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El proyecto dignifica ese universo creativo, subrayó el investigador Emilio Lome

Taller Leñateros busca impulsar la literatura infantil indígena

Nos acerca al mundo del trabajo colectivo, con el que se elimina un poco el ego del humano, dijo Selva Hernández

Ámbar Past presentó Alquimia, manual para hacer arte con lo que hay a la mano

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En la imagen, Selva Hernández muestra Alquimia, el libro más reciente; a su lado, Ámbar PastFoto Roberto García
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de agosto de 2012, p. a10

A pesar de que 10.5 por ciento de la población de México es indígena y de que la mayoría de los mexicanos tiene raíces biológicas o culturales indígenas, menos de 3 por ciento de los libros infantiles del país tratan temas relacionados con las poblaciones originarias.

Ante ello, la poeta y editora Ámbar Past anunció que el Taller Leñateros se propone escribir, diseñar e imprimir cuatro libros infantiles con temas indígenas, además de abrir la convocatoria de un concurso de cuentos infantiles bilingües, destinada a escritores indígenas mexicanos.

Aparte, recordó que se tienen tres libros más en lista de espera, uno de ellos, un antiguo cuento maya, cuyas raíces aparecen en el Popol Vuh, sobre el Sol cuando era niño. Otro libro más es sobre el calendario maya y pretende hacerse en por lo menos cuatro idiomas. Y un recetario tzotzil, que incluiría fotografías impresas de manera artesanal.

La directora del Taller Leñateros, con sede en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, habló durante la presentación de Alquimia, manual que ayuda a hacer arte con lo que se tiene a la mano, desde hojas y flores hasta pedacería de cedés y devedés, como la portada de este libro, con una edición limitada como libro arte-objeto y otra popular a menor costo. (La Jornada 8/VIII/2012)

Past, quien presentó el libro este sábado en el Museo de Arte Moderno –junto con el investigador del arte y la cultura para niños Emilio Lome y la editora independiente Selva Hernández–, también anunció que buscan una nueva directora para el Taller Leñateros. Todavía no sabemos quién será; también estamos abriendo una convocatoria para una nueva directora.

Agregó que el libro se llama así porque la alquimia es una forma de convertir la paja en oro, la basura en arte y en libros; es una forma de convertir lo que algunas personas piensan que no sirve en algo que algunas otras personas piensan que sirve.

A la hora de las preguntas una niña del público le planteó qué fue lo que más le inspiró para hacer el libro. Past respondió: Lo divertido que ha sido llevar a cabo estas actividades entre niños y el deseo de compartir ese sentido lúdico con más personas.

Emilio Lome destacó la dicotomía en Alquimia entre lo moderno y lo primigenio; agregó que en él se reconcilian muchas cosas, como el juego y un producto creativo.

Reconoció la fuerte presencia del mundo y las mujeres mayas, y dijo que el Taller Leñateros dignifica, empodera, propone y focaliza ese mundo creativo maya, el cual tiene mucho que aportar. Estos libros, que son muy modernos, al final también son muy primigenios, con técnicas ancestrales.

Lome contó que le ha expresado a Ámbar la sospecha de que su creatividad viene de la tierra. Todo el tiempo estás conectada a los árboles, las piedras, las flores, las plantas, los chayotes, las alas de las mariposas. Tienes una manera femenina de interconectarte con la sabiduría de la vida y de la tierra.

–¿Qué eres, Ámbar, poeta, editora? –le preguntó en otra ocasión, en un avión.

–Soy alquimista –contestó, se volteó y se durmió.

“Y eso es cierto. La alquimia de Ámbar tiene mucho que ver con el mundo indígena. En Guatemala, cuando se genera una actividad o una experiencia estética, le llaman el encanto. Y ese encanto es precisamente lo que pasa con libros como Conjuros y ebriedades, Bolom Chon y Alquimia, todos del Taller Leñateros.”

Como Alquimia es un libro orientado para arteducadores y niños, Lome consideró que la alquimia empieza en cambiar nuestra mirada. La mayor dificultad de aprender, es aprender a ver. Cuando cambiamos nuestra mirada, cambia el mundo. Hay que pasar de los estereotipos a los arquetipos, a la conexión real con la belleza.

El encanto que plantea tanto el mundo indígena como Alquimia, completó, es un aprendizaje que va de lo primigenio a lo moderno y que en México aporta a la construcción de una ciudadanía imaginante, creativa, compasiva desde la primera infancia.

Desde niños, dijo, se debe saber que la imaginación transforma y crea realidades, que es una herramienta revolucionaria y que el mundo indígena tiene mucho que ofrecer en ese sentido.

Al final, Lome tocó un tambor y contó un relato que tiene que ver con la mencionada alquimia y que dedicó a los abuelos y abuelas mayas, quienes pusieron sus manos, sus intenciones y sus corazones para que esta belleza salga, y que es una belleza desde el corazón de la tierra.

Planteó que con el cambio de era, previsto astronómicamente por los mayas, vamos a dejar de ser depredadores para convertirnos en jardineros de la casa común que es la Tierra. Y lo que unos siguen viendo como basura lo vamos a empezar a ver como la posibilidad de renacer. Porque tal vez, como los niños nos lo enseñan, cuando abrimos los ojos al asombro todos y todas somos alquimistas.

Chanclografía, chilegrafía...

La editora Selva Hernández hizo una reflexión acerca de la tecnología y la artesanía, y de cómo ésta fue en algún momento la tecnología más avanzada.

Cuestionó que se impriman muchos libros, si no todos valen la pena, sobre todo en tiempos de Internet, cuando sería suficiente con abrir una página web.

Alquimia, agregó Hernández, sí vale la pena tenerlo en papel, precisamente porque habla de las técnicas de estampación, tanto tradicionales como inventadas por el Taller de Leñateros.

También habló de la reproducción de las imágenes y de cómo el hombre siempre ha buscado mejorar cada vez más su calidad. “En Alquimia podemos ver técnicas como la chanclografía, la elotegrafía, la chilegrafía, la cebollagrafía, cómo cualquier cosa es susceptible de ser impresa o estampada.

“Todo el trabajo de Leñateros nos acerca más al mundo primero, al del trabajo colectivo, con el que se elimina un poco el ego del ser humano, como el de un taller gremial en la Edad Media. Lo que más me gustó del libro es el diseño de Adriana García Noriega, que tiene una edición de imágenes de fotografías del taller muy bonita y colorida. La impresión está hecha en un offset artesanal.”