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El reconocido director de orquesta y compositor alemán celebra 85 años de vida

Kurt Masur profesa humildad ante cualquier obra que asuma

Poco a poco vuelvo a estar sano, dice el artista, después de fracturarse el omóplato el pasado abril

Con mi hijo Ken David haremos un programa de Mozart en Massachusetts, el 26 de julio

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Kurt Masur en el podioFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Jueves 19 de julio de 2012, p. 4

Leipzig, 18 de julio. Poco a poco vuelvo a estar sano, dice Kurt Masur (Alemania, 18 de julio de 1927), uno de los directores de orquesta contemporáneos más celebrados del mundo. Tras la consternación que produjo entre sus amigos que el 26 de abril se cayera de la tarima del Théâtre des Champs-Elysées, en París, en torno al maestro alemán sólo hubo silencio.

Ahora Masur, quien cumple 85 años, anuncia en entrevista su primera actuación pública después de la fractura del omóplato.

–Maestro, ¿cómo se siente?

–Poco a poco vuelvo a estar sano.

–¿Cuándo cree que el público podrá volver a verlo?

–Si todo sale bien, el 22 de julio en Tanglewood, Massachusetts, Estados Unidos. Es un sitio para ensayos de música y conciertos donde los fines de semana se juntan a escuchar música al aire libre de 20 mil a 30 mil personas. Ya estuve allí hace más de tres décadas. Ahora haremos un programa de Mozart. Mi hijo Ken David dirigirá la primera parte del concierto y yo tendré a mi cargo la segunda.

Culto por Felix Mendelssohn

–Usted fue director en Dresde, Nueva York, Londres, pero manifiesta sobre todo su agradecimiento a las personas de Leipzig, a las que ya ha brindado durante tres décadas experiencias musicales con la orquesta del teatro Gewandhaus. En 1981 peleó y consiguió el tercer edificio nuevo para el Gewandhaus y la reconstrucción de la Casa de Mendelssohn. ¿Qué lo une a ese compositor?

–Estudié en Leipzig desde febrero de 1946. El horror de la guerra ya había pasado, y empezamos a trabajar con obras de compositores prohibidos por los nazis, especialmente Felix Mendelssohn-Bartholdy.

Intentamos continuar también en la sala de conciertos las tradiciones del músico, fundador de ese conservatorio, en el que enseñaron muchos músicos del Gewandhaus. Este compositor fue quien redescubrió a Bach, impulsó a Schumman y luchó como ningún otro por la diversidad de la vida musical de Leipzig.

–Usted alentó a escribir a numerosos compositores contemporáneos, desde Siegfried Matthus y Alfred Schnittke a Minoru Miki. ¿Siempre tuvo su corazoncito por la música contemporánea?

–No fue sólo una cuestión de corazoncito, sino práctica. En 1948 fui designado maestro concertador y director en el teatro estatal de Halle, y tuve que enfrentarme a la necesidad de escribir música para piezas como Sombra, de Yevgeni Shvarts o Como gusteis, de Shakespeare, y muchas otras. Escribí yo mismo y me puse en contacto con compositores. Más tarde, las orquestas con las que trabajé asignaron trabajos en todo el mundo. La amistad con Siegfried Matthus, por ejemplo, se mantiene hasta hoy. Siempre hubo un dar y recibir con las orquestas y los compositores.

–¿Hay algún compositor cuya obra hasta ahora no haya dirigido y que le gustaría llevar a escena?

–Sí, muchísimos, claro.

–El año próximo el mundo honrará a Giuseppe Verdi y a Richard Wagner, cuyas obras usted dirigió en Schwerin, Leipzig, Berlín y Venecia. ¿Ese año de aniversarios volveremos a verlo en el foso de la orquesta?

–No necesariamente. Pero tal vez se presente una ocasión, como ocurrió cuando en Venecia pude dirigir Lohengrin, en italiano.

–Usted está entre los personajes más homenajeados del mundo: títulos honoris causa, premios, condecoraciones. ¿Esto le provoca orgullo o humildad?

–Humildad, humildad. Humildad ante cualquier obra cuya dirección asuma. Mi mujer puede confirmar que muchas veces no elijo dirigir obras de éxito garantizado, sino otras que el público no va a amar de inmediato. Por eso es tan lindo cuando se logra que un compositor se establezca.

–Tiene cinco hijos de tres matrimonios. ¿Se dedican a la música?

–Sí, y varios con mucho éxito. Además, no olvide a mi mujer, Tomoko, con la que estoy casado desde hace 37 años y que eligió postergar su carrera de cantante.

Este miércoles festeja su cumpleaños 85. ¿Cuál es su mayor deseo?

–Que todas las personas que quiero y viven en torno mío sean felices.