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Ver día anteriorDomingo 15 de julio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

De antis, pros e imaginación taurina

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El joven diestro mexicano Diego Silveti fue incluido en este original Paseíllo literario, donde a lo largo y ancho de España desfilan fotográficamente distintos toreros y textos diversosFoto Archivo
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lgunos exquisitos se pasaron a molestar porque en la columna anterior señalaba que el tema de la tradición taurina de México fue otro de los muchos que los candidatos a puestos de elección popular –2,127 nada más– prefirieron omitir en sus vibrantes discursos, pues ya se sabe que en los países menores de edad a los niños se les manda a ver la tele para que no escuchen lo que dicen los grandes y de paso se formen un criterio propio.

Como si fueran a gobernar a flemáticos ciudadanos ingleses amantes del té y la explotación, pero no de la sangre en los ruedos del mundo, estos millares de aspirantes a cumplir lo prometido con sonrisas de ocasión en conmovedores espectaculares decidieron actuar en forma políticamente correcta, es decir, haciendo caso omiso de problemas que atañen directamente a amplios sectores de la sociedad mexicana, entendida de aquí en adelante como versión subdesarrollada de la cultura anglosajona.

No se pedía a tanto aspirante ocuparse de lo que no sabe, así sea una de sus especialidades, ni menos a debatir sobre Zotoluco y El Juli o la mediocre gestión de mexicanos millonarios taurinos, sino que en sus sesudos mensajes advirtieran, con inteligencia y convicción, del inminente riesgo que corren muchas expresiones culturales y tradiciones populares de ser asesinadas con más saña que la empleada con los compadecidos toros, precisamente por la falta de políticas culturales esclarecidas, incluyentes y vigilantes. Pero en los países menores de edad la costumbre es someterse a la modernidá impuesta de fuera, prohibir en vez de legislar e incumplir la ley.

Por su pasmada parte los pros, léase taurinos –quienes lucran con la fiesta y dicen arriesgar su dinero para promoverla–, taurófilos –conocedores pacientes de la esencia de la tauromaquia y a quienes las empresas, con su pobre oferta, han expulsado de las plazas–, villamelones –aficionados que suplen conocimientos con entusiasmo y exigencia con lealtad– y público grueso –sin más pretensiones que fluir con lo que va quedando del espectáculo– han permanecido inmóviles y mudos frente a las embestidas de los antis, de asambleístas charlatanes y de candidatos ataurinos –los dos mandatarios panistas, aficionados de clóset, buen cuidado tuvieron de no volver a pararse en una plaza, pero sí de reunirse con algunos diestros extranjeros que figuran. Más coloniaje.

¿A qué obedecen este inoportuno tancredismo y este silencio vergonzoso? A que del sueño guajiro la fiesta es inmortal pasaron a la pesadilla del voluntarismo empresarial, neoliberal y dependiente, para despertar a la realidad de un espectáculo sin pasión, autorregulado por millonarios sin sensibilidad taurina, manoseado por profesionales de toda índole, alcahueteado por comunicadores de distintos medios y nacionalidades y sin autoridad capaz de meter al orden a tanto aventurero, en beneficio de la mejor tradición taurina pero sobre todo de la salud institucional del país.

Imaginación en torno al toreo es la desplegada con la exposición Paseíllo literario, en España, que combina fotografías de toreros famosos y literatura con motivo del 300 aniversario de la Biblioteca Nacional. El concepto es transmitir al visitante un relato visual en diferentes rincones literarios como librerías, bibliotecas o espacios relacionados con las letras, como el Instituto Cervantes y las bibliotecas Nacional de España, del Senado, de la Academia de Bellas Artes, del Museo Reina Sofía o de la Universidad de Salamanca, entre otras, y en las que varios toreros posaron para el fotógrafo Javier Arroyo.

Cada fotografía, en formato de 100 cm x 65 cm en blanco y negro, se enriquece con frases tomadas de obras literarias y de textos que evocan la personalidad o la trayectoria del diestro retratado. El objetivo principal de la exposición es la difusión cultural en varios ámbitos y transmitir la relación que siempre ha existido entre tauromaquia y literatura, mal que les pese a los animalistas cultos.

Diego Silveti ha sido incluido en esta muestra al lado de figuras históricas como El Viti, Paco Camino, Curro Vázquez, César Rincón, Juan Mora, Joselito y otros, que han colaborado en este Paseíllo literario organizado por el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, con diversos patrocinios y el apoyo de organismos culturales. Nada del otro mundo, sólo un poco de imaginación en favor de una tradición… en España. Aquí, todavía nadie puede publicar esa joya fotográfica que es El Saltillense. Tauromaquia.