Cultura
Ver día anteriorSábado 14 de julio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Nueve exposiciones alusivas a Klimt esperan multitudinaria afluencia hacia Viena

Austria celebra a un pintor que marcó la vanguardia del movimiento modernista

Lanza hotel oferta especial para admirar durante 10 minutos completamente tranquilo El beso, famoso cuadro del artista

Por todos los poros de la capital austriaca se respira al homenajeado

 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de julio de 2012, p. 4

Viena, 13 de julio. Ante tal concentración de artistas, Austria parece vivir cada año un aniversario. Hay celebraciones más cortas o más largas, pero ésta es una de las grandes: el 14 de julio se cumplen 150 años desde que nació Gustav Klimt, pintor que marcó la vanguardia del movimiento modernista.

Por eso, Viena espera recibir en estos meses una cifra récord de turistas que visitarán las nada menos que nueve exposiciones especiales dedicadas a Klimt.

La reina de todas es la que muestra El beso, el cuadro más famoso del pintor, que sigue atrayendo a millones de personas desde que fue visto por primera vez, en 1908. Enmarcado en rojo, el lienzo evoca en el público una mezcla de melancolía y anhelo de amor.

El beso no ha parado de viajar, pero después de ser expuesto en Australia y Suiza el año pasado, regresó al palacio Belvedere. Para quienes no quieran compartir el momento de contemplar el lienzo con extraños, un hotel ha lanzado una oferta especial que garantiza 10 minutos completamente tranquilo para quienes reserven una de sus habitaciones.

Pareciera que todos los museos vieneses hubieran inspeccionado a fondo sus archivos como si se prepararan para una competición. ¿Quién tiene más obras de Klimt? Cinco lienzos, entre ellos el famoso Adel Bloch-Bauer I (también conocido como Golden Adel), tuvieron que ser devueltos a sus herederos en Estados Unidos. Pero en la ciudad se respira Klimt por todos los poros.

Nada que ver con lo que ocurría hace más de un siglo: muchos críticos de arte se llevaron las manos a la cabeza al ver los cuadros del artista, y lo tildaban de obsceno o pornográfico. Hoy, reproducciones y detalles de esos cuadros decoran pañuelos de seda, tazas de café, calendarios y tarros de mermelada. Incluso hay un vino espumoso Klimt.

Restauran su casa

Quienes deseen emprender la ruta de Klimt en Viena, probablemente se dirijan en primer lugar al edificio llamado Secesión.

En 1897, Gustav Klimt fundó el grupo de la Secesión de Viena junto a otros artistas como Koloman Moser, Josef Hoffmann o Joseph Maria Olbrich.

Foto
Gustav Klimt, 1912, en el jardín de su estudio en la Josefstädterstrasse, en imagen incluida en el libro Klimt, de Frank Whitford, publicado por Ediciones Destino

El movimiento rompía con el academicismo de la Künstlerhaus de Viena, donde dominaba una estética marcada por el gusto conservador.

En sus primeros años, el propio Klimt había seguido fielmente el estilo de la Künstlerhaus, como en el bello techo del auditorio del viejo Burgtheater de Viena. Aunque después, no quiso que se lo recordara por estas obras tempranas, que ahora vuelven a recuperar el foco de interés en el año Klimt.

La casa a las afueras de la capital donde el artista tenía su estudio está siendo restaurada. Aunque su reapertura ha sido pospuesta varias veces, se prevé que pueda volver a visitarse el próximo otoño. Y de visita obligada es el palacio de Belvedere, recinto que posee la mayor colección de klimts del mundo.

El Museo de Arte e Historia de Viena se centra en el periodo intermedio de su obra, entre 1886 y 1897, pero la lista no acaba ahí. En el Albertina se expuso recientemente una colección de dibujos, mientras el Museo de Artes Aplicadas dedica una exposición exclusivamente a los mosaicos de la sala de banquetes del palacio Stoclet, en Bruselas.

Entre tanto, en la Künstlerhaus se mostrarán documentos, cartas y fotografías de los archivos que documentan la vida del pintor, integrante de esta academia de arte hasta 1897. Y el Museo Etnológico de Austria expone una serie de piezas de la colección Emilie Flöge, que incluye bordados, delicadas cintas y vestidos con ornamentación modernista.

Flöge fue la compañera sentimental de Klimt, aunque aún hoy no se sabe a ciencia cierta cuántas mujeres hubo en su vida ni cuántos hijos tuvo. Oficialmente, sólo reconoció a uno, pero se rumora que hubo muchos más. Y se le atribuyen numerosos affairs con las modelos de sus cuadros.

En una ciudad de rumores y chismes –una práctica que se sigue cultivando hoy día– es mejor hablar de este tipo de cosas en alguna de las cafeterías vienesas.

Y, naturalmente, este año hay dos hits para acompañar el café: el pastel Klimt y el Klimt Guglhupf (un exquisito bizcocho).