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Escenario para 2013
D

e nuevo, como en 2006, los próximos meses verán dirimirse dos visiones sobre la democracia mexicana. Muy probablemente ganará la que sostiene que las elecciones permitieron establecer un ganador verdadero, aquel que tuvo más votos, sin importar cuántos de ellos resultaron del uso ilegítimo de recursos de procedencia indeterminada y si se rebasaron los topes de campaña. Las fuerzas electorales de izquierdas tendrán, otra vez, la oportunidad de encabezar la oposición a un gobierno que nace severamente cuestionado en su legitimidad. 2013, primer año de ese posible gobierno, será por razones internas previsiblemente difícil.

Lo será más si atendemos las expectativas sobre el comportamiento de la economía global. 2013 podría ser un año como 2009. En los primeros seis meses de 2009 en prácticamente todo el globo hubo recesión y luego paulatinamente la dinámica económica fue recuperándose. Este recorrido fue posible porque hubo un acuerdo generalizado entre los gobernantes de países desarrollados y de las principales economías emergentes sobre la urgencia de detener la recesión con medidas fiscales enérgicas. El año próximo, probablemente tendrá el recorrido inverso al de 2009: primero habrá un semestre de crecimiento muy lento y luego podría entrarse en recesión.

El FMI, en la actualización de julio de sus previsiones para el cierre de este año y para 2013 ha reducido sus números en 0.1 y 0.2 por ciento, respectivamente. Para Estados Unidos su estimación es que este año cerrará con un crecimiento de 2 por ciento y en 2013 será de 2.3. Para la zona euro se espera una recesión de 0.3 este año y un anémico crecimiento en 2013 del 0.7 por ciento. Las economías emergentes y en desarrollo crecerán 5.6 y 5.9 en los años mencionados. En todos los casos el FMI ha reducido sus expectativas una o dos décimas porcentuales. Su planteo es que hay riesgos negativos importantes, siendo el mayor de ellos que acciones políticas demoradas o insuficientes aumenten más la crisis del euro.

Hay previsiones que son mucho más pesimistas. El grupo de investigación económica liderado por N. Roubini, uno de los pocos economistas que previó la crisis actual, sostiene que la economía estadunidense crecerá este año entre uno y 1.5 por ciento. Este desempeño junto con las dificultades globales, señaladamente el empeoramiento de la crisis en la eurozona, el aterrizaje de la economía china y la desaceleración de las otras economías emergentes, crearán lo que este grupo llama la perfecta tormenta. El debilitamiento del crecimiento estadunidense explicado por factores internos se reforzará por unas fuerzas globales que están desacelerando.

Así las cosas la economía mexicana, que ha tenido desde hace muchos años un desempeño económico mediocre y que desaprovechó las oportunidades que se abrieron con la expansión de la economía global de 2003-2007, se enfrentará, como en 2008 y 2009, a fuertes vientos recesivos. El gobierno de Calderón fue incapaz de actuar para compensar la caída de las exportaciones y de los envíos de remesas de nuestros migrantes, lo que llevó a que la economía se contrajera en 2009 6.2 por ciento. ¿Actuará de manera diferente un eventual gobierno priísta en 2013?

Todo indica que no. Peña Nieto ha hecho gala de su convicción ortodoxa en materia económica. Consecuentemente mantendrá como prioridad el control del déficit fiscal y de la inflación. Argumentará que, como lo hizo Calderón, mantener el equilibrio fiscal es fundamental y de mayor importancia que defender a la población que se enfrenta a mayores dificultades. No sólo eso, insistirá en iniciar la apertura de Pemex a la inversión privada que, por supuesto, no se denominará privatización sino modernización.

2013 será un año complicado. La gestión económica del gobierno no diferirá de la realizada por las administraciones panistas. Lo que diferirá, espero, es que habrá una importante resistencia social a las acciones de ese eventual gobierno desde su primer día en Los Pinos. Resistencia que será reforzada en las Cámaras de Diputados y Senadores por los legisladores de izquierdas.