Sociedad y Justicia
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En 5 mil comunidades de 39 municipios faltan alimentos y agua para consumo humano

Sequía de 23 meses en Durango lleva a pensar en apoyos de la ONU y FAO

El gobierno federal dice que envío mil 695 millones de pesos, pero son de los programas Procampo y Diésel, que de todas formas tenían que bajar al estado”: Carlos Matuk López de Nava

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Una de las tres fosas en el municipio de Santa ClaraFoto Rosa Rojas
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Lo malo es que algunas están malpariendo. Más pena me dan los becerritos, ya no los pueden amamantarFoto Rosa Rojas
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Periódico La Jornada
Viernes 29 de junio de 2012, p. 45

Santa Clara, Durango., 28 de junio. Conforme la avioneta iba tocando tierra, podíamos ver cada tanto, a los lados de la pista de terracería, restos de vacas muertas. Al bajar pudimos constatar, al caminar unos metros, que había en un solo lugar una veintena de osamentas resecas y un montículo de huesos blanqueándose al sol.

Pero no fue todo: el presidente municipal, Noé Guangorena Cruz (quien llegó al cargo como candidato de una coalición PAN-PRD), y algunos miembros de su equipo –donde la mayoría son ganaderos– nos condujeron a una de las tres fosas donde han depositado parte de las 5 mil cabezas de ganado que cerca de este pueblo han muerto de hambre y sed a causa de una sequía de 23 meses.

En el camino había, entre los resecos matorrales, más carcasas momificadas por un sol que hace subir la temperatura a 30 o más grados. Ya la gente no llega a la fosa, nomás tira a los animales en la orilla del camino, comenta un regidor. Sería fácil saber de quién era el animalillo, por la marca del fierro. ¿Tendrá caso averiguarlo y multar al dueño?

En la fosa, de unos 30 metros de largo por 15 de ancho y unos cuatro de profundidad, había restos de alrededor de 40 animales. Ya los zopilotes, ahítos, no se amontonan sobre la carroña y sobrevuelan –remolino de plumas oscuras recortándose nítidamente sobre un cielo azul–, sin sombra de nubes. El espectáculo a ras de tierra es dantesco y mueve a una rabia que deja en la boca el amargo sabor de la bilis.

Tenemos otra fosa más arriba, ¿quiere verla? Teníamos otra, pero ya se copó y la cerramos, dice el munícipe. Declinada la invitación, conversamos con una pareja de apesadumbrados campesinos que llevaban en su camioneta decenas de pacas de rastrojo de sorgo, algunas a medio pudrir, para tratar de salvar alguna de las 25 vacas que les quedan, de 40 que tenían.

Silvia Hernández y Ricardo Rivera bajaron de su rancho en San José de Flechas, a 22 kilómetros de terracería, a buscar algo que dar de comer a los bovinos, porque en la última quincena se les murieron 15 vacas. Las pacas que consiguieron a 50 pesos cada una, no son alimento, pero es que ya no hay ni nopales ni magueyes para darles.

Vendieron algunos animales para tratar de salvar a los demás. Las vacas están débiles, se tuñen, ya no pueden levantarse. Lo malo es que algunas están malpariendo. Más pena me dan los becerritos, ya no los pueden amamantar, explica Silvia. Hay lástima y preocupación en su voz. Relata que ya el arroyo y los manantiales que lo alimentaban, donde bebe la gente, se están secando.

Por acá la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) ha repartido algunos tinacos de plástico negro de 10 mil litros. La bronca es cómo llenarlos.

El municipio de Santa Clara –a una hora de vuelo en avioneta, a más de 300 kilómetros de la capital duranguense o cinco horas por carretera y terracería– tiene 7 mil habitantes, en siete comunidades, más la cabecera. Había 18 mil cabezas de ganado al iniciarse la sequía.

Cementerios de animales como los de aquí hay en varios poblados del semidesierto duranguense. Sólo necesitamos que llueva para no andar dando lástimas a nadie, dice el edil Guangorena. Pero mientras, hacen falta agua y alimentos para la gente, porque el año pasado no sembró o no se cosechó nada. Falta trabajo temporal. “Falta forraje para los animales, falta semilla, comenta optimista, para ’ora que empiece a llover.”

Confía don Noé en que llueva antes del 15 de julio para que alcance a haber cosecha. “’Ora que si no llueve, no vamos a aguantar otro año así. No sé qué vaya a pasar”, advierte. En días recientes han caído algunos aguacerillos fugaces, que nomás alborotan el calor y medio asientan el polvo. Pero se necesita que llueva fuerte, siquiera una semana o 15 días, para que la humedad permita que se desarrollen las plantas, coinciden los titulares de las secretarías de Agricultura, Ganadería y Desarrollo SAGDR), Carlos Matuk López de Nava, y de Desarrollo Social del gobierno de Durango, Javier Hernández Flores.

En entrevista, los funcionarios pusieron números al desastre de la sequía en la entidad, cuarta en extensión del país con sus 123 mil 181 kilómetros cuadrados y más de un millón 633 mil habitantes: Matuk indicó que se estima en más de 3 mil 200 millones de pesos la pérdida para la economía duranguense por el desplome de las cosechas, sobre todo de frijol, del cual es el segundo productor nacional, y de maíz, así como por el despoblamiento del hato ganadero, sea por la muerte o el remate de 502 mil vientres bovinos –50 por ciento del total que había–, así como de 503 mil 756 cabezas de ganado, bovino, caprino y ovino.

Pero hay otras cifras más graves: en más de 5 mil comunidades de los 39 municipios de la entidad donde faltan alimentos y agua para consumo humano, los mantos acuíferos se están secando, se incrementa la desnutrición. De los recursos federales para la sequía no ha bajado nada. Pareciera que no nos creen la dimensión de esta tragedia. Se atravesaron tiempos electorales, pero el 2 de julio, vamos a seguir con la sequía, afirmó Matuk.

Indicó que los mil 695.1 millones de pesos que el gobierno federal dice que han llegado a Durango son de los programas normales como Progan, Procampo y Diésel, en correlación con la SAGDR, son programas y con o sin sequía tenían que bajar al estado.

–¿A qué se debe el atorón de los recursos para la sequía?

–Eso está en la mesa política; en la administrativa estamos buscando los recursos con la Sagarpa. No gano nada con expresiones de que no existe voluntad.

Hernández Flores, por su parte, informó que hay 397 mil 618 personas con problemas de abasto de agua. La cifra subió de 950, a mediados de mayo, en los 39 municipios de la entidad, a mil 620 a finales de ese mes y ahora suman más de 5 mil. Y a junio 450 mil personas ya tienen problemas de abastecimientoalimentario.

Detalló que al no haber siembra ni cosecha en 2011, tampoco hubo esquilmos para alimentar a los animales. Se tienen problemas de desnutrición infantil, así como de personas en edad avanzada. Ya se presentaron dos casos de desnutrición severa en la capital del estado, son gente que vive en el campo. También por la sequía se han incrementado casos de conjuntivitis y de hepatitis, auque ésta se logró contener.

De la campaña Una gota de ayuda para Durango dijo que ha ido creciendo tanto a escala regional como nacional. También los paisanos que están en Estados Unidos están contribuyendo y se buscan mecanismos para llegar a las instituciones de la Organización de Naciones Unidas y la FAO, explicó.

Apuntó que en mayo se distribuyeron 60 mil 718 expensas; para julio se espera hacer la entrega de 141 mil, pero se va a tener que seguir invirtiendo.

Si no llueve vamos a tener un problema mayúsculo porque Durango estaría requiriendo 10 mil 400 millones de pesos, dando prioridad al alimento y a la distribución de agua potable. Lo grave es que muchas fuentes de abastecimiento se han estado abatiendo. Incluso la Conagua y la Conade hablan ya de la posibilidad de relocalizar algunas poblaciones para poder abastecerlas de agua, aseveró Hernández.

Por su parte, el delegado de la Sagarpa en Durango, René Almeida, interrogado sobre la falta de recursos para la sequía en la entidad, afirmó que “la inversión federal en poder de los productores es de más de mil 400 millones de pesos. En Procampo fueron atendidos 85 mil predios con 70 mil productores. En el Programa Ganadero (Progan) a 3 mil 600 unidades de producción con 18 mil beneficiarios.

Los recursos tienen que estar encaminados para atender esta emergencia, subrayó y agregó que para tratar de mantener el pie de cría hubo un programa de ajuste a la carga animal, y se les apoyó en 2011 hasta con 400 pesos y este año con 600 pesos por vientre despoblado. Donde llovió se acudió a los productores con dinero y semilla para más de 120 mil hectáreas y unos 30 mil productores atendidos en los valles y en la sierra y un poco en el semidesierto, aseveró.