga un saco de papas donado al banco de alimentos por una frutería local.

Más de 80 familias se inscribieron en el banco de alimentos de Usera, que no recibe ayuda del Estado. Grupos de voluntarios recogen las donaciones en los comercios del barrio, muchos de los cuales también luchan por sobrevivir en un país con el desempleo más elevado del mundo industrializado: 24.44 por ciento.

También en Usera, una vez al mes los indignados organizan un mercadillo de trueque en un parque, donde la gente puede canjear ropa, juguetes, libros o muebles, ahorrando dinero mientras se deshace de lo que ya no necesita.

Uno de los proyectos más ambiciosos creado por el movimiento es una cooperativa que ofrece servicios, como pintura o plomería, a cargo de desempleados. Los encargos recibidos por la Cooperativa de Sinergias son asignados de forma rotativa entre sus 230 miembros en Madrid. Esta cooperativa, que pronto empezará a producir jabón y cerveza, tiene la meta de instalarse en todas las ciudades de España.

Este tipo de iniciativas van a crecer en los próximos años, porque la gente va entendiendo que el actual sistema económico no funciona, afirma Arturo de Bonis, ex director de proyectos del Banco Mundial en África, que ayudó a crear la cooperativa.

Otras asambleas crearon bancos de tiempo que utilizan unidades de tiempo como moneda y ofrecen servicios que van desde un corte de pelo a la reparación de una bicicleta. Por cada hora ofrecida, los miembros reciben un crédito de tiempo que pueden canjear por otro servicio, todos al mismo precio.