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Presentan su libro Cuaderno de bocetos: sketchbook en el Centro Cultural Bella Época

Daniel Lezama suprime referentes y hurga en la alquimia de las cosas

El pintor comparte con el público 40 dibujos, un pedazo de su taller, indica a La Jornada

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Otros incidentes de viaje a Yucatán IV, 2011, boceto de Daniel Lezama incluido en el cuaderno que reúne 40 trabajos, publicado por Mantarraya Ediciones
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El árbol de color, 2010, dibujo de Daniel Lezama que forma parte de su Cuaderno de bocetos: sketchbook
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de junio de 2012, p. 4

Lo que hago es transparente, no guardo secretos de Estado, asegura el pintor Daniel Lezama (DF, 1968), y para confirmarlo presenta al público lo que él llama un pedazo de su taller: una selección de bocetos a lápiz, publicados por Mantarraya Ediciones.

No se trata de un facsímil, sino de una muestra de dibujos de diversas épocas en los cuales se aprecian desde marcas de zapatos, manchas de aguarrás o anotaciones al margen. Son las hojas que cualquiera que visita el espacio donde trabaja el artista puede ver regadas por los rincones.

Lo último que quiero es que se piense que me dedico a alquimias misteriosas, dibujar es un proceso que puede hacer cualquier persona, añade.

En entrevista con La Jornada, comenta que en las grandes épocas de la pintura, el estudio del dibujo, antes de abordar los lienzos con óleo, requería de hasta 15 años, y si bien ahora ya no ocurre eso, es real que un buen pintor debe tener una mano con mucho tiempo de trabajo con el lápiz.

Lezama se define como un inventor de imágenes. Al respecto, explica: No hay material de referencia importante en mis cuadros, no tengo un catálogo de rostros para los personajes, no uso modelos. Quizá ese sea el único misterio de mi obra: imaginar la ficción, pues técnicamente lo que hago sólo requiere velocidad y concentración.

Trazos de cuadros emblemáticos

El libro Cuaderno de bocetos: sketchbook contiene 40 dibujos, con prólogo poético en versión bilingüe de Antonio Calera-Grobet. Se publica como parte del festejo por la edición internacional de Viajeros (Galería Hilario Galguera, Alemania 2012), el cual es una extensa monografía sobre el trabajo del pintor.

En el Cuaderno... aparecen, entre otros, los trazos que después dieron vida a emblemáticos cuadros como Niño volcán, La serpiente triunfante, La caída de la noche, La carbonera y Otros incidentes de viaje a Yucatán.

Escenas inquietantes que una vez plasmadas en el lienzo “ya no me pertenecen, las miro y ni siquiera sé quien las hizo. No recuerdo cómo las pinté. Eso es lo importante, de dónde vienen y hacia dónde van.

En estos momentos el reto es irme limpiando de referentes, dejarlos afuera y que los temas se vayan enlazando dentro de la obra. Es difícil explicarlo, quizá la única brújula que dejo al espectador es el título, pero lo que busco ahora es la alquimia de las cosas, indagar, por ejemplo, acerca de un carbón que se transforma en diamante, o sobre el nacimiento de nuevas mitologías, añade.

Lezama se apasiona cuando habla de ese mundo que habita dentro de su alma y que con tanto afán se empeña en mostrar a espectadores que se estremecen y deleitan ante la morena desnudez de mujeres, hombres y niños, retratados en situaciones donde no cabe el pudor.

Es su “visión de la historia, temas de un inconsciente colectivo que afloran desde el inframundo.

Todo lo que he hecho es lo que he visto al ir por una escalera que estaba muy en la superficie, y cada vez voy más profundo, tanto que ya no se puede nombrar, pues es un viaje por el tiempo, el espacio, corazón adentro.

Por eso, mi deber no es pintar mejor o peor, pero sí contar con buenas herramientas para la deconstrucción de ese mundo. Empiezo a despojarme de racionalidades, porque pesan mucho; hay que llegar al proceso de eliminación del yo en la obra, para llegar más lejos. Asumir eso es lo que te hace un artista.

Pero cada vez le pesa más a Daniel regresar de ese viaje al inframundo que a diario realiza para volver con los pinceles llenos de sus historias, pues debe enfrentarse, explica, “a toda la faramalla del medio del arte, la cual llega a cansar. Hace años me autopromoví, hacía todo el trabajo para que se conociera mi obra; ahora he cedido el control a las galerías y eso, paradójicamente, me quita tiempo, este viaje requiere cada vez más concentración.

Mi reto ahora es tener más libertades, incluso descansar, pero existen compromisos, ferias de arte, compradores, exposiciones, la presión externa es cada vez mayor, quieres estar sin estar. Eso es lo que menos sé resolver.

–¿Qué le deja este gran recorrido que hace por la pintura?

–Varias epifanías muy padres, la reconciliación con la realidad que sale del corazón pero, sobre todo, la tranquilidad de haber vivido.

Cuaderno de bocetos, de Daniel Lezama, será presentado hoy a las 19 horas en el Centro Cultural Bella Época (Tamaulipas 202, colonia Condesa). Participan Antonio Calera-Grobet, Erik Castillo, Mauricio Galguera y el pintor.