Economía
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El Enigma Helénico
Las elecciones en Grecia, manchadas por el chantaje y una campaña de miedo

Diputada insta a sufragar con dignidad y orgullo

Hoy, la cita con las urnas

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Seguidores del Partido Socialista Griego, en AtenasFoto Reuters
Especial de TeleSur para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 17 de junio de 2012, p. 30

Atenas, 16 de junio. Podría ser necesario sacrificar a Grecia para salvar el euro. Medios digitales e informativos en televisión abrían sus noticias con el rostro de George Osborne. La cara del ministro del Tesoro británico no es muy conocida para los griegos, pero sus palabras parecen repetir el discurso que escuchan a diario.

Han dejado de sorprenderse al oír a políticos extranjeros opinar sobre su situación interna. Una semana nos dicen cómo debemos vivir y la siguiente por quién debemos votar, manifiesta cansado Kostas, un jubilado de 65 años al que acaban de recortar su pensión.

Las paradojas se amontonan en la crisis política helena. Donde la convocatoria hace sólo unos meses de un referéndum sobre las medidas de austeridad se vio como un ataque hacia las instituciones europeas y acabó desembocando en la salida de su primer ministro, Yorgos Papandreu, ahora ven cómo un político de un país que ni siquiera pertenece a la eurozona defiende que Grecia abandone la moneda única. Observan cómo el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, alerta de que habrá fluidez para las entidades financieras si los helenos deciden abandonar el euro. Escuchan al presidente de Luxemburgo decir que la victoria de la izquierda traería consecuencias impredecibles.

Grecia celebra unas elecciones generales que determinarán el futuro de gran parte del continente. Los últimos sondeos presentan mucha igualdad entre Nueva Democracia, partido conservador que ha aceptado durante los últimos meses las imposiciones de la Unión Europea (UE), y Syriza, grupo de izquierdas que ha pasado de ser una formación sin apenas representatividad a volverse la esperanza de los griegos que pretenden rechazar las medidas de austeridad. Entre ellos hay diferencias políticas, económicas y una campaña mediática centrada en el miedo.

Una clase llena de niños de unos ocho años con cara de preocupación que preguntan a su profesor por qué Grecia ya no está en el euro ha sido la propaganda electoral utilizada por Antoni Samaras, líder de la formación de derecha. En su cierre de campaña, volvió a defender las privatizaciones y la renegociación de algunos puntos del memorando pactado con la UE. Su discurso se ha vuelto más agresivo contra la inmigración indocumentada, aprovechando la crisis que sufren millones de griegos sin empleo.

En cambio, la edad es bastante avanzada en los hombres que sujetan las banderas y pancartas durante los mítines de Nueva Democracia. En ellos escuchan su intención de reducir gastos, sobre todo en el entramado estatal y su posición contraria a la subida de impuestos.

Pero son los políticos de la eurozona los que apoyan de manera más efusiva su campaña. Los mensajes desde Bruselas han dejado de ser disimulados apoyando un gobierno en coalición con el Pasok, el otro partido tracional que trajo a Grecia hasta esta situación.

La grave dificultad radica en la caída libre que este partido, de inicios socialistas, ha tenido durante los últimos meses. De gobernar el país ha pasado a no tener más que 13 por ciento de los escaños tras las anteriores elecciones. La frustración ante estos resultados la encarna su líder Evangelos Venizelos. El pasado viernes en un programa televisivo donde un ciudadano lo juzgaba por los sobornos aceptados por su partido desde grandes empresas alemanas, su respuesta no pudo ser más desafortunada. ¿Quién eres tú para decirme eso?, le gritaba mientras golpeaba fuertemente una mesa. “¿No sabes con quién estás hablando?, preguntaba ante la mirada de incredulidad de los asistentes.

Resultaría muy difícil para los griegos que después de lo que hemos vivido nos vuelvan a gobernar los mismos. Cada vez son menos los que quieren estar con ellos, comenta Kostas, ingeniero industrial que lleva meses trabajando de taxista. Los comunistas no van a pactar con ellos y nadie va a acercarse a los fascistas, reflexiona. Según los últimos sondeos tanto el partido de extrema derecha Amanecer Dorado como el histórico KKE reducirán sus porcentajes en estas votaciones en relación con las que se llevaron a cabo el 6 de mayo.

La incapacidad de los distintos partidos para formar un gobierno en esos días ha aumentado el nerviosismo de los mercados y de la Unión Europea. Más aun cuando vieron el impresionante aumento de votos de una formación política que pretende realizar una auditoría de la enorme deuda griega, nacionalizar los bancos rescatados y cambiar parte de las relaciones comerciales e internacionales del país.

Syriza no se ha convertido en un partido de masas porque toda la gente se convirtió en adoradora del marxismo de la izquierda. La gente quiere sobrevivir, quiere tener dignidad, comenta Kostas Isixos, miembro del partido. En su opinión, en caso de llegar al poder lo importante sería sobrevivir a nivel económico los primeros meses; en ese contexto vamos a necesitar la solidaridad de las naciones que compartan nuestra visión.

Por eso sus expectativas se centran en ser el partido más votado en estos comicios, ya que según la ley electoral helena, esto daría automáticamente 50 diputados más a su formación. En ese contexto, sería más sencillo conformar una mayoría, aunque probablemente sean necesarios otros apoyos.

Es un momento histórico para la izquierda, debemos aprovecharlo, decía el dirigente Alexis Tsipras a miles de seguidores de su partido durante su último acto electoral.

El primer reto para ese joven político que lidera su partido mientras tiene los ojos del mundo observando todos sus movimientos sería conseguir formar un gobierno. Su primera posibilidad debería centrarse en Dimar, otro partido de izquierda, aunque más conservador.

El juego de cifras comenzará en cuanto se den a conocer los primeros resultados, previstos para la misma noche electoral. Para Tsipras, lo más normal sería que la gente intentara convertir su rabia en una propuesta política alternativa. Y creo que si no fuera por el miedo, el terror mediático, que es el arma más fuerte de nuestros políticos enemigos, estas elecciones serían para nosotros un paseo.

Ese miedo gira en torno al profundo rechazo de Syriza a las medidas impuestas desde el Fondo Monetario Internacional y a la salida de Grecia del euro.

Aquí se usa todo ese chantaje de que o aprobamos el memorando o llegará la bancarrota. Lo único que han provocado estas medidas son más pobreza, comenta Sofia Sakorafa.

Esta diputada de porte atlético adquirido tras años de ser deportista de elite tiene en su despacho un enorme cuadro de Hugo Chávez. Nosotros decimos que una de las primeras cosas que vamos a hacer es denunciar estas medidas de austeridad, y eso significa eliminar todas las leyes aprobadas que tienen que ver con este tema, pero no salir de Europa.

La zona euro se ve en una encrucijada al no tener mecanismos legales para poder expulsar a un país, mientras teme que por primera vez una nación no acepte los dictámenes que provienen desde las grandes potencias del continente. El temor también llega hasta sus puestos de poder, al saber que un derrumbe en la economía helena provocaría un efecto dominó en todo el continente.

Según Sakorafa, utilizarán todos los medios para que los griegos voten con miedo en lugar de hacerlo con dignidad y orgullo. Probablemente el último editoral del Financial Times alemán dé buena cuenta de ello: tenemos un interés común con la mayoría de los griegos; queremos que su país permanezca en el euro. Por eso hacemos una excepción y damos un consejo a los griegos: resistan la demagogia de Tsipras y de Syriza. Les aconsejamos votar por Nueva Democracia.