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El nombre viene del libro La condenada partícula, en inglés The goddamn particle, explica

Equivocado, llamar partícula Dios al bosón de Higgs: Gerardo Herrera

Leon Ledderman, el autor, le quitó damn por temor a que la editora no lo permitiera, precisa

Los físicos tratamos de mantener una sana relación con la religión, dice el miembro de la AMC

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Gerardo Herrera llegó al Cinvestav hace 21 años y fue pionero de la física experimental de altas energías en esa instituciónFoto AMC
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de julio de 2012, p. a16

El 4 de julio pasado, de manera formal, el director general de la Organización Europea para la Investigación Nuclear hizo público que habían encontrado una señal del bosón de Higgs, la última de las partículas del llamado Modelo Estándar. Gerardo Herrera Corral, investigador mexicano participante en el proyecto ALICE del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), afirma que llamarlo partícula Dios es equivocado. “El origen del nombre the god particle (partícula Dios) proviene del libro de Leon Ledderman, físico experimental muy reconocido, premio Nobel y gran amigo de México, porque fue impulsor de la física de altas energías en nuestro país”.

Herrera Corral amplía: “Ledderman escribió un libro de divulgación, en los años 90, en el cual dedicó buena parte del mismo a explicar qué es el bosón de Higgs, pues era la única partícula que faltaba en el Modelo Estándar. Cuando terminó el volumen se preguntó qué título darle; como tiene muy buen sentido del humor se le ocurrió ponerle The goddamn particle, algo así como La condenada partícula; es decir, condenada, porque no la encontramos, la buscamos desde hace mucho”.

El científico mexicano precisa: “Pero su editora Dick Teresi no iba a permitir ese título, por lo que suprimió la parte de damn (condenada) y le dejó The god particle. (En inglés goddamn se considera una mala palabra.)

En ese momento Leon Ledderman no le dio importancia, nunca pensó que ese nombre se iba a hacer tan famoso, y ahora lo lamenta, porque los físicos tratamos de mantener una sana relación con la religión; en ese entonces no pensó que se iba a propagar tanto.”

Sobre la participación mexicana en el proyecto internacional, Herrera Corral, investigador del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), señaló que desde 1995 hay un grupo de mexicanos en el experimento ALICE, en el LHC: Ahí comenzamos a participar en la propuesta técnica que se aprobó en 1997; después, entre 2000 y 2001, el grupo mexicano recibió apoyo del Banco Mundial, mediante lo que se llamó Iniciativa Científica del Milenio, y el grupo del Cinvestav fue apoyado.

El LHC es un proyecto que incluye cuatro grandes experimentos. ALICE es un detector grande, un edificio enorme de electrónica y de dispositivos que, en realidad, es un conjunto de 16 sistemas. México diseñó y construyó dos de ellos.

El acelerador como tal es una máquina gigantesca de 27 kilómetros de perímetro por debajo del nivel del suelo, y en cuatro puntos del anillo del acelerador se encuentran los experimentos: ATLAS (Aparato Toroidal LHC), CMS (Solenoide compacto para muones) ALICE (Gran Experimento de Colisionador de Iones) y LHCb (belleza del Gran Colisionador de Hadrones).

Herrera Corral comentó: Se hicieron dos grupos que trabajaron en ALICE. Uno, en el que participaba las universidades de Sinaloa y de Puebla, el Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Departamento de Física del Cinvestav. Luego se formó otro grupo, integrado por el Cinvestav y la UNAM. Éste diseñó y construyó el detector B0.

Por primera vez un grupo de mexicanos diseña y construye para un experimento de altas energías, a decir del científico mexicano: “Nunca en México se habían diseñado y construido detectores. Lo hicimos con mucho éxito, porque el detector B0 es una pieza fundamental del proyecto, es algo que nosotros llamamos el Sistema de Disparo (trigger o gatillo), lo cual es muy importante en un experimento, porque es el detector que toma la decisión sobre si los eventos que acaban de ocurrir se registran o no”, subrayó el investigador.

Añadió: “Ocurren 600 millones de colisiones por segundo; entonces no se puede registrar todo, se tiene que decidir qué es lo que se va a registrar, y eso lo hace el detector mexicano. Esta decisión es muy importante, pues si se decide mal, se obtiene una muestra que al final estará sesgada y los datos se pueden tirar a la basura. Tiene que haber un Sistema de Trigger que sea imparcial. Eso lo hace el detector B0 que se hizo en México”.

En los dos grupos mencionados participan alrededor de 40 personas. Somos 20 investigadores de todas estas instituciones y aproximadamente 20 estudiantes, técnicos e ingenieros mexicanos quienes participamos en el experimento Alice, precisó Herrera Corral.

Recientemente se unió otro grupo, formado por especialistas de diferentes instituciones, al proyecto CMS. Ahí también hay gente de las universidades de Puebla, Iberoamericana, de San Luis Potosí y del Cinvestav. Este grupo participará en la actualización que se dará en 2022; todos los experimentos van a actualizarse y ellos están viendo la posibilidad de poder participar. Por ahora se han incorporado como grupo invitado. Entonces, serían tres grandes grupos mexicanos los que trabajarían en el LHC.

El doctor Herrera mencionó que la relevancia de LHC radica en que es el proyecto más grande de la actualidad en ciencia. Se trata probablemente del proyecto más ambicioso en la historia de la humanidad, sin fines de lucro ni militares, de largo aliento y participación internacional.