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El Museo Nacional de San Carlos ofrece un recorrido del siglo XVI al XXI

Rostros de la mujer en el arte
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Bacante, s/f, óleo sobre tela de Adolphe Rene Lefèvre; cuadro incluido en la muestra que se presenta en el recinto de Puente de Alvarado 50, colonia TabacaleraFoto cortesía del museo
 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de julio de 2012, p. 3

El pasado jueves se inauguró, en el Museo Nacional de San Carlos, la exposición El rostro de la mujer en la historia del arte: un recorrido del siglo XIV al siglo XXI, la cual incluye una pintura del italiano Amedeo Modigliani, de quien por primera vez se exhibe una obra en México, según Carmen Gaitán, directora del recinto.

La muestra, que reúne alrededor de 60 obras, rinde homenaje a la representación femenina.

La obra de Modigliani es Retrato de Marevna (1918), nombre de la pintora cubista rusa de cuya relación con Diego Rivera nació una hija: Marika.

De acuerdo con Gaitán, el pintor italiano conoció a Marie Vorobev-Stebelska –apodada Marevna por Máximo Gorki– en La Ruche, hostería parisina para artistas inmigrantes. El cuadro proviene de una colección particular.

La cara angulosa de Marevna es parte de la transformación que ha experimentado la figura de la mujer a lo largo del tiempo. Contrasta con la de la Virgen del cuadro del pintor novohispano Andrés de Concha, reciente adquisición del Instituto Nacional de Bellas Artes para el recinto, que preside el recorrido de la muestra.

Tres artistas mexicanas

Aparte de las obras de Jean Honoré Fragonard, Francisco de Zurbarán, Tintoretto, Pelegrín Clavé, Pedro Ribera, Germán Gedovius, Joaquín Sorolla y Ángel Zárraga, entre otros, la exposición también incluye creaciones de tres artistas contemporáneas: Teresa Margolles, Marta Palau y Betsabeé Romero, con la finalidad de que el público sepa cómo se expresan las artistas mexicanas de hoy.

“Cuando llegué al museo y empecé a visitar las bodegas me di cuenta que había mucha producción, desde el siglo XIV hasta el XIX, en que la mujer era parte central de muchas obras.

Así fue que comenzamos a trabajar con los curadores Ana Carpizo y Marco Antonio Silva Barrón para hacer este recorrido, expresa Carmen Gaitán. Se han colocado espejos en diferentes puntos del recorrido para que el visitante se refleje y reflexione sobre su propia imagen.

El primer gran papel de la mujer es el de la maternidad, representación que se repite a través de los siglos.

Luego, pasa a encarnar las epopeyas o los relatos bíblicos en los que la mujer es protagonista de un papel que se le asigna dentro de la religión. Allí está Lucrecia perseguida para ejemplificar la lujuria del hombre.

Las mujeres del Renacimiento dan cuenta de una postura social, sin embargo no tienen expresión, son utilizadas simplemente como objetos decorativos.

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Retrato de Donna Alba Regina del Ferro, s/f, lienzo de Giacomo Ceruti; cuadro incluido en la muestra que se presenta en el recinto de Puente de Alvarado 50, colonia TabacaleraFoto cortesía del museo
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Retrato de Marevna, 1918, de Amedeo Modigliani. De acuerdo con Carmen Gaitán es la primera vez que se exhibe una obra de este artista en México, el óleo forma parte de la muestra El rostro de la mujer en la historia del arte: un recorrido del siglo XVI al XXI
Foto cortesía del Museo Nacional de San Carlos

A decir de la entrevistada, otro cuadro que detona también la exposición es el del belga Kemper, quien pintó a las siete virtudes, cuyos rostros ofrecen un abanico de emociones.

Monjas coronadas

Una sección impactante es la que contiene un par de cuadros de monjas coronadas, una jovencita y otra adulta.

Es allí donde Betsabeé Romero hizo una instalación alusiva, en la que literalmente enterró a una fila de monjas a la manera de túmulos, al grado de que sólo se ven las cabezas con sus llamativas coronas.

En un patio del museo de San Carlos la artista presenta una segunda instalación, Globos de Cantoya, la cual rememora a las madres que observan partir a los hijos migrantes, a los que tal vez nunca vuelvan a ver.

Para la pieza de Teresa Margolles se acondicionó una sala especial, pues consiste en cuatro aparatos que lanzan burbujas con el agua utilizada para lavar los cadáveres en los servicios médicos forenses.

“Toda exposición –para Carmen Gaitán– también debe ser una plataforma de reflexión, algo que cuestione, que conmueva. Hemos pasado por momentos muy difíciles en este país y acompañados de la historia del arte podemos ofrecer la posibilidad de la reflexión.”

En el retrato hecho por Giacomo Ceruti de Donna Alba Regina del Ferro, se ve una mujer de mediana edad, vestida de negro, con un misal en las manos, sin artificios, pero con cara de satisfacción, como si ya hubiera cumplido con su deber en la vida.

Esta exposición, manifiesta la directora del Museo Nacional de San Carlos, también trata de decir cómo surgen estas mujeres de la nada, a cobrar vida propia y ser dueñas de su cuerpo.

Otra estrella de la muestra es el retrato que Francisco de Goya y Lucientes hizo alrededor de 1800 de una niña desconocida, que lleva una partitura en las manos. La cara infantil refleja, a pesar de su corta edad, un recio carácter.

Al final del recorrido hay una nueva Lucrecia asediada por los viejos, pero en este cuadro de Ángel Zárraga ya decide lo que hace con su cuerpo.

En esta última sala cuelga una gran obra textil de Marta Palau. La pieza de Palau y la de Margolles fueron prestadas por el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Para efectos de esta exposición en el recinto de avenida Puente de Alvarado 50, colonia Tabacalera, el área didáctica dedicada a los niños se ha incorporado a las salas.