Opinión
Ver día anteriorLunes 23 de julio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

El mito del sueño americano

R

ecientemente apareció un libro sobre la forma en que el mercado de trabajo se ha transformado en los 30 años recientes en Estados Unidos. En La nueva geografía del trabajo (The New Geography of Jobs) el economista Enrico Moretti describe la forma en que el desarrollo de las innovaciones tecnológicas han modificado las condiciones del mercado laboral, las del salario e incluso las culturales, particularmente en el aspecto de la educación. En el estudio se compara el efecto diferenciado que las regiones que circundan ciudades de alto desarrollo tecnológico, como Boston o San Francisco, han tenido de aquellas en las que prevalece una estructura manufacturera tradicional, como Detroit. Este fenómeno pone en evidencia uno de los preceptos del sueño americano: que “los hijos –todos por igual– puedan alcanzar un mejor nivel de bienestar del que sus padres tuvieron”.

El libro, dijo el autor en una entrevista, trata de explicar la complejidad de un sinnúmero de factores que determinan la nueva geografía del mercado laboral. Uno de los ejemplos más claros es la corporación más exitosa de los tiempos recientes en cuestión de innovación y diseño: Apple. En sus instalaciones, en Silicon Valley, en San Francisco, California, da empleo a 13 mil personas. Sin embargo, en China es en parte responsable de la creación de uno de los complejos manufactureros más importantes del mundo donde trabajan más de 400 mil personas. Pocos saben que cuando un iPhone llega a quien lo compró, la única persona que lo ha tocado es quien se lo entrega en su domicilio. Lo más importante, y por lo visto menos aparente, es que el efecto multiplicador de quienes trabajan directamente en Apple es la generación de aproximadamente 70 mil empleos en la región. Aunque no tan bien remunerados como los ingenieros y diseñadores de Apple, reciben un salario comparativamente mayor a quienes viven en regiones en los que existe la manufactura tradicional, y desde luego en China.

Esto último se refleja en diversos factores que determinan el nivel de bienestar en una y otra región, uno de ellos el educativo. En regiones de altos niveles de producción por la innovación tecnológica el nivel educativo es superior, debido no sólo a la demanda de ingenieros y diseñadores, sino de abogados, médicos, contadores y hasta economistas, o de empleos menos calificados, como taxistas y jardineros, que indirectamente se benefician de los altos salarios en esas empresas, Es lo que el autor explica como el ecosistema que rodea a esas corporaciones de punta; en otras palabras, una infraestructura productiva adecuada. El problema es que esas condiciones se perpetúan en una y otra región y hacen aún más profundas las diferencias entre quienes viven y vivirán en ellas. Si usted está pensando en nuestro país, acertó.