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Cerro Trincheras recibe una afluencia de 40 a 50 personas los fines de semana

Buscan incrementar visitas a la primera zona arqueológica abierta al público en Sonora

El sitio es fundamental para entender la vida prehispánica en el desierto del noroeste del país

Investigadores y vecinos se deben involucrar en la preservación de ese patrimonio, afirma experta

Foto
Vasijas de barro halladas en 2007, en el sitio prehispánico Cerro TrincherasFoto Ulises Gutiérrez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de julio de 2012, p. 5

Hermosillo, Son., 24 de julio. Pocos son los que han visitado el primer sitio arqueológico abierto al público el pasado diciembre en Sonora.

Se trata de Cerro Trincheras, sitio esencial para entender la vida de los habitantes prehispánicos en el desierto del noroeste del país.

Después de los turistas regionales, quienes más visitan la zona prehispánica son canadienses y estadunidenses, incluso por encima del turismo nacional, de acuerdo con datos proporcionados por Elisa Villalpando Canchola, arqueóloga encargada de las investigaciones en el sitio.

Sin embargo, las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) esperan que esa situación cambie en breve, ya que Cerro Trincheras es uno de los sitios más importantes en la historia arqueológica del noroeste de México.

Para conocer más acerca de quiénes habitaron la zona antes de la llegada de los españoles, la entrada es libre, anuncia.

Villalpando Canchola, quien ha trabajado por años en ese asentamiento, invita a la población a conocer el lugar que representa un sitio de altísimo interés, ubicado a dos horas y media de Hermosillo, por carretera.

Explorar ese sitio permitirá aproximarse a las culturas que habitaban la región.

Por proteger la riqueza cultural

Para visitar Cerro Trincheras, Elisa Villalpando sugiere hacerlo muy temprano o cuando el Sol empieza a caer, para evitar deshidrataciones o golpes de calor, pues el recorrido dura tres horas.

“Lo más importante para nosotros –prosigue la experta– no es que la gente se dedique a turistear, sino el concepto de protección de esta riqueza y al mismo tiempo la interpretación que los arqueólogos hacemos de la zona; además, tener un centro que ayude a comprender el patrimonio cultural de Sonora.”

Durante la visita, indica, se puede acceder a un centro del visitante, donde se explica no sólo en qué consiste el sitio arqueológico Cerro Trincheras, sino también se detalla cómo se desarrollaron los primeros pobladores de la región, su evolución en los márgenes de los ríos de la zona en la época prehispánica.

Con la apertura oficial, el 15 de diciembre de 2011, se empezó a visitar no sólo la zona arqueológica sino la parte de lo que llamamos el recorrido introductorio: la primera fase del área del espacio museográfico. Ahí se muestran los antecedentes del Cerro Trincheras, lo que hubo desde los primeros pobladores y los vestigios en la región de los grupos Clovis y, mediante lo excavado en La Playa (otro sitio arqueológico en Sonora, aunque cerrado al público), lo relacionado con las primeras actividades de agricultores hasta el surgimiento y desarrollo de Trincheras, asevera.

La zona prehispánica, ubicada en la comunidad del mismo nombre, en el norte de la entidad, cuenta con un museo de sitio en su fase incial y en breve dispondrá de una nueva área, más adelante tendrá un complejo para realizar la investigación arqueológica.

El recorrido introductorio está organizado como una línea del tiempo, con la historia previa del origen de Trincheras y, en otra pared, tenemos la protección del patrimonio cultural, donde se involucra no sólo a los arqueólogos como los responsables de la investigación, sino la participación de la comunidad para proteger el patrimonio; hallamos una carta maravillosa de un presidente municipal de los años 40 del siglo pasado, cuando se construyó el ferrocarril y para nosotros es el héroe, pues impidió la destrucción de terrazas, añade Elisa Villalpando.

Los pobladores, manifiesta, han hecho grandes esfuerzos para conservar ese patrimonio nacional; en el pasado hubo quienes evitaron la destrucción del sitio, cuando se construía la vía del ferrocarril Sonora-Baja California.

La vía pasa entre el pueblo y la zona arqueológica, pero para hacer el terraplén se movieron las rocas de las primeras terrazas; entonces el presidente municipal (Edmundo Sierra Márquez) dio instrucciones y envió a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y al INAH, una carta en la cual manifestaba su preocupación por preservar el sitio, comenta la arqueóloga.

Sendero interpretativo

Llegar a la comunidad de Trincheras es fácil, indica Elisa Villalpando Canchola. Desde Hermosillo o desde las ciudades de Nogales y Agua Prieta.

La zona arqueológica abre de martes a domingo, de 9 a 18 horas. Ahora con el calor, invitamos a que lleguen en las primeras horas, que madruguen si es que viajan desde aquí (Hermosillo), o en la tarde, después de las 16 horas. Sin embargo, los custodios nos dicen que los visitantes llega a todas horas y suben sin que el calor los amedrente, añadie Villalpando Canchola.

Se hizo un sendero interpretativo, abunda, en el cual los arqueólogos subrayan la ocupación prehispánica del cerro.

Para el recorrido hay guías y custodios; también editamos folletos para que los visitantes hagan por su cuenta el recorrido, pues hay cédulas con información de los puntos en los que se hacen paradas; ahí mismo puede leerse y complementarla con el proyecto que les entregamos, agrega.

En el sitio prehispánico se construyeron terrazas con muros de piedra. Sobre ellas los antiguos habitantes tuvieron sus casas y ramadas, y realizaban las actividades cotidianas, además de utilizar áreas especiales, unas para ceremonias público-comunitarias y otras para rituales privados de acceso exclusivo a cierto grupo de la familia gobernante de Cerro Trincheras.

La cultura de la región tuvo intenso intercambio comercial con otras del sur de Estados Unidos y norte de México, como la Paquimé, del vecino estado de Chihuahua.

Actualmente, los fines de semana de 40 a 50 personas visitan el sitio prehispánico que se encuentra en el municipio de Trincheras. Sin embargo, durante la pasada Semana Santa, se tuvo un promedio de 100 a 110 personas por jornada.

Para no perderse

La plaza El Caracol es el elemento más llamativo de Cerro Trincheras, por su emplazamiento en la cima. Es una especie de fuerte en forma de espiral, que semeja un caracol truncado; los muros del edificio se construyeron con piedras medianas de andesita, sin argamasa.

En la cima de los picos, hacia el oeste, los arqueólogos localizaron dos estructuras en forma de V, que apuntan a la salida del Sol en los solsticios de verano e invierno, fenómenos relevantes para las comunidades agrícolas del norte de México.

Por la vega del río, a la vista de un cerro redondo donde hay cien trincheras de pared a pared alrededor en forma de caracol o espiral hasta su cumbre, el cual dicen tiene forma en su cima de una plaza de armas, dijo Juan Mateo Mange, capitán español que pasó por el sitio en 1692.

Un espacio de visita obligada para entender qué es Cerro Trincheras es el Centro del Visitante, a la entrada de la zona arqueológica, el cual se complementa por ahora con un recinto museográfico que permite conocer los antecedentes del surgimiento del centro rector de la Tradición Trincheras en el Prehispánico tardío (años 1300 a 1400 dC.)

Se recomienda a lo visitantes, llevar agua, zapatos cómodos, ropa clara y con qué cubrirse del Sol.