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El reconocimiento al artista trasciende el ámbito propio y llega a la publicidad

Museos vieneses muestran facetas casi desconocidas del pintor vienés

El Leopold exhibirá 400 cartas y mensajes con su compañera Emilie Flöge

El recinto de Belvedere, poseedor de El beso, convoca a un concurso de sosias de los dos personajes

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Dánae, 1907-1908, lienzo de Gustav Klimt, en imagen incluida en el libro Klimt, de Frank Whitford.
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Detalle de su obra El beso
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Los bailarines Maria Yakovleva y Kirill Kourlaev danzan frente la obra maestra El beso, de Gustav Klimt. Imagen de Alfred Weidinger y su Leica M9, tomada el 1º de enero de 2012, en el Museo Belvedere de Viena
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de julio de 2012, p. 3

Viena, 13 de julio. Los museos vieneses proponen una mirada íntima alrededor del pintor austriaco Gustav Klimt a raíz del 150 aniversario de su nacimiento, revelando facetas casi desconocidas del personaje, incluida una dosis de cursilería.

Nacido el 14 de julio de 1862 y fallecido en 1918, Klimt se labró en el siglo XX un amplio reconocimiento internacional incluso más allá de la esfera puramente artística, al punto de que Viena usa su célebre cuadro El beso en sus campañas oficiales de publicidad.

Sin embargo, su trabajo provocó fuertes reacciones a comienzos del siglo XX, con su obra que alternaba entre la opulencia y personajes claramente atormentados.

El Museo Leopold expondrá las 400 cartas y mensajes intercambiados con su compañera Emilie Flöge, que dejan al descubierto una personalidad fantasiosa y tranquila.

Quería mandarte una tarjeta graciosa, pero primero tengo que superar la enorme estupidez de los seres humanos. Afectuosamente, Gustav, escribió en uno de esos mensajes a Flöge.

También se expondrán diversas fotografías de Klimt, con su delantal deforme, el pelo rebelde y una sonrisa maquiavélica, o sosteniendo un gato en brazos.

Un artista estelar

El Museo Wien decidió aprovechar la oportunidad para mostrar un artista estelar, cuya desgracia es que todo el mundo cree conocerlo muy bien: expondrá objetos marcados por la cursilería.

Al inicio de este año el museo había usado la red social Facebook en una campaña para encontrar lo peor de Klimt.

En total, fueron seleccionados 140 objetos, incluyendo una tapa de inodoro decorada con motivos de su obra, y un huevo que se abre y expone a la pareja del cuadro El beso, mientras se escucha la canción Can’t Help Falling in Love, de Elvis Presley.

El Museo Wien expondrá su colección completa de Klimt, incluyendo la máscara mortuoria del artista y más de 400 obras entre las que destacan algunas de sus inicios como alumno en la Escuela de Bellas Artes.

Queremos una visión íntima en el desarrollo de Klimt y de su obra, y nos proponemos ofrecer un plan general sobre el artista, dijo Wolfgang Kos, director del museo.

Restauración de un fresco

Por su parte, el tradicionalmente serio Museo de Belvedere, que abriga El beso, organizó un Concurso de sosias (caracterizaciones o, como define el Diccionario de la Real Academia, parecidos) de Gustav Klimt y de Emilie Flöge, que se realizará este 14 de julio.

Los que prefieran concentrarse en las obras centrales del artista también tendrán su espacio.

La Galería Secesión –nombre del movimiento artístico del que Klimt fue uno de los creadores– expondrá los siete paneles del famoso Fresco de Beethoven, presentado en 1902, aunque los visitantes podrán apreciar la impresionante obra sobre una plataforma a más de tres metros del suelo.

En tanto, un documental en video ofrecerá detalles sobre la trabajosa reconstrucción del fresco, que había sufrido serios daños.

Klimt fue una las principales figuras del arte en Viena en momentos en que la capital austriaca era, junto con París y Berlín, uno de los centros culturales y artísticos de Europa.

En esa época coincidían en Viena figuras como Sigmund Freud, los arquitectos Adolf Loos y Otto Wagner, y el entonces joven pintor Egon Schiele, discípulo de Klimt.

Hoy la obra de Klimt puede ser apreciada en Viena en paragüas, bolígrafos o una multitud de objetos a la venta para turistas. Klimt se convirtió, de forma póstuma, en una de las mejores agencias de publicidad para Viena, dijo Kos, director del Museo Wien.