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La escritora Angelina Muñiz-Huberman fue homenajeada ayer

El amor por la palabra es lo más íntimo y a la vez abierto que tenemos
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de junio de 2012, p. 9

El amor y respeto por la palabra es lo más íntimo que tenemos y también lo más abierto, señaló la ensayista, traductora y poeta Angelina Muñiz-Huberman, durante el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) le rindió ayer dentro del ciclo Protagonistas de la Literatura Mexicana, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

La autora de El mercader de Tudela, En el jardín de la cábala y La azarosa vida de Mateo Alemán II, entre otras obras, realizó un recorrido por su vida y obra a lo largo de 75 años; se refirió a sucesos y cambios fundamentales como la primera y segunda guerras mundiales, el Holocausto, la Guerra Civil española, el exilio en México, la mística y el sefardismo.

Muñiz-Huberman, ávida lectora, que lo mismo se apasiona con los clásicos que con la literatura contemporánea, recordó que desde la infancia descubrió la relación entre la palabra y la musicalidad, porque en la música no había conceptos y la palabra no estaba limitada en uno.

“La palabra es un juego de adentro hacia afuera y viceversa; es una posibilidad infinita de la creación, así empecé a jugar con las palabras, incluso uno de mis libros se llama El juego de escribir, y es precisamente desde la infancia que empecé a jugar y a hacer relatos, historias, a imaginar cosas; también comencé a jugar con la memoria, porque al ser hija de exiliados escuché historias de hijos o de los tíos; entonces, esa acumulación de culturas que tenía y esa búsqueda, esa recuperación de la memoria, me hicieron preguntar por las palabras, indicó la poeta.

La escritora, acompañada de Adolfo Castañón, Anamari Gomís y su hija Miriam, se asumió como protagonista de la literatura, porque lucha por escribir, por publicar, por ser leída, pero sin lanzarse al abismo de la vanidad.

Época de rupturas

Respecto de los temas que aborda en sus obras, Angelina Muñiz-Huberman incurre en una cierta transgresión, mezcla géneros y, en cierto sentido, no respeta las formas: Estamos en una época de ruptura de géneros. Rescato de la tradición el elemento poético, rítmico y creativo del idioma. Es tan libre la expresión... por eso me atrae muchísimo.

Muñiz-Huberman explicó que no es religiosa, pero que siempre ha sentido atracción por todo lo que es la cuestión mística, que puede estar separada de cualquier religión.

El misticismo es una búsqueda del más allá de la palabra, del sentimiento, es algo muy difícil de explicar, sostuvo la autora.

Adolfo Castañón comentó que Muñiz-Huberman, al igual que la escritora española Ana María Matute, descubrió su vocación literaria desde muy joven, y que su obra refleja la tradición compleja y rica de la cotidianidad, que a veces no vemos en la vida literaria y cultural.

Además de compartir sus experiencias literarias, Muñiz-Huberman leyó poemas del libro Rompeolas, que el Fondo de Cultura Económica acaba de publicar, en el que reúne toda la obra poética de la autora, en el que reflexiona sobre la identidad, la memoria, la soledad, la pérdida y el amor.

El homenaje finalizó con la lectura del poema Tributo a México, una reconciliación de Muñiz-Huberman con el exilio.