Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 12 de agosto de 2012 Num: 910

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Dos poetas

En recuerdo de
Severino Salazar

José María Espinasa

Hardy, el burlón
Ricardo Guzmán Wolffer

La realidad y la momificación de la poesía
Fabrizio Andreella

Lectura vs televisión
Ricardo Venegas entrevista con Rius

1907: la primera
primavera mexicana

Marcos Daniel Aguilar

El cielo de Paul Bowles
Raúl Olvera Mijares

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Luis Tovar
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Guanajuato XV (III Y ÚLTIMA)

He aquí otro puñado de apuntes sobre los cortometrajes que formaron parte de la programación de la decimoquinta edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, GIFF:

De Turquía, escrito y dirigido por Olgu Baran Kubilay, los 13:30 minutos de Otobüs (El autobús, 2011) son un reflejo preciso, intenso y descarnado de una cotidianidad a la que sólo cabe calificar de terrible: a un autobús de pasajeros atestado sube un muchacho en silla de ruedas, sólo para descubrir que junto a él otro joven lleva consigo una bomba; el resto de pasajeros se da cuenta, huyen despavoridos y en el vehículo quedan solamente el parapléjico y el terrorista. La solución dramática de este relámpago de historia es una mezcla extrañísima de frustración, humanismo y fatalidad.

Equipaje (Bosnia Herzegovina, 2011), con guión y dirección del bien conocido y premiado documentalista Danis Tanovic, fue merecidamente el ganador del primer premio en el Festival. En poco menos de media hora y valiéndose de un personaje que se diría alter ego del propio Tanovic, Equipaje narra el viaje físico y emocional que una generación entera se ha visto obligado a llevar a cabo con el propósito de ajustar cuentas con su pasado reciente y, vale decir, también con el significado global de ese lapso atroz de la historia de su país y su sociedad, tiempo marcado por la guerra fratricida, precisamente del cual esa generación procede. Enfrentarse a los restos de esa historia, por vía de los huesos de los progenitores de uno, es aquí realidad literal y al mismo tiempo metáfora de la innoble capacidad humana de vivir siempre intentando aniquilarse a sí misma.


Trotteur

Aunque en muy diferente clave anímica, Fragmentos de un viaje inmóvil (Francia, 2011), de Lionel Mougin, también juega con el tiempo y todo lo que éste puede tener de sorpresivo para quien indaga en sus entrañas. Matemático antes que realizador, Mougin ofrece una espiral cuyas volutas llegan y no llegan al mismo punto del espaciotiempo: involuntariamente, una pareja en un auto en un bosque abandona el presente para visitar, fugaz y sorprendida, algún punto de su propio pasado, y volver segundos después a un presente que ya no lo parece o que, bien mirado, da lo mismo si se le llama así o de otro modo, por ejemplo futuro...

El estadunidense Ryan Prows escribe y dirige Narcocorrido (EU, 2011), literal puesta en escena de la letra de una canción de este género musical bastante estigmatizado. La historia que se cuenta es la de una mujer policía que, por primera o milésima vez –nunca se sabrá–, recurre a la ingesta de algún estupefaciente y, bajo los efectos de éste, pretende realizar un trabajo que, según el lema de su corporación, consiste en “servir y proteger”, actividades que desde luego no realiza cuando detiene, sobaja y acaba matando a un número no determinado de personas que viajaban en un pequeño camión de carga, así como a otro policía que no alcanza a detener la barbarie e incluso es una víctima adicional de la paranoia con pistola de la oficial drogadicta.

De Canadá se presentó una delicada y breve pieza titulada Trotteur (2011, 8:36). Trotador, tradujeron, aunque más correcto sería “corredor”, por lo que se disfruta en esta obra de Arnaud Brisebois: un hombre joven corre, al máximo de sus fuerzas, contra una locomotora, en medio de un paisaje totalmente nevado. La imagen del coloso de metal que piafa y desplaza su mole partiendo en dos la blancura absoluta, mientras una espigadísima figura humana va a la par, le sirven a Brisebois como elegantísima metáfora para hablar de la capacidad humana de vencer lo aparentemente invencible, aun, o sobre todo, si aquello contra lo que se está luchando es también obra del ser humano.

De Inglaterra, hoy tan de moda por los Juegos Olímpicos, se incluyó un cortometraje aún más breve que el arriba citado –apenas siete minutos–, con un título que explica claramente lo que ha de verse:  God View o “vista de dios” para mirar, siempre desde una perspectiva cenital, los desplazamientos de un tal Philip, vecino del barrio duro de Hackney, en Londres. Billy Lumby, director, guionista y editor, apela a la máxima economía de recursos narrativos para contar cómo Philip, enfermo de nostalgia, de soledad, de angustia o de todo ello junto, invierte en términos absolutos el significado del amor filial y convierte el cumpleaños de su pequeña hija, con la que no vive y cuya madre no quiere a Philip cerca, en el escenario de un asesinato múltiple.

Como desear no cuesta, cabe desear que alguna vez, en algún lugar que no sea el GIFF, puedan verse películas como las aquí referidas.