Opinión
Ver día anteriorJueves 5 de julio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

¿Elecciones ejemplares?

Tache en 54% de las casillas

Gobiernos foráneos en el limbo

¿D

ónde estaba el IFE, sus consejeros y demás alegres declarantes que, a coro, calificaron de ejemplar la pasada elección del primero de julio? ¿En qué momento se perdieron?, porque de etiquetarla como una jornada comicial limpia, en la que todos los mecanismos funcionaron, de pronto reconocieron que la mayoría de las casillas reportaba irregularidades, tanto como 54 por ciento del total, aunque existen denuncias de que tal proporción podría elevarse a 81 por ciento. Entonces, ¿el ejercicio dominical fue ejemplo de rectitud, o de cómo se las gastan los partidos políticos, con el PRI a la cabeza, en eso de jugar cochino, de comprar, coaccionar o inducir el voto, de violar los topes de campaña, de alterar el resultado?

Y, también vale preguntar, ¿dónde está el conocimiento de las leyes mexicanas por parte de los gobiernos extranjeros que rápida y solícitamente respondieron a la urgencia de Enrique Peña Nieto de encontrar canales de legitimación por la vía de las cartas de felicitación y las llamadas telefónicas para reconocer el triunfo del presidente electo? (de Obama a Cristina Fernández de Kirchner; del franquista Rajoy al uruguayo José Mujica, sin olvidar a la brasileña Dilma Rousseff, todos perdidos en el espacio, el desconocimiento, el oportunismo o la complicidad). Ello, porque la legislación nacional es clara cuando señala que el Tribunal Electoral es el único que puede declarar vencedor en la contienda electoral federal, y, por ende, en este caso, presidente electo, lo cual, dicho sea de paso, tal instancia no ha hecho, amén de que todos los atentos felicitadores cuentan con representación diplomática en México, de tal suerte que algo deben de saber de la legislación vigente.

Lamentablemente, el haiga sido como haiga sido (cínica aportación filosófica de Felipe Calderón a la de por sí cochina cultura política nacional) llegó para quedarse. Sin la denuncia del peje candidato, nadie se hubiera tomado la molestia de revisar la paquetería electoral, ni mucho menos de hacer como que se interesaba en la descarada compra de votos realizada por Peña Nieto y su equipo de operadores, con todo y sus tarjetas Soriana y Monex. La paquetería electoral, una vez más, se habría archivado en el limbo histórico, y todos estarían celebrando la pulcritud con que se llevaron a cabo las elecciones, lo bien que funcionaron todos los mecanismos y lo democrático de los resultados, siempre en el marco del haiga sido como haiga sido.

Así, de lo ejemplar, los consejeros del IFE pasaron al recuento de la mayoría de los sufragios: en el cómputo oficial de votos que inició esta mañana (ayer) en todo el país, el Instituto Federal Electoral informó que serán recontados 54.5 por ciento de los votos de la elección presidencial, nivel equivalente a 78 mil 12 paquetes de igual número de casillas que se instalaron en la elección del domingo. La cifra más alta de apertura ocurrirá en la elección de senadores, con 61 por ciento de los paquetes (87 mil 806 casillas), mientras que para la de diputados se prevé la apertura y recuento de 60.3 por ciento de los sufragios, depositados en 86 mil 328 casillas. El nivel de recuento de voto por voto representa el doble que el registrado en la elección federal pasada, en 2009, cuando se eligieron diputados y senadores (La Jornada, Fabiola Martínez y Alonso Urrutia).

Lo anterior no precisamente refuerza aquello de que la jornada electoral fue ejemplar y limpia, y de que funcionaron todos los mecanismos. Por el contrario, confirma las enormes deficiencias y lentitud del instituto y demás instancias electorales, las enormes lagunas de la ley en la materia, de la irreversible actitud mafiosa de los partidos políticos y del enorme chiquero que es la política nacional. Pero también, y es lamentable decirlo, es signo de una ciudadanía callada, agachada, comodina, que de plano no puede superar –ni quiere, según la evidencia– el síndrome de la Conquista.

Jubiloso, el mismo domingo primero de julio, el consejero presidente Leonardo Valdés Zurita salió a festejar en cadena nacional: “ha sido una gran jornada electoral… Los mexicanos hemos ratificado que la democracia y las elecciones democráticas son el único método válido para obtener el poder político… La de hoy es la elección que más votos ha recibido en la historia de México… El IFE garantiza que el voto de todos sea escrupulosamente respetado”. Y acto seguido dio por ganador al copetón, sólo para pasarle la batuta al sonriente inquilino de Los Pinos, quien también felicitó al nuevo ganador del haiga sido como haiga sido, no sin olvidar que la primera felicitadora fue la propia candidata panista Josefina Vázquez Mota. Y todos se dedicaron a celebrar la limpieza de los comicios, para, 24 horas después, y sólo tras la denuncia y presión del peje candidato, reconocer que ni tan limpia ni tan ejemplar, pues cuando menos en 54 por ciento de las casillas se reportaron irregularidades.

Y para la memoria, lo registrado el 4 de julio, pero de 2006: “los números fueron manipulados desde un principio; contienen infinidad de inconsistencias e irregularidades que perjudican, entre otros, registros menores de los sufragios obtenidos, la existencia de 3 millones de votos ‘perdidos’ y el hecho de que no coinciden las actas para la elección presidencial y las de diputados y senadores. Por ello, Andrés Manuel López Obrador anunció que los dirigentes de los tres partidos que postularon su candidatura solicitarán al IFE todas las facilidades para hacer un recuento casilla por casilla y acta por acta, que les permita cotejar sus propios datos y conocer el resultado real de la elección. Tras su denuncia, las dirigencias de PRD, PT y Convergencia anunciaron la determinación de respaldar sin cortapisas al tabasqueño, descalificaron al PREP porque ‘no es ningún instrumento para declarar a nadie ganador de la contienda’, y exigieron al IFE que se abstenga de declarar resultados electorales basados en ese instrumento. AMLO aclaró que no busca descalificar a la autoridad electoral, ni a ninguna otra institución, pero como candidato ‘tengo el derecho de exigir, de demandar, un proceso transparente. Tengo el compromiso de defender la voluntad de los millones de mexicanos que me dieron su voto’” (La Jornada, Roberto Garduño y Andrea Becerril).

Las rebanadas del pastel

Y mientras todos los ojos están fijos en la pantalla principal, en la trastienda se ponen otro clavo al ataúd: los fondos del IMSS para pensionados se agotarán en 2016.